La RSE en la tienda de la esquina

El pequeño comercio hace responsabilidad social empresarial sin saberlo. Le hace falta la utilización del nombre ´comercio ciudadano´ como rasgo básico de la identidad, un plan de formación que incluya la RSE, y avanzar en la visibilidad de las buenas prácticas.
A pesar del entorno económico complejo en el que nos encontramos hoy en día, y de que algunos hayan presagiado la desaparición de los temas relacionados con la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), siguen presentándose propuestas que defienden que estos temas pueden ser de gran ayuda para salir reforzados de la situación actual. Siempre y cuando se entienda que la RSE es una parte de la ética de la organización, es decir, de su manera o forma de ser y no un simple recurso estratégico.
Con esta filosofía, la Fundación Étnor ha realizado una investigación que lleva por título «Una aproximación ética al comercio valenciano«. Dicho trabajo ha sido financiado por la Conselleria de Industria, Comercio e Innovación y ha contado con la colaboración de Unió Gremial y la empresa pública del Ayuntamiento de Burjassot Cemef.
Desde el equipo de trabajo éramos conscientes de que esta investigación constituía un reto y una innovación, tanto para Étnor como para la propia Conselleria y el resto de organizaciones implicadas. Un reto porque las investigaciones acerca de la situación real de la RSE se han realizado, normalmente, en grandes empresas y en menor medida en pymes. Éste es el caso del Observatorio realizado por Étnor (ERSE´06 y ERSE´09). Parecía, pues, que los temas de la RSE poco tenían que ver con las pymes comerciales, con el comercio tradicional de toda la vida.
Y una innovación porque la investigación partía de una hipótesis básica fruto del conocimiento de la situación del comercio valenciano, a saber: la RSE puede convertirse en una razón básica que justifique la presencia, importancia y necesidad del pequeño comercio en el actual escenario económico global, convirtiéndose en uno de los recursos clave de mejora en la diferenciación y competitividad de las pymes comerciales.
De ahí que el objetivo de la investigación fuera doble. Por un lado, realizar un diagnóstico de la situación actual del pequeño comercio de la Comunitat Valenciana en lo referente a la ética y la RSE. Y, por otro lado, a partir de este diagnóstico, identificar las potencialidades y recursos que de hecho poseen este tipo de empresas para avanzar en la identificación y gestión de la RSE.
Los resultados de la investigación muestran una serie de rasgos característicos del pequeño comercio: calidad, proximidad y profesionalidad. A los que se añade de una forma cada vez más evidente el valor compromiso social y ciudadano. Dicho compromiso lo encontramos en frases que habitualmente escuchamos como el comercio activa la ciudad.
Uno de los resultados más significativos del estudio tiene que ver con la falta de relación entre las buenas prácticas, reconocidas y valoradas por la sociedad, y el propio concepto de RSE. Mientras que en las grandes superficies nos encontramos con una gestión y comunicación explícita de los temas de RSE, este concepto aún no ha calado en el pequeño comercio.
La investigación muestra también que existe una plataforma sólida en el pequeño comercio para la implementación de los temas de la RSE, ya que estos reconocen como principal motivación para entrar en temas sociales y medioambientales la propia mejora de la gestión, más allá de las cuestiones de mera reputación e imagen. Como siempre, la principal dificultad es cómo llevar estas ideas a la práctica. El trabajo aporta una serie de propuestas en esta dirección.
En primer lugar, la utilización del nombre comercio ciudadano como rasgo básico de la identidad del pequeño comercio. En segundo lugar, es necesario un plan de formación que incluya la RSE dentro la propia profesionalización del sector. Por ejemplo, un concepto de calidad que incluya también aspectos sociales y medioambientales. En tercer lugar, avanzar en la visibilidad de las buenas prácticas en RSE, bien sea a través de un certificado de comercio ciudadano como parte del actual sello de excelencia, bien haciendo públicos los compromisos adquiridos del pequeño comercio y los resultados obtenidos. Recordemos que responsabilidad viene de responder, de dar razón ante la comunidad de nuestras acciones y decisiones empresariales.
Por último, la investigación se apoya en la exigencia por parte de los comercios de una mayor participación y diálogo con las Administraciones Públicas locales, con el objetivo de forjar una alianza por un comercio ciudadano que sea capaz de reconocer en el pequeño comercio un interlocutor válido en el desarrollo del modelo de ciudad.

García-Marzá es catedrático de ética empresarial en la Universitat Jaume I, Director de Proyectos de la Fundación Étnor y Director del Grupo GERSE 

