La foto de la Sierra de Irta es la fuente de inspiración elegida por el proyecto Ágora Digital para aflorar la creatividad de la comunidad científica de la Universitat Jaume I durante estas vacaciones estivales. Esta fotografía veraniega de Irta me inspira calma y paz. Mi imaginación rápidamente me traslada a ese entorno único donde, después de haber caminado por una de las muchas rutas de montaña que ofrece este parque natural, escucho relajada el sonido del mar bajo una luz proveniente del sol que me da la vida.
Ese sol que ayer, 21 de agosto de 2017, fue el principal protagonista para astrónomos, fotógrafos y curiosos al desaparecer detrás de la luna. Y es que, viendo la belleza de las imágenes que nos ha dejado el eclipse solar, no es de extrañar que las civilizaciones antiguas rindieran culto a este todopoderoso astro. Y es que, ¿qué sería de nosotros sin la iluminación divina que nos ofrece el sol?
El sol nos irradia energía positiva cada mañana al levantarse por el horizonte, aunque un exceso de exposición solar puede tener efectos nocivos en nuestra salud. La clave es la dosis. Así pues, se trata de equilibrar la balanza entre la necesidad de absorber radiación solar para poder sintetizar Vitamina D (evitando así problemas de raquitismo) y la fotoprotección para evitar la degradación de folatos y otros micronutrientes esenciales así como evitar quemaduras solares que dañen nuestra piel. De hecho, nuestra piel se protege de forma natural del sol mediante la síntesis de melanina (pigmento responsable del color de la piel y el cabello), encargada de absorber los rayos ultravioleta que penetran las capas más superficiales de la piel. Sin embargo, esta protección es más o menos eficaz dependiendo del nuestras características pigmentarias. Así pues, las personas con la piel clara, pelo rubio o rojo, ojos azules o verdes y pecas que no se broncean y normalmente sufren quemaduras solares, estarán peor protegidas contra los efectos dañinos de la luz solar. De todas formas, tengas el tipo de piel que tengas, la crema solar es vital para evitar daños que puedan derivar en problemas cutáneos graves.
Así pues, mientras el sol nos ofrezca sus luces y sombras, seguiré disfrutando de Irta bajo la sombrilla, con gafas de sol y embadurnada de crema solar.