Tuve la oportunidad de conocer a la profesora Adela Cortina en Buenos Aires hace unos meses y fue un descubrimiento para mí importante el comprobar que teníamos intereses académicos, científicos e intelectuales en común. Quisiera, por tanto, en primer lugar agradecer a Adela Cortina y a D. Emilio Tortosa la invitación recibida por parte de la Fundación ÉTNOR para estar hoy con ustedes, y así también conocer mejor esta comunidad autónoma y su cultura.
El tema que voy a tratar, como muy bien ha anunciado la profesora Adela Cortina, es la relación entre la felicidad y la empresa, y el gobierno de las empresas. Actualmente es un tema bastante nuevo y estoy seguro de que en los próximos años se va a desarrollar más.
1. La paradoja de la felicidad
Voy a empezar con un fenómeno denominado en la literatura científica internacional la “paradoja de la felicidad”. En 1975 en Estados Unidos el economista Richard Easterlin ingenió una curva ya famosa en todo el mundo, después de mucho trabajo empírico, estadístico y econométrico: poniendo el ingreso per cápita en el eje horizontal, y un indicador de felicidad en el eje vertical. ¿Cómo se puede determinar un indicador de felicidad? Entre los parámetros objetivos de calidad de vida se tiene en cuenta el consumo de psicofármacos, la ruptura de matrimonios, suicidios, etc.; los parámetros subjetivos se basan en encuestas, preguntando a las personas acerca de su experiencia. Su equipo elaboró un algoritmo para sintetizar éstos parámetros, relacionando el indicador de felicidad con los ingresos per cápita. Lo que se obtiene es una curva creciente hasta que el nivel de ingresos per capita alcanza los 28.000 $ anuales, después la curva empieza a decrecer ligeramente, lo que significa que a partir de un determinado punto, con mayores ingresos per cápita va a disminuir la felicidad. Esto es hoy conocido como la “paradoja de la felicidad” (Paradoja, es una palabra griega y significa una cosa que maravilla, que uno no puede deshacer)
¿Es posible compaginar la competitividad de la empresa con la felicidad? A los economistas nos han enseñado que la riqueza, los ingresos, son en buena medida factores de aumento de la felicidad. Es verdad, pero hasta el vértice de la curva del Cuadro 1. Los países pobres están en la parte izquierda de la curva, su infelicidad radica en la falta de dinero suficiente para comer, para
estudiar, etc. No sé si somos felices en los países del mundo occidental avanzado, pero en Estados Unidos hoy los ingresos per cápita están alrededor de 38.000 dólares, en Italia de los 29.000 euros.
La paradoja de Easterlin no despertó gran interés en 1975, a pesar de ser una cosa curiosa. Sin embargo, hoy es un problema preocupante de orden filosófico, si nos planteamos cuál es la legitimidad política, social y cultural de un sistema económico que es muy tajante en producir ingresos, servicios y cosas, pero a costa de ir disminuyendo la felicidad media.
El 2005 en la Unión Europea de los quince se suicidaron 62.000 personas. ¿Qué significa esta cifra y quiénes son los que se matan? No son en general los pobres, porque éstos mantienen la esperanza de futuro; los que se suicidan son quienes tienen más poder adquisitivo y todas las cosas que desean, pero carecen del sentido de la vida. Este dato es preocupante porque va en aumento anual y ya es superior al número de personas que mueren en accidentes de trabajo. Los políticos y gobiernos tienen medidas para impedir este tipo de accidentes, y eso es bueno, pero el número de los que se suicidan es todavía superior.
2. Legitimación del sistema e interpretaciones de la paradoja
Entonces hay que ver cómo se legitima socialmente un sistema económico extraordinariamente productivo, pero que no hace que las personas estén contentas y felices. Desde la filosofía es una cuestión importante, pero también lo es desde el punto de vista económico. Daniel Kahneman fue Premio Nobel de Economía por desarrollar esta paradoja y ya advirtió que el dinero es importante para nuestra felicidad, pero hay otras que también lo son. Existen tres interpretaciones en la literatura contemporánea de esta paradoja.
a) Daniel Kahneman
Lo que se llama el efecto “tapis roulant”2 o en inglés “treadmill”, en español sería “lo que ocurre siempre”, en el mismo círculo. Aplicado a la paradoja significa que fácilmente nos acostumbramos a un nivel de vida y cuando el ingreso aumenta no se aumenta la utilidad, como bien saben todos los economistas.
b) El efecto Debble
La segunda explicación está ligada a lo que se conoce como “efecto Debble”, original de un economista y sociólogo americano, muy ligado a la contribución de Hirsh, economista inglés que destacó por tener una visión muy interesante en el desarrollo de la teoría de los bienes posicionales. Para explicar la posicionalidad (la felicidad puede disminuir cuando los ingresos aumentan) Hirsh alude al problema de la “envidia social”: siempre vamos a envidiar a quienes están por arriba; queremos obtener siempre más no para cubrir nuestras necesidades, sino para posicionarnos en la escala social.
c) La “felicidad relacionada”
La tercera explicación, con la cual quiero contribuir junto con otros investigadores de diferentes partes del mundo, es lo que se llama la “felicidad relacionada”.
Puedes seguir leyendo este post en el libro del XVI Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, pp. 61 – 74 [ver]