La responsabilidad social como factor de competitividad

Con el concepto de responsabilidad se da una situación curiosa a la hora de definir su significado: aquello que primero se entiende como una obligación moral, como una exigencia de justicia, provocando recelos, sospechas y rechazos, se retoma después con toda firmeza como un recurso estratégico, como un instrumento al servicio de la eficacia y del beneficio económico. Sin embargo, por el camino ha perdido toda su fuerza crítica e innovadora. Esta situación ya se había producido con otros conceptos de tipo normativo, como es el caso de la participación
Hace diez años hablar de responsabilidad ante un foro empresarial era casi menos que imposible, no interesaba. Nadie quería hablar de un concepto que implicaba, intuían todos, la adquisición de compromisos más allá de los resultados económicos. Lo más asombroso es que ocurría lo mismo en los ámbitos sindicales, ante el temor de la entrada en el juego de otros actores empresariales. El reparto del poder en el seno de la empresa corría peligro. Ambas intuiciones eran ciertas, pero se equivocaban en ver en ellas sólo un peligro, un pasivo o lastre para la satisfacción de los intereses en juego. La significación actual de la responsabilidad social responde más bien a un cambio en esta comprensión de la empresa, cuando ya es evidente que el beneficio económico no es separable del beneficio social y ecológico. Ahora bien, lo novedoso es ver en esta integración una de las claves para la competitividad de nuestras empresas.
La Unión Europea ha sido uno de los factores decisivos para este cambio de posición. El Libro Verde presentado por la Comisión Europea y titulado Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas, parte ya de estas premisas. En este documento encontramos una definición clara y sencilla de lo que debemos entender por responsabilidad social empresarial: “Integración voluntaria por parte de las empresas de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus relaciones con sus interlocutores” Como vemos, el alcance de la definición excede, y por principio, al cumplimiento estrictamente legal. 
Precisamente es la asunción voluntaria la característica básica de la responsabilidad y lo que persigue, se dirá en varias concreciones de este documento, es el diálogo social como la plataforma para “reconciliar los intereses y las necesidades de las distintas partes de manera aceptable para todos ellos”. El objetivo no es otro que llevar a cabo una estrategia de medio y largo plazo para convertir a la Unión Europea en “la economía del conocimiento más competitiva y dinámica del mundo capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con una mayor cohesión social”. También la OCDE entiende la responsabilidad como un elemento clave para la búsqueda de nuevas oportunidades para la empresa5. De nuevo la idea, plasmada ahora en documentos que tienen su origen en los mismos actores empresariales, de que la responsabilidad es uno de los factores más importante para hablar de competitividad.
No obstante, todo queda en un mero ejercicio de marketing publicitario o, peor aún, en una justificación de situaciones moralmente injustificables, si no somos capaces de definir, en primer lugar, en qué consiste esta responsabilidad, cuáles son sus márgenes; y, en segundo lugar, cómo podemos medirla y evaluarla. No basta con decir que debemos ser responsables, es necesario concretar esta responsabilidad pues es la reputación de la empresa lo que está en juego y, con ella, la confianza y el respaldo de los diferentes grupos de intereses que la componen. Es en esta dirección donde la ética empresarial aporta su perspectiva propia, su contribución a la comprensión e implementación de la responsabilidad social de la empresa.

Trotta presenta la segunda edición del libro «Ética empresarial: Del diálogo a la confianza»

 La editorial Trotta ha presentado la 2ª edición del libro Ética empresarial: Del diálogo a la confianza, escrito por el catedrático de ética de la Universitat Jaume I Domingo García Marzá.

El objetivo de este libro es analizar las bases éticas de la confianza depositada en la empresa desde la idea de diálogo y el posterior acuerdo de todos los grupos de intereses implicados en la actividad empresarial. Así, tomando como punto de partida la ética del discurso, se presenta una propuesta de ética empresarial dialógica, la cual se ocupa de los recursos morales que requiere la empresa como actor institucional. La figura del contrato moral permite un acceso metodológico adecuado para mostrar los presupuestos que subyacen a la credibilidad o legitimidad social de la empresa.

Con los resultados de este análisis es posible ofrecer un concepto dialógico de la responsabilidad social empresarial, así como avanzar en los instrumentos que posibiliten una gestión ética de la confianza. 

ISBN: 978-84-9879-226-3
Año de edición: 2011
Número de edición: 2
Año de publicación: 2004
Dimensiones: 14 x 23 cm
Número de páginas: 292
Encuadernación: Rústica

Precio: 16,00 €

La participación de los stakeholders internos, factor clave para una gestión ética y responsable de la empresa

<!– /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"Cambria Math"; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:roman; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-536870145 1107305727 0 0 415 0;} @font-face {font-family:Calibri; panose-1:2 15 5 2 2 2 4 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:swiss; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-520092929 1073786111 9 0 415 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; margin-top:0cm; margin-right:0cm; margin-bottom:10.0pt; margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri","sans-serif"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-language:EN-US;} .MsoChpDefault {mso-style-type:export-only; mso-default-props:yes; font-size:10.0pt; mso-ansi-font-size:10.0pt; mso-bidi-font-size:10.0pt;} @page WordSection1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.WordSection1 {page:WordSection1;}

Patrici Calvo,
Desde la literatura de la Ética Empresarial, y sobre todo desde su propuesta dialógica de la Escuela de Valencia, gestionar la participación de los Stakeholders internos de la empresa permite a ésta generar al menos un doble beneficio: estratégico y comunicativo. Ambos son condición de posibilidad para llevar a cabo correctamente su actividad y, por consiguiente, no deberían ser descuidados por la organización si su deseo es resolver la conflictividad interna y, de ese modo, generar a medio y largo plazo el mayor valor posible. En este sentido, como destaca en diferentes momentos el propio Libro Verde de la Comisión Europea (COM 2001), atender a la posible participación de los Stakeholders internos en la gestión empresarial es uno de los factores claves para optar a generar, desarrollar y potenciar tales beneficios en la empresa. Por este motivo, a continuación se expondrá en qué consisten ambos beneficios y cómo potenciar la participación de los Stakeholders internos permite optar a ellos.

