Adela Cortina: “Las empresas que no intentan ser ciudadanas y éticas, son malas empresas”

Carmen Martí, 28/04/10
La gestión de la diversidad en la empresa ha sido llevada a debate en las jornadas organizadas en Valencia por la Fundación ÉTNOR y la Fundación CeiMigra, como una de las claves de la empresa responsable. Estas jornadas, que han unido a empresarios, administraciones públicas, sindicatos, y organizaciones cívicas, pretenden reflexionar conjuntamente sobre la necesidad de gestionar la diversidad desde nuestras empresas, como uno de los espacios determinantes en la sociedad.

Vivimos en una sociedad diversa y, aunque no es un hecho nuevo, el fenómeno de la globalización ha acrecentado la diversidad cultural. Pero además, la diversidad de género, de sexo, edad, condición política, etc. es una realidad que afecta, como no podría ser de otra manera, al entorno laboral. Ante esta situación existen varias opciones; entre ellas, mirar hacia otro lado, o gestionarla de una manera activa.

Para Cortina, no es sólo una cuestión de “justicia”, respetar las diferencias de las personas desde una igual dignidad de todos los seres humanos, sino que es “inteligente”, en un momento de crisis como el actual,“ aprovechar al máximo todas las potencialidades de las diferentes culturas”. “No es época de despilfarro de energías, sino de aprovechar todo el bagaje cultural posible que se ha ido generando históricamente para hacer frente auna realidad cada vez más compleja”.

Para la Catedrática, la cultura es la manera en la que las personas intentamos dar respuesta a los problemas de nuestro entorno, y en un una sociedad compleja como la nuestra, y con un entorno cada vez más cambiante e inestable, “las empresas inteligentes serán las que apuesten por aprovechar al máximo las potencialidades de sus plantillas diversas”.En este sentido, la cadena hotelera NH ha aportado su experiencia prácticaen esta área. Para Francisco Catalá, Director Internacional de RR.HH. de la cadena, “equipos multiculturales diversos atienden mejor a clientes diversos”.

Pero además, para NH gestionar la diversidad redunda sin lugar a dudas en una mejora del clima laboral. Entre las acciones que la cadena hotelera ha llevado adelante se encuentran desde menús especiales para celiacos o para musulmanes en época del ramadán, hasta acuerdos para la obtención de mejores comisiones bancarias en el envío de dinero a sus países de origen.

En la jornada ha participado también el Charter de la Diversidad, implantado en España el año pasado. Esta iniciativa, derivada de las directrices europeas de antidiscriminación, tiene por objetivo sensibilizar en materia de igualdad de oportunidades y conciliación, y avanzar en la construcción de una plantilla diversa. Para ello, las empresas firman, de manera voluntaria, una carta de principios con los que se comprometen. Según Gemma Martín, Coordinadora General del Charter, “en sólo un año de existencia en España, ya se han sumado 260 organizaciones, y este es sólo el primer paso.”

IV Jornadas Autonómicas de Bioética de la Comunidad Valenciana y VIII Jornadas de Comités de Bioética Asistencial de la Comunidad Valenciana

Dilnéia Couto, 22/04/10
El próximo día 7 de mayo se realiza en el Salón de Actos del Hospital General de Castellón la IV Jornada Autonómica de Bioética de la Comunidad Valenciana y la VIII Jornada de Comités de Bioética Asistencial de la Comunidad Valenciana. La edición de este año bajo en tema: “Ética Cívica y Bioética: un enfoque multidisciplinar”.
El evento contará con la participación de diversos especialistas en la materia, que tratarán de presentar sus diferentes perspectivas sobre el tema de la ética cívica y la bioética. Todo ello, entendiendo la necesidad creciente de construir una propuesta de bioética asistencial que sea capaz de construirse bajo las exigencias del mundo plural en que vivimos.
La organización del evento está a cargo del Comité de Bioética Asistencial del Hospital General de Castellón, la Universitat Jaume I y la Fundación ÉTNOR (para la ética de los negocios y las organizaciones).
Más información e inscripciones en:

