Call for communication «Neuroética y neuropolítica: una reflexión desde la teoría de la democracia»

Call for communication
XIX Semana de Ética y Filosofía política: nuevas narrativas éticas y políticas
Simposio “Neuroética y neuropolítica: una reflexión desde la teoría de la democracia
Coordinadores: Domingo García Marzá y Patrici Calvo (Universitat Jaume I)
Llamada a comunicaciones: Llamada a comunicaciones para el simposio “Neuroética y neuropolítica: una reflexión desde la teoría de la democracia” que tendrá lugar durante el Congreso Internacional de la Asociación Española de Ética y Filosofía política durante el 3, 4 y 5 de octubre de 2018 en la Universidade da Coruña, Campus Industrial de Ferrol (Ferrol – España). Los/as interesados/as tienen que rellenar la ficha que se adjunta a continuación, con un breve resumen de la comunicación (entre 300 y 800 palabras), y enviarla a calvop@uji.esantes del 23 de marzo.
Objetivo:El simposio “Neuroética y neuropolítica: una reflexión desde la teoría de la democracia” centrará su atención en la relación existente entre los últimos avances de la neuroética y la neuropolítica y el desarrollo de una teoría de la democracia que tiene en la participación de la sociedad civil, la deliberación racional y en la búsqueda de acuerdos su eje central.
Resumen: Una de las principales consecuencias de los distintos procesos de globalización (económico, financiero, comunicativo, etcétera) ha sido la emergencia del protagonismo de la sociedad civil y, con él, de las diferentes instituciones y organizaciones públicas y privadas que la configuran y le dan sentido (Beck, 2004; Crouch, 2004, Kaldor, 2005).
Como están demostrando diferentes estudios, aunque la política se preocupa y ocupa de gestionar el poder, hay que tener en cuenta que gran parte de éste se genera y desarrolla en la sociedad civil. Es en este ámbito donde acontece la legitimidad de los modelos democráticos, permitiendo recursos tan importantes para el correcto funcionamiento de las Instituciones y organizaciones políticas y para el desarrollo de las sociedades como la confianza, la reputación o la reciprocidad, recursos que tienen una base racional vinculada con aspectos técnico-estratégicos, pero también morales (García-Marzá, 2004). De ahí que una buena parte de las teorías sobre el cambio social (Donati, 2013), la gobernanza (González-Esteban, 2014; Ostrom, 1990) y el diseño institucional y organizacional (García-Marzá, 2004; Ostrom, 2012) de las últimas décadas hayan visto en la promoción y potenciación de una sociedad civil fuerte, activa y comprometida la clave para generar procesos participativos capaces de favorecer un orden social más justo e igualitario, unas instituciones más legítimas, unas organizaciones políticas más enriquecedoras tanto para sí como para la sociedad.
Este hecho ha generado un fuerte debate sobre la conceptualización y delimitación de la sociedad civil; es decir, su sentido y alcance. De su clarificación dependen cuestiones tan importantes como la posibilidad de dar razón de este protagonismo, de conocer las instituciones y organizaciones que la configuran, de dilucidar aquellos mecanismos de coordinación de la acción propios que lo permitan, y de dilucidar los principios y valores que orientan su actividad y permiten su desarrollo (García-Marzá, 2004). Pero también sobre el problema que suscita la emergente desafección de la sociedad civil, puesto que socaba los procesos participación que están en la base de la legitimidad y credibilidad de las instituciones y organizaciones y, por tanto, dificultan los procesos de innovación social que permiten su desarrollo (Feenstra, 2015). De ahí que encontrar respuestas y soluciones plausibles a este incipiente reto, se muestre como condición de posibilidad de la perdurabilidad de nuestras instituciones y organizaciones políticas, en tanto y cuanto está en juego su credibilidad y legitimidad y, por consiguiente, la posibilidad de gestionar el poder.
En este sentido, algunos enfoques de democracia, como la propuesta deliberativa (Habermas, 1998; Gutmann and Thompson, 1996; Nino, 1997; Bohman and Rehg, 1999; Elster, 2000; etcétera), entienden que el diálogo y la búsqueda de acuerdos constituye la base de la democracia. Por ello, consideran que es necesario ampliar la base de la participación democrática para incluir además a la sociedad civil. Esta democracia de doble vía (Estado y sociedad civil) puede ser una solución plausible a la desafección ciudadana que afecta actualmente a las sociedades democráticas. Sin embargo, no han profundizado suficientemente el valor de la sociedad civil, los recursos o capacidades morales que encierran las instituciones y organizaciones que la componen (Dryzek, 2002; Offe, 2004), y el papel que puede jugar la ética en la resolución de los problemas prácticos que afectan a las democracias de doble vía.
Actualmente, los últimos avances neurocientíficos están aportando información relevante sobre tales cuestiones, especialmente los estudios provenientes de la neuroética y la neuropolítica. Entre otras cosas, estas disciplinas están mostrando la necesidad de introducir la dimensión afectiva en el enfoque de política deliberativa. Entre otras cosas, como forma de paliar su exceso de racionalismo de las diferentes propuestas y concepciones deliberativas y participativas de la democracia. Pero también como punto de referencia para la comprensión de las motivaciones que subyacen a la participación comprometida de la sociedad civil; afectos cuya gestión y potenciación permiten minimizar la desafección y potenciar su contribución en los distintos procesos democráticos.
Por todo ello, este simposio busca reflexionar sobre los últimos avances de las neurociencias para desarrollar desde ahí un nuevo modelo de democracia, donde la educación y la participación tengan un lugar central.