Desde el punto de vista estratégico, la Ética Empresarial entiende que el desarrollo de una participación interna que no excluya a ninguno de los implicados en la actividad empresarial permite a la empresa aumentar su competitividad en el mercado. Tres cuestiones al menos apuntan en esta dirección:

1.  En primer lugar por el mayor flujo de ideas que genera, un hecho relevante para captar creatividad, generar innovación y mejorar su eficiencia. Más si cabe teniendo en cuenta la actual coyuntura de crisis económica, donde los recursos humanos disponibles para la empresa se han visto mermados por la constante reducción de las plantillas, con la consiguiente ralentización del proceso y la minimización del beneficio.

2.  En segundo lugar por ser un posible elemento de diferenciación de mercado que permita atraer futuras inversiones. Sin ir más lejos, durante la reciente elaboración en 2009/2010 del nuevo Código de Buen Gobierno para las Sociedades Cotizadas se ha podido constatar la expectativa del accionariado por asumir un mayor protagonismo en la gestión empresarial. Actualmente tales reivindicaciones muestran un carácter altamente estratégico. Básicamente se centran en el interés de éstos por controlar los incentivos de los diferentes directivos y consejeros delegados de las compañías. Pero no cabe duda que detrás de todo ello se observa un trasfondo mucho más amplio en el cual se hacen visibles otras cuestiones igualmente importantes, como la búsqueda de reconocimiento y la exigencia de dignidad y de justicia. Por ese motivo, satisfacer tales exigencias puede convertirse en un factor positivo que permita a la empresa decantar la balanza a su favor ante futuros nuevos inversores. Ante similares perspectivas de beneficio económico, la participación ofrece al inversor un valor añadido que puede ser fundamental a la hora de elegir el lugar donde invertir el capital.

3. Y finalmente, en tercer lugar por el incremento de la motivación y la afiliación que puede generar en los trabajadores y proveedores, lo cual mejora el clima laboral y los vínculos de pertenencia, aumentando con ello la productividad y calidad de los bienes y servicios que oferta y, por consiguiente, la maximización del beneficio. Más allá del homo economicus, altamente individualista y potencialmente egoísta, cabe pensar hoy en un ser que ve en la reciprocidad –practicada tanto en la esfera social como también en la económica– uno de los motores de la felicidad individual y colectiva, uno de los factores que posibilita la satisfacción de los diferentes objetivos de vida buena de cada uno de los agentes de una determinada comunidad o empresa. En opinión de Zamagni, “Hoy sabemos que el progreso civil y económico depende básicamente de cuán difundidas estén las prácticas de reciprocidad entre sus ciudadanos. Sin el reconocimiento mutuo de una común pertenencia, no hay eficiencia ni acumulación de capital que valga” (2009:16).

A través de esta cita podemos comprender la importante de la participación dentro de la empresa, el reconocimiento de las capacidades participativas de todos los agentes implicados en la actividad empresarial y la implementación de políticas internas dirigidas a su potenciación y desarrollo. A través de ésta es posible establecer posibles relaciones de gratitud entre los diferentes agentes internos que, de esta forma, permiten generar unos vínculos de pertenencia y un buen ambiente laboral que posibilita, al mismo tiempo, tanto un incremento de la eficiencia para la empresa –con el consiguiente aumento de sus beneficios– como un mayor logro de los diferentes proyectos particulares y colectivos de sus agentes y grupos internos.

Pero además de las estratégicas, otras cuestiones relativas a la participación han surgido con fuerza en el ámbito empresarial. La Ética Empresarial, y sobre todo desde la propuesta dialógica de la Escuela de Valencia, apunta hacia una participación de los Stakeholders internos de la empresa que no sea concebida únicamente como un instrumento con el cual satisfacer un interés particular de un determinado grupo. Además se trata de un recurso cuya implementación permite a la organización generar las condiciones propicias para resolver  la conflictividad interna y optar, de este modo, a la gestión de los recursos morales o intangibles que permiten su actividad, tales como la confianza o la reputación (García-Marzá,2004:166). En este sentido, cinco ideas muestran el valor intrínseco que mantienen la participación en la generación del beneficio comunicativo para la empresa.

 Continuar leyendo este artículo [ver]

