Imagen del juego Heavy Rain
El viernes 12 de mayo en el marco de las actividades de Valencia Negra, ciclo dedicado al género negro en sus diferentes manifestaciones, tuve la oportunidad de participar en la mesa en la que se trataba la relación de este mundo con los videojuegos.
Con la inestimable compañía de Ana Torres que moderó el acto y de Andrés Grueiro de la Asociación de Estudiantes de Videojuegos, hablamos durante casi dos horas que a mí se me hicieron cortas sobre como el mundo de los videojuegos había adoptado el género negro como una seña de identidad en algunos de sus más interesantes títulos. Y así, estuvimos revisando videojuegos de todas las características, desde grandes superproducciones como Heavy Rain[1], GTA[2] o L.A. Noire[3] a juegos indies como Papers Please[4], en los que el trasfondo de sus historias sumerge al jugador en una interacción que queda impregnada de forma completa por ese espíritu.
Lo que resulta más interesante de la combinación de un soporte tan poderoso como es el de los videojuegos con un género tan marcado como es el negro es que el resultado final suele ser intenso e inmersivo. En la medida en la que hay una buena historia detrás y los personajes con los que vamos a interactuar tienen además de profundidad, capacidades para desenvolverse bien en el medio, el resultado es que ofrecen al jugador sensaciones de drama y aventura con mucho desarrollo.
En ese sentido estamos ante un refuerzo de ambos soportes. El videojuego como concepto es el receptáculo en el que anida esa historia de gangsters, policías, víctimas, personajes fatales y que aprovecha de toda la potencia de organización de recursos para llevar la acción a circunstancias en las que se involucra al jugador de una forma casi completa. El potencial de creación de historias en las que el jugador-espectador puede adoptar roles y acciones de gran diversidad tiene un infinito abanico de posibilidades. Es solo cuestión de tiempo que asistamos a la explosión de estas narrativas interactivas como el vértice principal y más atractivo de la construcción de historias de ficción.
A veces se ha criticado los juegos de aventura gráfica de ser películas en las que se aprietan botones para seguir adelante en el argumento. En realidad este tipo de valoraciones denota una visión reduccionista de lo que son los videojuegos. Estos en principio aportan mecánicas interactivas a cualquier entorno, que bajo unas reglas concretas nos plantean una serie de retos u objetivos. Este esquema tan simple y a la vez tan potente se puede aplicar a mover una pelotita dentro de un cuadro, un ejército de miles de unidades, un conjunto de letras, una serie de forma indefinidas o una historia de gran complejidad. Y al igual que nadie se plantea que un videojuego de fútbol sea un mal remedo del deporte original, tampoco tiene sentido minusvalorar la aventura gráfica porque sus mecanismos sean diferentes. Más bien lo contrario. En estos momentos es precisamente este tipo de formatos los que están acercando determinados contenidos culturales que en otros canales no son de interés para los más jóvenes.
Toda esta tonta polémica se aclara con el simple hecho de comprobar como los aficionados al género negro disfrutan también jugando a desarrollar las tremendas historias que ofrecen estos títulos. Esto se pudo constatar en la charla de ese día en la que el público manifestaba un gran interés por los videojuegos de esta naturaleza. Y claro, la clave es que los interesados, no eran niños, ni adolescentes, sino el público adulto habitual de este género. Y es que al final, los productos culturales no se organizan por el continente sino por el contenido. Y así, podemos predecir que conforme se engrosan las generaciones de edades intermedias con una gran proporción de usuarios de videojuegos el interés por este genero también crecerá en este medio.
[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Heavy_Rain
[2] http://www.rockstargames.com/IV/mobile/
[3] http://www.rockstargames.com/lanoire/es
[4] http://www.papersplea.se
Emilio Sáez
Grupo Investigación ITACA
@evocion