Propuesta de comunicación
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Título de la comunicación:
Resumen de la comunicación (entre 300 y 800 palabras):
Enviar la propuesta a: calvop@uji.es
Fecha límite de envío: 22 de marzo de 2018



     Más información sobre la AEEFP: https://aeefp.site123.me

Más información sobre el congreso de la AEEFP: http://aeefp2018.sieu.es

 

Ética de las cosas (EoT) ante el desafío de la Industria 4.0

Patrici Calvo, Universitat Jaume I,

La consolidación de la responsabilidad social, actualmente una realidad en el mundo empresarial, no ha sido un camino fácil. Desde que Howard R. Bowen propuso el concepto en 1953, la responsabilidad social ha tenido que enfrentarse al escepticismo de muchos empresarios, a la oposición de influyentes premios nobel de economía, a las políticas y políticos neoliberales, a los discursos apologéticos de iluminados, profetas y gurús empresariales que pronostican su muerte mensualmente, a la indiferencia de poderosos medios de comunicación, y a la mayor crisis económica que ha conocido la humanidad. A pesar de todo ello, es posible que la responsabilidad social se halle actualmente frente a su mayor y más complicado desafío: la Industria 4.0.
Lo que ha venido a llamarse Industria 4.0 en Europa y Smart Industry en EE.UU. está cambiando la forma de hacer las cosas, y, a pesar de sus enormes potencialidades, no siempre para mejor. Se trata de la tendencia a la automatización casi total de los procesos industriales productivos, decisorios, comunicativos y relacionalespara optimizar la empresa y mejorar la competitividad del sector. Para ello, la Industria 4.0 se apoya en diversas y versátiles herramientas y tecnologías de aplicación (KETs), como el Internet de las Cosas (IoT) para la conectividad; la Inteligencia artificial(AI) para la gobernabilidad y la productividad; los Macrodatos (Big Data) para la recopilación de datos cualitativos y cuantitativos; y la Analítica de Macrodatos (Big Data Analytics) para el procesamiento, sistematización y transformación de los datos en información y la información en conocimiento aplicable.
Por un lado, la Inteligencia artificial ofrece la posibilidad de gobernar los procesos productivos, decisorios, comunicativos y relacionales a través de algoritmos que toman decisiones racionales basadas en la información disponible. Por otro lado, los Macrodatos y la Analítica de Macrodatos permiten nutrir los algoritmos de la información objetiva y relevante necesaria para poder tomar decisiones racionales y efectivas que optimicen los procesos industriales. Y finalmente, el Internet de las Cosas proporciona las bases para la recreación de un ecosistema ciberfísico dinámico y extensible que, conformado por softwares, máquinas, dispositivos y sensores virtualmente interconectados, tiene la capacidad de ejecutar acciones particulares o colectivas gracias a los algoritmos.
Actualmente, la posición dominante que ostentan dentro del mercado algunas empresas vinculadas con la Industria 4.0, ha extendido la idea de que detrás del éxito empresarial se encuentran los algoritmos, no las personas. De tal modo que ha aumentado la presión de accionistas e inversores sobre la necesidad de algoritmizar la empresa; es decir, para que los algoritmos acaparen el protagonismo tanto en el gobierno como en los distintos procesos productivos, comunicativos y decisorios de ésta. Sin embargo, loscontinuos casos de mala praxis relacionados con la recopilación y uso indebido de los datos, el relativismo conductual de los algoritmos, las tácticas de fragmentación, disgregación y disolución de la responsabilidad de la empresa por sus acciones y decisiones, y, especialmente, la obsolescencia humana que subyace al absolutismo tecnológico y la dictadura algorítmica —como predijo Günther Anders en 1956— está generando un intenso debate sobre los conflictos, límites y las consecuencias de la Industria 4.0.