DOSSIERES EsF: la cooperación en tiempos de crisis

José Ángel Moreno Izquierdo, 25/04/12

Vivimos tiempos difíciles para la cooperación internacional al desarrollo. Los recortes en la ayuda oficial de los países desarrollados se generalizan y España, lamentablemente, no es una excepción. Sin duda, estamos ante una más de las casi innumerables consecuencias de la crisis. Una consecuencia quizás difícilmente evitable en alguna medida, aunque el recorte en la ayuda oficial española que reflejan los recientes Presupuesto de 2012 es, más que un recorte, un hachazo feroz: que agrava las ya durísimas reducciones del último gobierno del PSOE (dejando la AOD española en los niveles de 2005). Un hachazo que pone en grave peligro los avances conseguidos en los últimos años.
En todo caso, se trata de algo que no parece resultar tan terrible como debiera a muchos sectores de la ciudadanía, que no perciben que las reducciones en la ayuda al desarrollo afectan decisivamente a derechos humanos tan básicos como los producidos en servicios como la salud o la educación en nuestros propios países (y que, desde luego, no compensará la presunta mayor atención a la eficiencia de la ayuda). Estamos ante una falta de percepción que revela el importante déficit de información y de sensibilidad que todavía existe en España en torno a esta cuestión.
Sin embargo, no debería dejar de conmovernos el hecho de que sean precisamente las personas más vulnerables y desvalidas de la tierra las que acaben pagando con mayor intensidad los efectos de una crisis provocada por los países más desarrollados: por la incoherencia y las contradicciones perversas de su sistema económico y por la avaricia desmedida que ese sistema inocula inevitablemente en sus líderes. Y no deberíamos olvidar que -como señalaba el absolutamente oportuno comunicado que el pasado enero hizo público la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de España- “la cooperación al desarrollo no es un lujo para tiempos de bonanza, sino una responsabilidad ética, una política pública que debe ser plenamente garantizada”. Más aún, un acto de justicia. Y también, como así mismo ha recordado la CONGDE, una herramienta fundamental frente a la forma en que la crisis está incidiendo en los países más pobres. 
En esta situación, en Economistas sin Fronteras hemos creído de especial interés dedicar el último número de nuestra publicación digital trimestral Dossieres EsF a reflexionar de nuevo sobre la cooperación: en este caso, sobre “La cooperación al desarrollo en tiempos de crisis”. Ése es precisamente el título en torno al que hemos convocado a un reducido grupo de expertos para que, bajo la coordinación del profesor José Manuel García de la Cruz, analizaran la situación y las tendencias de la cooperación en este turbulento tiempo nuestro. Sin ánimo de extenderme, me gustaría señalar sólo seis de los muchos aspectos destacados en el dossier: 
1. El impacto de la crisis en la ayuda oficial al desarrollo de los países más desarrollados y la evolución de un buen número de países emergentes y en desarrollo hacen necesario, como sostiene en su artículo el profesor David Matesanz, orientar cada vez más la ayuda a los colectivos más vulnerables. 
2. Los datos económicos globales (renta por habitante) no deberían ser los únicos indicadores para delimitar la necesidad de cooperación: muchos países en los que estos datos han avanzado significativamente en los últimos años siguen manteniendo niveles de desigualdad y de pobreza que justifican sobradamente la cooperación. 
3. La crisis en los países ricos contrasta con la evolución de muchas economías de los países emergentes e incluso con la de ciertos países de menor desarrollo. Algo que está en la base de las crecientes diferencias que en torno a la ayuda al desarrollo se aprecian entre los diferentes grupos de países. Diferencias que se han hecho notar claramente en la más reciente de las conferencias internacionales sobre esta cuestión: el IV Foro de Alto Nivel sobre la Eficacia de la Ayuda, celebrado en Busan (Corea del Sur) entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre pasados y que analizan con detalle en el dossier los profesores Luisa Moreno Y Daniel Gayo. Son de gran interés sus apreciaciones en torno a los principales consensos que, pese a las diferentes posiciones, se consiguieron en el foro: relevancia de la transparencia y de la rendición de cuentas; necesidad de enfocar la ayuda a resultados; importancia creciente de los nuevos donantes, de la ayuda no oficial, de la sociedad civil y de la empresa privada; énfasis en la igualdad de género y en los problemas que plantean los estados frágiles. 
4. Pese a los recortes en la ayuda oficial al desarrollo por parte de la mayoría de los países desarrollados, la cifra total de ayuda no ha descendido durante la crisis, porque están creciendo las aportaciones de nuevos donantes: muy especialmente, algunos países emergentes. En el dossier se analiza el caso de Chile de la mano del profesor André Palma, que ha sido uno de los diseñadores del sistema de cooperación de ese país. 
5. Pero tiene también una importancia considerable otro tipo de cooperación: la descentralizada que se desarrolla entre administraciones regionales y municipales del Norte y del Sur. Una ayuda crecientemente “horizontal”, crecientemente vinculada a las estrategias de desarrollo del Sur y cada vez más alejada de criterios asistencialistas. La profesora María del Huerto Romero (Subdirectora de Relaciones Internacionales de la Municipalidad de Rosario) analiza en el dossier este tema, con toda la carga de su experiencia práctica directa. 
6. Finalmente, Eba Armendáriz, Freest Saralegui y María Luisa Gil Payno exponen la apuesta de Economistas sin Fronteras por un modelo de cooperación en el que la educación desempeñe un papel estratégico. Y ello no sólo en las sociedades receptoras, sino también en las donantes: “una educación para el desarrollo -como escriben las autoras- que contribuya a generar, en el Norte, una ciudadanía crítica informada sobre las consecuencias del modelo de desarrollo actual y… que promueva la participación política y la movilización social, con el fin de impulsar cambios en el modelo económico vigente y en las políticas que obstaculizan el desarrollo”. Una educación, en definitiva que posibilite paliar ese déficit de información y de sensibilidad (de conciencia) al que aludía al comienzo de esta nota. 
Si en algo les interesan estos asuntos, no dejen de echar un vistazo al dossier: pueden verlo libremente en Economistas sin Fronteras.

# Zara Brasil …

Dilnéia Couto, 01/09/11

O trabalho escravo no Brasil é um problema sério que vem tentando ser erradicado pelas autoridades responsáveis de fiscalização desse tipo de crimes. A OIT (Organização Internacional do Trabalho) estima em 25 mil os trabalhadores que se encontram em regime de escravidão somente no Brasil. 



