12/11/09 Carmen Martí
Manuel Olivencia pronunció ayer la conferencia “El papel del BuenGobierno para mejorar las empresas”, en la 2ª sesión del Seminario ÉTNOR de Ética Empresarial. Olivencia analizó el papel que han jugado los Códigos y recomendacionesde Buen Gobierno en la actual crisis económica. “Esa debe ser la lección aprendida de la crisis actual, que en su fondo y fundamento es una crisis de valores”. Con estas palabras concluía anoche Olivencia una conferencia en la que repasó las responsabilidades de los Códigos de Buen Gobierno ante la actual crisis económica. Olivencia resaltó que “la culpa de la crisis no la tiene el incumplimiento de estos códigos,como se ha acusado fraudulentamente”, la crisis se ha generado por el “incumplimiento generalizado de normas generales, de ordenamientos jurídicos y no de recomendaciones como son estos códigos”.
El ponente recalcó que estas falsas acusaciones se basan en una mala interpretación de la relación entre regulación y autorregulación, ya que “setiende a confundir autorregulación con soft law”. Los Códigos de Buen Gobierno orientan al buen hacer, aconsejan, pero autorregulación y normatividad no son modelos excluyentes sino coexistentes. Es más, en Españaestos códigos, desde el de Olivencia, pasando por el Informe Aldama hasta el último Codigo Conthe, no sólo no han producido desregulación, sino que han provocado una mayor regulación, dando un soporte normativo importante no sólo para las sociedades cotizadas, sino también para las no cotizadas. “En la base de la crisis no está la inexistencia de normas, sino la inobservancia de las mismas”, recalcó contundentemente. Olivencia dedicó gran parte de la conferencia ha analizar el sentido mismo del concepto de Buen Gobierno, y destacó que en la traducción de la acepción inglesa, Corporate Governance, se han perdido matices importantes de ambostérminos. El Buen Gobierno, destacó, tiene que ver con “dirigir bien lanave, la empresa, con gobernar concertadamente y cuerdamente, con orden, prudencia, cordura, sensatez y sabiduría”. Es fundamental distinguir entreel buen y el mal gobierno, y no perder el concepto ético de “bueno”. “La cultura de la autorregulación no ha relajado la función supervisora”, incidió Olivencia, “la evidente dejadez de la autoridad reguladora en el orden americano de la crisis es sólo imputable a los responsables cualquierasea la causa del incumplimiento de sus obligaciones. Los que han fallado no son los códigos de conducta, sino los autores de estas conductas antijurídicas y quienes eran responsables de su control: los auditores, las agencias de rating, las sociedades de calificación, en definitiva, los encargados de la vigilancia de regular el buen funcionamiento del mercado”.
La crisis económica, concluyó el ponente, la permite una crisis del derecho, una falta de respeto a las normas, una ocultación sistemática de lo ilícito, con opacidad y con engaño. Pero en el derecho hay un fundamento deprincipios morales, que dan sustento a todo el ordenamiento jurídico. La crisis del derecho a su vez acusa una crisis de valores y, como en tantas ocasiones, es la crisis la que hace renacer los valores conculcados, la que provoca la reforma y origina un rearme moral. “Hay que restaurar valoresdeteriorados, hay que reformar lo que no ha funcionado, hay que rearmar lamoralidad de nuestro pueblo”.