Por un lado, preocupa la posible intromisión de la empresa en el ámbito privado de los usuarios del ecosistema. Los dispositivos relacionados con el ecosistema ciberfísico, con o sin permiso de los usuarios, generan y se nutren de datos internos y externos procedentes de móviles, ordenadores personales, televisores, máquinas de limpieza, automóviles, tarjetas, redes sociales, nubes, webs, relojes inteligentes, tabletas, cafeteras, chip de NFC injertados bajo la piel, etcétera. Es decir, información proveniente de cualquier cosa que esté conectada a la red y sea utilizada por los presentes o futuros empleados. Entre otras cosas, sus hobbies, sus tendencias, sus proyectos de vida buena, sus hábitos y pautas de comportamiento, su afectividad hacia la empresa, su capacidad crítica, etcétera. Todas estas cuestiones difuminan los límites entre lo público y lo privado y atentan sobre el derecho a la intimidad de las personas.
Por otro lado, inquieta y mucho el sesgo sexista, homófobo, xenófobo o aporófobo que aplican los algoritmos utilizados por la empresa en los procesos de toma de decisiones. Como se ha comprobado, muchos de estos algoritmos reproducen los prejuicios generalizados que perviven en la sociedad. A la hora de tomar decisiones vinculadas con la asignación de tareas o la promoción, selección y despido de personal, para éstos prevalece el hombre sobre la mujer, el caucásico sobre el afroamericano, el nativo sobre el extranjero o el rico sobre el pobre. De este modo, los algoritmos se han convertido en un obstáculo para la erradicación de pautas y comportamientos discriminatorios, excluyentes e indecorosos dentro de la empresa que atentan contra la dignidad, igualdad y libertad de las personas.
También preocupa la reestructuración y el reajuste de plantillas. Muchos Departamentos empresariales, especialmente los de Logística y Recursos Humanos, están siendo sustituidos por algoritmos. Este hecho está generando numerosos conflictos. Por ejemplo, aquellos vinculados con el despido masivo de profesionales cualificados; el intrusismo y la usurpación de tareas de actividades profesionales que, en algunos casos, están colegiadas; con la desprotección de los afectados; con la falta de interlocutores válidos; o con las recolocaciones, que pueden suponer una reducción de la cualificación del profesional. Son los efectos más visibles del fenómeno de la obsolescencia humana. 
Finalmente, intranquiliza la despersonalización de la responsabilidad. Ahora son los algoritmos, no las personas, quienes deben asumir la responsabilidad por las consecuencias de sus decisiones. Con ello se está estableciendo un peligroso mecanismo de fragmentación y/o disolución de la responsabilidad legal, social y medioambiental que permite a las empresas irresponsables sortear las exigencias legítimas de sus stakeholders.
En definitiva, como dijo Mario Benedetti, “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas”. Y eso es precisamente lo que le está sucediendo a la responsabilidad social. Hoy existen nuevas preguntas. Preguntas relacionadas con la Industria Inteligenteque demandan respuestas a la altura de aquello que el momento histórico exige. De ello depende que la responsabilidad social siga siendo una opción inteligente para el mundo empresarial.

Pero la responsabilidad social no puede andar sola este camino Debe apoyarse en una ética de las cosas. Un nuevo campo de investigación cuya principal tarea consiste en dilucidar los presupuestos normativos de la Industria Inteligente y criticar desde la argumentación y el diálogo tanto el diseño como el conocimiento y comportamiento de las plataformas, ecosistemas ciberfísicos, máquinas inteligentes, algoritmos o dispositivos que recaban información y se nutren de datos masivos e información relevante para tomar decisiones que nos afectan y competen. Una ética que exige responsabilidad, trasparencia y monitorización para evitar los efectos negativos de la Industria 4.0. Porque, entre otras cosas, los algoritmos son un arma de doble filo que, sin control o escrutinio público, pueden producir situaciones injustas, nada responsables y muy poco beneficiosas para las partes en relación.


Fuente: Corresponsables