Uma das vozes mais ativas na sociedade civil brasilera em temas de denúncias e informação sobre estas práticas no país é a ONG Repórter Brasil, onde se pode encontrar informações bastante precisas sobre este problema que coloca o Brasil na contramão do desenvolvimento social. 
O mais recente caso que ganhou ampla divulgação pelos meios de comunicação nacionais e internacionais, principalmente a imprensa espanhola que publicou em todos os grandes jornais do país noticia o tema, foi o de uma empresa subcontratada pela marca Zara no interior de São Paulo onde foram encontrados trabalhadores extrangeiros (bolivianos e peruanos) que trabalhavam em regime considerado de «análogo ao de escravidão».
Em uma reportagem divulgada pelo programa «A Liga» da TV BAND Brasil se pôde constatar a situação de calamidade em que se encontravam os trabalhadores que trabalhavam no local, alguns menores de idade. Ainda na mesma reportagem foram mostrados papéis que comprovam que a oficina clandestina de costura recebia pedidos da empresa Zara (Inditex). No dia seguinte a reportagem o assunto esteve entre os TT’s do Twitter no Brasil e, também alcançou altos indíces de popularidade no exterior. 
Os diretores responsáveis de Zara foram convidados a comparecer na Assembléia Legislativa do Estado de São Paulo no dia de ontem (31/08/11) para prestar esclarecimentos sobre as denúncias que foram feitas, porém Enrique Huerta González (representante da marca no Brasil) não compareceu a reunião da comissão instalada pela Assembleia Legislativa de São Paulo que investiga denúncias de exploração de trabalho escravo por empresas instaladas no estado, entre elas, a Zara. Em comunicado divulgado na tarde de ontem o representante afirmou que “coloca-se à disposição da Assembleia Legislativa para colaborar em uma data próxima». Uma nova data ainda não foi divulgada.
Este video encontrado no Youtube mostra parte da reportagem feita pelo programa «A Liga»:  



La RSE en Europa: la apuesta por un nuevo modelo de empresa. Una revisión crítica desde la ética discursiva

Elsa González y Domingo García-Marzá.
En el escenario europeo el discurso de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) o Responsabilidad Social Corporativa (RSC) ha ido ganando terreno, tanto en el ámbito teórico como práctico, desde que el 18 de julio de 2001 la Comisión de la Unión Europea lanzara el «Libro Verde: Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas».

El interés que tenía en aquel momento la Unión Europea, y que mantiene en la actualidad, era que las organizaciones empresariales fueran capaces de estar bien situadas para alcanzar el objetivo estratégico establecido en marzo de 2000 por el Consejo Europeo de Lisboa. Este objetivo afirma que la Unión Europa quiere para el año 2010 convertirse en la economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social (COM 2001).

Dentro de este marco general, se debe entender que el discurso actual de la RSE, en el contexto europeo, tiene al menos los siguientes objetivos. En primer lugar, fomentar un desarrollo económico sostenible, de largo plazo y donde no se produzca la exclusión social. En segundo lugar, dibujar las líneas maestras que permitan crear una visión bien definida de los valores europeos en su dimensión económico-empresarial. En tercer lugar, generar un intercambio de ideas acerca de qué procedimientos, modelos y experiencias pueden ser los mejores para la asunción de tal responsabilidad.

Y, en cuarto lugar, definir la actividad empresarial como una actividad que no funciona en el «vacío social» sino que tiene repercusiones en la sociedad, en los grupos y en los individuos con los que se relaciona, repercusiones que es importantísimo gestionar adecuadamente, con
altura moral, para lograr altas cotas de competitividad.

En este sentido, el discurso de la Unión Europea respecto a la RSE podemos decir que se sitúa dentro de un marco más amplio que implica una reflexión en profundidad acerca de los principios, normas y valores que deben regir la actividad económica y, concretamente, la empresarial. Dicho con otras palabras, podemos interpretar todo el trabajo desarrollado por la Comisión Europea como necesidad de reflexión ético-empresarial. Tras la publicación del Libro Verde en el año 2001, la preocupación por el fomento de ese marco para la RSE ha sido una constante hasta nuestros días. Durante el año 2002 el Libro Verde estuvo abierto a la revisión, crítica y sugerencias dando como resultado distintos documentos (COM 2002, COM 2005, COM 2006, European Comission, 2003a, 2003b, 2004a, y 2004b) en los que se muestra la decisión europea de apostar por principios, valores y estrategias para la dirección y gestión de las empresas que tuvieran como finalidad última la reducción de los «males sociales» (pobreza, abuso de los derechos humanos, degradación del medio ambiente, entre otros) y el aumento de los «bienes sociales» tales como modos de vida sostenibles, educación y biodiversidad (European Cornission, 2003b: 15).
Además, en octubre de 2002 se creó un foro Multi-stakeholder europeo sobre la RSE donde están presentes distintas voces o interlocutores presentes en las actividades empresariales empresarios, trabajadores y sindicatos, organizaciones cívicas y académicas- que tienen el encargo de la Unión Europea de converger en la adopción de enfoques comunes y soluciones únicas y universales, en la medida de lo posible, puesto que en todos los ámbitos no será posible. Pero, como afirma la Comisión, sí que es posible desarrollar un enfoque estructurado y asociativo entre las empresas y sus interlocutores, que permita aprovechar las experiencias prácticas,facilitar el consenso en la medida de lo posible y promover la innovación (COM 2002: punto 6). En la actualidad, la Unión Europea, siguiendo con esta filosofía, ha lanzado, en el año 2006, una propuesta de Alianza Europea para la RSE. Esta plataforma política pretende ser el lugar desde el que las empresas europeas voluntariamente trabajen asociativamente para que se desarrollen las siguientes áreas prioritarias que Europa se ha marcado en materia de RSE (COM 2006: 12):

– Fomentar la innovación y el espíritu empresarial en las tecnologías sostenibles; productos y servicios que respondan a necesidades de la sociedad.
– Contribuir al florecimiento y crecimiento de las PYME.
– Ayudar a las empresas a integrar las consideraciones sociales y ambientales en sus operaciones empresariales, sobre todo en las que afectan a la cadena del suministro.
– Mejorar y desarrollar las cualificaciones para la empleabilidad.
– Responder mejor a la diversidad y al reto de la igualdad de oportunidades teniendo en cuenta los cambios demográficos y el rápido envejecimiento de la población europea.

