La Universidad Pontificia de Comillas ha acogido la segunda jornada del Atrio de los Gentiles en España, bajo la idea de reflexionar sobre la “Cultura del encuentro, del diálogo y del bien común”.
Madrid y Salamanca acoge hoy 20 de octubre el Il Cortile dei Gentili o el Atrio de los Gentiles en España en 2016, con la idea de analizar la “Cultura del encuentro, del diálogo y del bien común”.
La Universidad Pontificia de Comillas ha albergado la segunda jornada, que ha dejado un diálogo entre Domingo García Marza, catedrático de Ética de la Universidad Jaume I de Castellón, y Ramón Jáuregui, eurodiputado y presidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamérica, moderado por Juan José Almagro, vicepresidente primero de Unicef España, en el que han abordado la situación de la “Responsabilidad Social, el bien común y economía”
Ramón Jáuregui repasó su acercamiento a la RSE hace más de 15 años y la vinculó a la globalización, que “ha causado una ruptura del hábitat laboral y del contrato social que había surgido tras la II Guerra Mundial en Europa entre empresas, sindicatos y gobiernos. Pero esa globalización ha destruido ese hábitat y la empresa ha pasado a ser cada vez más poderosa por sus localizaciones o deslocalizaciones, tiene que gestionar sus impactos sociales y medioambientales y existe una oportunidad de construir un mundo mejor con ellas”. No obstante, Jáuregui recordó que es “bastante crítico con los logros de la RSE en España y en el mundo durante los últimos 15 años”.
Para el eurodiputado “la RSE no avanza porque por muchas políticas y programas que haya, la ciudadanía no se cree la RSE si las empresas no pagan impuestos o no cuida su cadena de proveedores, como las empresas textiles, en la catástrofe del Rana Plaza en Bangladesh”. Para Jáuregui “aunque la globalización haya creado un desafecto y descontento de la sociedad, las empresas tienen una oportunidad para construir una sociedad más digna, a través de la gestión de sus impactos”. Además, apuntó que es necesario para el impulso de la RSE que los Derechos Humanos se conviertan en norma internacional, que las empresas aboguen por acuerdos sectoriales y por un reporte universal.
Domingo García Marzá abogó por “no abandonar el concepto de RSE sino incluirlo en un marco de ética empresarial, porque la empresa es un agente de justicia” y consideró que “la ética es más significativa ahora que hace 40 años, y no por la corrupción, sino por la globalización. La ética habla de lo que es bueno para todos y eso está muy ligado a la globalización, que tendría que generar una economía más digna”.
García Marzá definió la RSE como “la capacidad de respuesta de las empresas ante la sociedad porque puede transformar una realidad” y compartió la idea de Jáuregui del estancamiento de la RSE: “Es verdad que no ha servido para mucho desde la publicación del Libro Verde la Comisión Europea de 2000 y que sirve para maquillar la injusticia, pero también es verdad que ha unificado el concepto de empresa responsable y se ha integrado en el lenguaje empresarial”. Además, demandó que no se puede renunciar a un concepto cuando se está extendiendo
Por su parte, Almagro indicó que “la globalización ha incrementado la brecha de la desigualdad y la desigualdad corrompe la democracia”.
Fuente: corresponsables