La Era de los Intangibles

Dilnéia Couto, 15/04/10
Actualmente el debate sobre el ‘valor real’ de las empresas ha perdido su carácter puramente tangible dando espacio prioritariamente a sus características intangibles. Esto surge con el redimensionamiento de la función social que cumplen las empresas en función de las problemáticas ecológicas, sociales y económicas que vemos aumentar con el descarrilar del tren del “desarrollo económico insostenible”. Todo ello, abre espacio a demandas sociales que exigen ir más allá de ofrecer una buena relación calidad-precio.
Con este horizonte, esta nueva era empieza con una preocupación objetiva, a saber: desarrollar la gestión ética o responsable de las empresas. Es decir, establecer instrumentos de gestión que sean capaces de, primero, definir aquello que la empresa se compromete en hacer y, segundo, rendir cuentas periódicamente de cómo está respondiendo a los objetivos y compromisos asumidos frente a sus grupos de interés. Con la finalidad de gestionar su bien más preciado, sus valores o recursos morales.
En este sentido, los recursos morales, adoptando la definición de García-Marzá, deben ser entendidos aquí como intangibles y, además, como capital social y bien público. Es decir, son recursos que no pueden visualizarse, pero están dentro de las empresas y deben fomentarse a partir de una determinada cultura empresarial. Por ello, no deben ser entendidos como bienes privados o de uso administrativo. Siguiendo esta idea cada institución tendrá unos valores más importantes que otros en función del tipo de actividad que desarrolla: las instituciones sanitarias tienen como valores prioritarios aquellos relacionados al bien interno de la actividad, que es la salud; las instituciones educativas, valores relacionados con la consecución del sentido de formación que tienen estas instituciones; las empresas informativas, buscarán valores que se acerquen a la función misma de informar que se les ha otorgado, entre otras.
Por esto, parece incoherente hablar de la gestión de intangibles y tratarlos como valores añadidos. Es decir, se debería entender ésta como la tarea de hacer más eficaz y eficiente la gestión de la comunicación interna de las empresas a través de la simetría y la transparencia y no como un “encaje” de valores que sirven solamente para reflejar una imagen errónea de la organización.
Esto nos lleva una vez más al viejo debate sobre la ética y la cosmética. Es decir, ¿cómo podemos saber si realmente aquello que las empresas están haciendo es responsabilidad social o simplemente marketing de imagen? Estamos entrando en este nuevo terreno de la responsabilidad social y todavía a los ciudadanos nos quedan muchas dudas sobre si estamos ante compromisos éticos o simplemente de intereses cosméticos.
Teniendo en cuenta ésta problemática, el actual reto en la gestión de intangibles en las organizaciones ésta en aplicar métodos de gestión de la comunicación corporativa que adopten estrategias responsables y que, más allá de añadir valores como adornos a las empresa, se deben definir formas de gestión que sean capaces de generar competitividad e innovación con aquello que ellas ya poseen de por si mismas, sus valores o recursos morales, pero que muchas veces no son capaces de gestionarlos para ganar un mejor posicionamiento en el mercado. En pocas palabras, tratar de encontrar sistemas de gestión de las empresas que se construyan sobre bases éticas y que permitan a la empresa responder a las expectativas e intereses sociales, generando y desarrollando con ello intangibles como la confianza o la reputación.
En suma, estamos frente a un nuevo reto en la gestión de las organizaciones: el de redimensionar la noción de estrategia empresarial. Es decir, redefinir aquello que hemos entendido hasta ahora como estrategia rentable para, con esto, ser capaces de diseñar nuevos modelos de gestión tanto interna como externa. Todo ello con el objetivo de embarcarse en esta nueva era de la gestión de la estrategia responsable para las organizaciones, la cual nos viene demostrando que “hacer las cosas bien” puede ser mucho más rentable, competitivo e innovador.