– Mejorar las condiciones laborales, también en cooperación con la cadena del suministro.

– Innovar en el sector ambiental, centrándose especialmente en integrar la ecoeficiencia y el ahorro de energía en el proceso de creación de productos y servicios.
– Consolidar un diálogo y un compromiso proactivos con todas las partes pertinentes.
– Seguir abordando los retos de la transparencia y la comunicación para hacer que los resultados no financieros de las empresas y organizaciones sean más comprensibles para todos los interesados y mejor integrados en sus resultados financieros.

– Operar como empresas más allá de las fronteras de la Unión Europea de la misma manera social y ambientalmente responsable que dentro de la Unión Europea.
Con este trabajo elaborado por la Unión Europa o a su amparo, podemos decir, parafraseando a Adela Cortina, que la RCE está de actualidad y no es una moda pasajera (Cortina et al., 2000). Entre otras razones, porque las modas como los métodos o los nuevos instrumentos pueden verse modificados con facilidad, el tiempo no es compasivo con ellos. Sin embargo, el discurso y debate acerca de la RSE no sólo no se ha abandonado sino que se está planteando como una cuestión de urgencia y de gran calado. La urgencia se presenta especialmente porque en cuestiones de exclusión social y medioambiental se pone de manifiesto, cada vez más, la importancia que tiene una buena planificación y respuesta desde planteamientos críticos; en estos temas no se pueden improvisar respuestas, es necesario un marco claro de actuación y de valores y principios que orienten y guíen tales respuestas. El gran calado se descubre cuando nos damos cuenta de que las organizaciones empresariales son instituciones sociales que trabajan con valores y también generan valores, y puesto que éstos pueden ser positivos o negativos, tendremos que definir muy bien qué valores queremos que tengan presencia en nuestra sociedad europea y cuáles no (Cortina et al. 2000 y García-Marzá, 2004).

La RSE un concepto resbaladizo
Hasta el momento, se ha hecho hincapié en la apuesta decidida de la Unión Europea por apostar por la asunción de la empresa de su responsabilidad social como factor de competitividad, innovación y cohesión social. Y también se ha subrayado que existen disparidad de concepciones de la misma, así como la necesidad de ir acercando posturas y visiones, especialmente, para conseguir que tal concepto sea compartido y operativo por todos.
Europa viene definiendo la RSE como un concepto por el cual las empresas integran voluntariamente preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en sus interactuaciones con sus stakeboldm o interlocutores (COM 2001, 2002, 2005 y 2006). El hecho de que tal perspectiva de gestión y dirección de empresas sea z;oluntaria no implica que deba ser entendida en términos filantró@icos. Más bien debiera entenderse que existe una conciencia, por parte de las organizaciones empresariales, de integrar en el corazón de la estrategia empresarial la preocupación por los valores y principios de carácter social y medioambiental, así como la atención a intereses o expectativas que poseen todos los interlocutores que con ella se relacionan. Interpretando esta definición en terminología ético-discursiva, podríamos decir, que el concepto de RSE apunta a la atención de los intereses generalizables, por tanto universalizables, que existen alrededor de la actividad empresarial. Por tanto, implica este concepto un compromiso permanente y explícito con los stakebolders -trabajadores y sus representantes, clientes o consumidores, inversores y accionistas, comunidad local, organizaciones de la sociedad civil, autoridades públicas y medioambiente-.
El concepto de RSE se torna resbaladizo debido a que, siendo un concepto de autorregulación de las conductas y decisiones empresariales, requiere de una reflexión más amplia y profunda acerca de la legitimidad de las organizaciones empresariales. De esta tarea, de estudiar los presupuestos que subyacen a la credibilidad y legitimidad de la empresa, y por tanto de la extensión de la RSE, se ocupa la ética empresarial (Conill, 2004, Cortina et al. 2000; Cortina, 2005 y García-Marzá, 2004).

Delimitar el alcance y significado de la RSE es fundamental para que tal asunción voluntaria se torne operativa y seamos capaces de alcanzar,como se dijo al principio del artículo, el objetivo estratégico establecido en marzo de 2000 por el Consejo Europeo de Lisboa.

A continuación, se muestra una propuesta de fundamentación del concepto de RSE y se propone un modelo teórico-práctico que pretende orientara las organizaciones acerca tanto del significado de la responsabilidad empresarial como de su aplicación y operatividad. También se ofrecen, por una parte, algunos ejemplos que se han llevado a cabo recientemente siguiendo este modelo de RSE fundamentado en la teoría ético-discursiva y, por otra parte, algunas reflexiones acerca de las ventajas y desventajas del modelo, así como unas recomendaciones generales para su aplicación.

Puede continuar leyendo el artículo en: Recerca, Revista de Pensament i Anàlisis

Artículo publicado en Recerca, Revista de Pensament i anàlisis, Nº 6, issn: 1130-61-49, pp.157-170

RSE 2.0 – Movilización ciudadana en facebook contra la incineradora de residuos tóxicos de L´Alcora

L´Alcora y los pueblos colindantes se encuentran en estado de shock. El permiso que la Conselleria de Medi Ambient de la Generalitat ha concedido a la empresa local Reyval Ambient para colocar una planta incineradora de residuos tóxicos a escasos kilómetros de la población ha generado el desconcierto y la indignación de unos vecinos que no acaban de entender cómo el gobierno autonómico valenciano, el que supuestamente debe velar por el interés general de la comunidad, permite tamaña situación.
No es de extrañar todo el alboroto montado alrededor de la incineradora, máxime cuando, como ha informado hoy el Periódico Levante [ver], la Policía Autonómica ha hallado 1.960 depósitos con residuos altamente contaminantes en un almacén sin homologar de la empresa Reyval y semanas antes de tener permiso para poder manipularlos.
Es tal el desconcierto vecinal generado por el miedo a los efectos derivados de la puesta en marcha de la incineradora que, por una vez, e independientemente del color ideológico que viste cada uno, políticos y ciudadanos están yendo de la mano en la toma de medidas para paliar la situación creada. Este hecho ha generado una participación ciudadana sin precedentes. En la última semana se ha podido observar cómo la iniciativa del consistorio y de los vecinos se ha transformado en mesas petitorias de firmas en calles y mercados, pancartas en edificios oficiales y en balcones privados, plenos municipales abarrotados de gente, convocatoria de manifestaciones, posteados en blogs, notas de prensa en periódicos de ámbito local, provincial y regional, etc.

Pero lo más curioso de todo, y que no deja lugar a duda del poder actual de la 2.0 como mecanismo de presión y monitorización de la responsabilidad social de las empresas, es el éxito que está teniendo twitter y facebook en todo lo referente a la movilización vecinal. Prueba de ello ha sido la iniciativa llevada a cabo por una vecina de la localidad solicitando el compromiso de los/as ciudadanos/as en la manifestación que tendrá lugar el próximo viernes 29 en la plaza del ayuntamiento de L´Alcora. En tan sólo 1 día ha conseguido que más 500 personas de toda España se movilicen y/o aporten apoyo a la manifestación [ver].

Sin embargo, hay una mancha negra en todo esto. El único colectivo que de momento no se ha posicionado en ningún sentido, a pesar de ser agente y paciente de este hecho, es el tejido empresarial castellonense. Ya sea por estrategia, para mejorar su imagen entre la sociedad, autointerés, dado que también les afecta como vecinos de la incineradora, o por responsabilidad, de ello depende su credibilidad y legitimidad social, deberían salir del anonimato y actuar consecuentemente. No hacerlo está generando una desconfianza importante entre los ciudadanos que puede pasarles factura a corto plazo, puesto que el silencio suele asociarse por la ciudadanía como asentimiento positivo a la actuación de la empresa Reyval Ambient. Sin duda, las empresas de la provincia, como clientes o potenciales clientes de Reyval, tienen una enorme responsabilidad en todo este asunto. Y además, su presión puede ser clave para hacer cambiar de opinión a la Conselleria y a la propia empresa de tratamiento de residuos.

De momento los que sí se han posicionado claramente son el pueblo y sus políticos, con la alcaldesa a la cabeza, convocando y apoyando una manifestación en contra de la colocación de la incineradora de residuos tóxicos a escasos cinco kilómetros del núcleo urbano el viernes 29 a las 19:00 horas. La convocatoria no sólo va dirigida a los/as ciudadanos/as de L´Alcora, sino para todos los/as ciudadanos/as de los pueblos afectados de la provincia de Castellón, incluyendo su capital. De su éxito va a depender mucho el futuro del pueblo de L´Alcora y de otros muchos cercanos a la incineradora.

“¿Cambiar el mundo desde el consumo?”: Nuevo dossier de economistas sin fronteras

José Ángel Moreno Izquierdo, 04/07/11

Economistas sin Fronteras acaba de publicar el número 2 de los Dossieres ESF: una publicación monográfica de carácter trimestral y formato electrónico que dedica su atención en este número al consumo responsable.

Con el título genérico de “¿Cambiar el mundo desde el consumo?”, tres expertos en esta problemática (Carmen Valor -editora del número-, Estela Díaz y Carlos Ballesteros) analizan distintas vertientes del consumo responsable en cuanto que elemento básico para una vida personal mejor, pero también como instrumento decisivo para impulsar prácticas empresariales y estructuras económicas más compatibles con la responsabilidad, la sostenibilidad y la justicia. El Dossier, en este sentido, pasa revista a las posibilidades de los individuos y de la sociedad civil para propiciar un consumo integralmente mejor, pero sopesa críticamente también la eficacia de las actuaciones en el ámbito del consumo para conseguir cambios significativos en las actuaciones empresariales. Algo que, como señala Carmen Valor en la presentación, conduce a una reflexión final en torno a los límites de la soberanía consumidora y a las condiciones necesarias para que esta soberanía pueda materializarse en la realidad. Condiciones, sin duda, sólo posibles plenamente en el contexto de un replanteamiento general del modelo actual de economía, de sociedad y de vida, pero en cuya incubación puede ser muy efectivo el cuestionamiento del estilo de consumo dominante.

Contenido del número:

– Presentación (Carmen Valor).
– Abanico de opciones para el ciudadano responsable (Estela Díaz).

– Limitaciones del consumo responsable para conseguir cambios en el mercado (Carmen
Valor).

– Soberanía consumidora. Más allá del consumo responsable (Carlos Ballesteros).

– El libro recomendado: Carlos Ballesteros, Tu compra es tu voto. Consumo responsable,
ecología y solidaridad (Carmen Valor).

-Para saber más: bibliografía, webs, revistas especializadas, guías y manuales de compra
responsable, sellos y certificaciones.

Puede verse y descargarse libremente el documento en la web de Economistas Sin Fronteras.

¿Por qué cuesta tanto integrar la RSE?

Roberto Ballester, 04/04/11

En pocos años, escasamente una década, hemos pasado de no tener prácticamente referentes en materia de Responsabilidad Social a contar con una larga lista de guías, estándares e iniciativas en esta materia. Si bien es cierto que no todos con el mismo peso y reconocimiento público.

En principio, podríamos pensar que esto es un gran avance, y sin duda lo es, pero presenta también algunas dificultades y problemas a los que habrá que ir respondiendo, sin prisa, pero sin pausa.

Conviene, en primer lugar, decir que, por supuesto, es necesario que existan estándares que fijen qué elementos y cuestiones se deben tener en cuenta cuando una empresa quiere integrar una gestión socialmente responsable o informar de dicha integración. Pero que estos estándares se centren exclusivamente en la Responsabilidad Social desvirtúa en cierto modo la propia propuesta de este asunto. ¿Tiene algún sentido que la práctica actual sea que las empresas hagan, por un lado, su Memoria Económica Anual y, por otro lado, la Memoria o Informe de RSE? ¿Es que no existe Responsabilidad Social en la gestión económica y financiera de las empresas?

Encontramos aquí una primera dificultad a la que necesitamos dar respuesta: ¿cómo integrar la Responsabilidad Social en las Memorias Económicas Anuales o viceversa? Pedir a las empresas que hagan este esfuerzo doble elaborando estas dos memorias supone, en primer lugar, desvirtuar el propio concepto de Responsabilidad Social de la Empresa y, en segundo lugar, un sobrecoste evidente de horas de trabajo, duplicidades, etc. Estoy convencido que acabar con esta dualidad ayudará a dar un gran paso en el asunto que nos ocupa, ya que hará que quizá en los Consejos de Administración se preste a estos temas la atención que se merece, acabando con esa sensación de “añadido” que siempre tienen los asuntos relacionados con la RSE.

Pero, además de lo dicho anteriormente, conviene profundizar algo más en la diversidad de estándares o similar que hoy en día existen en materia de Responsabilidad Social y a los que la empresa tiene que responder. En este sentido, es necesario también distinguir entre aquello que afecta a las empresas grandes de la realidad de las pequeñas y medianas empresas.

Las primeras de éstas, las grandes, entre las que se encuentra más formalizada la integración de la RSE han pasado de, si se me permite la expresión, un “panfleto” en el que se contaban las bondades de la empresa, sin más rigor ni calidad que la de contar con alguien que tuviera buena mano para escribir y un buen diseñador que diera forma a todo aquello a una complejidad tal que a veces resulta ingobernable.

De hecho, cuando hablas con las personas que hoy en día están al frente de los departamentos de RSE de las grandes empresas acerca de los estándares y demás sistemas de gestión que tienen en cuenta la idea se confirma: esto no hay quien lo gestione y, además, no hay cliente capaz de entenderlo.

Me cuentan estas personas que en relación a los principios que tienen en cuenta para informar básicamente son el GRI (Global Reporting Initiative), el general y el específico para las empresas de su sector, y el AA1000APS.

Después entran los sistemas de verificación para la información no financiera: ISAE3000 y AA1000AS.

Y para que todo esto tenga algún sentido, hay que poner primero en marcha e integrar sistemas de gestión que hagan posible tener algo que contar. En este sentido, me hablan de sistemas de gestión de empresa familiarmente responsable, OHSAS 18001:2007 en materia de seguridad y salud laboral, ISO 14001:2004 para los temas medioambientales y un largo etcétera que no cuento para no cansar.

¿Alguien cree de verdad que las empresas, más en la situación actual de búsqueda de la máxima eficiencia, va a poder gestionar todo esto de manera sensata? Desde luego a mi me parece que no.

Esto mismo han debido pensar los responsables del GRI, quienes recientemente han lanzado, junto con Prince’s Accounting for Sustainability Project, la creación de un Comité Internacional que tiene como objetivo crear un modelo globalmente aceptado para informar de manera integrada, clara, concisa y comparable sobre cuestiones relacionadas con los aspectos financieros, medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Estaremos atentos a lo que salga de dicho comité.

Pero si bien esto es un tema de interés para las empresas grandes. Veamos ahora qué pasa con las empresas pequeñas. Recientemente estaba en un encuentro con diferentes entidades que estamos hoy en día trabajando en RSE cuyo objetivo era mostrar a las pequeñas y medianas empresas cómo podían aproximarse a estas cuestiones. Como era de esperar, presentamos un buen número de guías, modelos de gestión, herramientas, etc. para las PYMEs. La respuesta de éstas era de esperar: “por favor, aclárense entre ustedes y muéstrenme algo que recoja lo mejor de cada propuesta. Antes de venir aquí no sabía que era esto de la RSE y ahora, además, no sé con qué herramienta debería trabajar”.

No va a ser sencillo, pero entre todos tenemos que hacer el esfuerzo de hacer de la RSE algo sencillo y fácilmente integrable en las empresas. ¿Tendrá a esto alguna respuesta el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de la Empresa? Estaremos atentos.

Artículo publicado en el Periódico Mediterráneo el 27/03/11