Spanish revolution! Manifesto of the movement [English version]

Real Democracy NOW! We are not good in the hands of politicians and bankers

We are ordinary people. We are like you: people, who get up every morning to study, work or find a job, people who have family and friends. People, who work hard every day to provide a better future for those around us.

Some of us consider ourselves progressive, others conservative. Some of us are believers, some not. Some of us have clearly defined ideologies, others are apolitical, but we are all concerned and angry about the political, economic, and social outlook which we see around us: corruption among politicians, businessmen, bankers, leaving us helpless, without a voice.
This situation has become normal, a daily suffering, without hope. But if we join forces, we can change it. It’s time to change things, time to build a better society together. Therefore, we strongly argue that:

The priorities of any advanced society must be equality, progress, solidarity, freedom of culture, sustainability and development, welfare and people’s happiness.

These are inalienable truths that we should abide by in our society: the right to housing, employment, culture, health, education, political participation, free personal development, and consumer rights for a healthy and happy life.

The current status of our government and economic system does not take care of these rights, and in many ways is an obstacle to human progress.
Democracy belongs to the people (demos = people, krátos = government) which means that government is made of every one of us. However, in Spain most of the political class does not even listen to us. Politicians should be bringing our voice to the institutions, facilitating the political participation of citizens through direct channels that provide the greatest benefit to the wider society, not to get rich and prosper at our expense, attending only to the dictatorship of major economic powers and holding them in power through a bipartidism headed by the immovable acronym PP & PSOE.
Lust for power and its accumulation in only a few; create inequality, tension and injustice, which leads to violence, which we reject. The obsolete and unnatural economic model fuels the social machinery in a growing spiral that consumes itself by enriching a few and sends into poverty the rest. Until the collapse.
The will and purpose of the current system is the accumulation of money, not regarding efficiency and the welfare of society. Wasting resources, destroying the planet, creating unemployment and unhappy consumers.
Citizens are the gears of a machine designed to enrich a minority which does not regard our needs. We are anonymous, but without us none of this would exist, because we move the world.
If as a society we learn to not trust our future to an abstract economy, which never returns benefits for the most, we can eliminate the abuse that we are all suffering.
We need an ethical revolution. Instead of placing money above human beings, we shall put it back to our service. We are people, not products. I am not a product of what I buy, why I buy and who I buy from.

For all of the above, I am outraged.
I think I can change it.
I think I can help.
I know that together we can.I think I can help.

I know that together we can.

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Manifiesto en apoyo a las movilizaciones por la democracia desde las Universidades y los centros de investigación

Las abajo firmantes, como personas pertenecientes al PDI (Personal Docente e Investigador), al PAS (Personal de Administración y Servicio), y al estudiantado tanto de universidades como de centros de investigación, apoyan las movilizaciones que se están produciendo en el estado español:

Desde el día 15 de Mayo miles de personas (la mayoría jóvenes) ocupan las calles y las plazas de nuestro país pidiendo más democracia y menos mercado. Mucha gente nos hemos indignado y lo estamos demostrando en la calle. Se ha cumplido un sueño de tantos que nos quedan por cumplir, y si no nos dejan soñar, no les dejaremos dormir.

Muchas personas de la universidad estamos participando activamente en este movimiento que está naciendo con gran fuerza.

A pesar de las resistencias de los medios de comunicación, de las Juntas Electorales y de la policía (o a lo mejor gracias a ellos), las concentraciones, las posteriores acampadas y las redes de difusión en facultades, centros de trabajo, pueblos y barrios, se van a suceder, como mínimo, hasta el domingo 22 de Mayo.

Esperamos que este movimiento continúe y nos comprometemos a promover procesos democratizadores también desde y en nuestras Universidades.

Por último, con este llamamiento queremos animar a todo el mundo a que contribuya con todas sus fuerzas a construir este movimiento, a construir más democracia y a terminar con la dictadura de los mercados.

Si eres PDI, PAS, Investigador o Estudiante universitario y quieres firmar este manifiesto en apoyo a las movilizaciones por la democracia, pincha aquí:

[firmar manifiesto]

Sociedad civil global: la lucha por el reconocimiento de las capacidades

Patrici Calvo, 19/05/11
Hace unos meses quedaba atónito frente al televisor contemplando cómo nuestros líderes políticos europeos apoyaban incondicionalmente los diferentes movimientos surgidos en sendos países del mundo islámico. Aquellas revueltas pacíficas de la sociedad civil, que todavía hoy siguen muy latentes a pesar del silencio de la mayoría de los medios de comunicación, terminaron convirtiéndose en revoluciones que acabaron derrumbando fuertes y consolidadas dictaduras. Regímenes totalitarios que durante décadas habían restringido duramente las libertades de sus ciudadanos, o como diría el premio Nobel de economía Amartya Sen sus capacidades «para poder llevar a cabo aquello que tienen buenas razones para valorar».

Mi perplejidad en aquellos momentos no iba dirigida a la defensa de la legitimidad de los pueblos islámicos para poder deliberar y decidir sobre cómo quieren ser gobernados y qué es lo mejor para ellos —cosa que comparto plenamente— sino más bien hacia la incapacidad de nuestros líderes para llevar a cabo un análisis crítico de la realidad. Una realidad que es global y en la cual también quedan incluidos ellos. ¿Es que acaso las libertades en Europa no estaban en peligro y no era en buena medida responsabilidad de nuestros políticos? Si entendemos libertad como la capacidad de poder introducir en una urna el nombre del partido que queremos que represente nuestros intereses durante los próximos cuatro años, evidentemente no, pero si concebimos como libertad nuestra capacidad individual para «hacer las cosas que tenemos buenas razones para valorar», por supuesto que sí.

Durante aquellos días insistía una y otra vez que la democracia en España, y en general en toda Europa, estaba empezando a revelar claros síntomas de agotamiento. La sociedad se estaba mostrando muy desencantada con sus políticos y sus políticas, sobre todo después de observar con cierto aturdimiento cómo políticos y políticas eran incapaces de proteger a los más débiles de los efectos perniciosos de una crisis económica que no habían ayudado a construir y, sin embargo, muy capaces de salvar -e incluso maximizar- el patrimonio y el estatus de quienes tuvieron responsabilidades directas en ello, sobre todo banqueros y grandes empresas multinacionales. No es de extrañar que, como mostraba El País el 14 de marzo de 2011 a través de los datos de una encuesta realizada en diferentes países de la Unión Europea, el 90% de los encuestados «no confía mucho» o «no confía nada» en la honestidad e integridad de sus políticos; cifras ciertamente alarmantes y escandalosas tratándose de países con una fuerte y consolidada democracia.

Por todo ello no entendía en su momento por qué nuestros políticos sacaban pecho de las revoluciones de los países islámicos como si aquello no fuera con ellos. ¿Por qué el movimiento tunecino no iba a dejar su impronta sobre la sociedad occidental? Nuestros líderes no vieron o no quisieron ver en su momento que lo que estaba en juego en aquellas revuletas no era dictadura sí o dictadura no, sino la exigencia de libertad. Una libertad positiva que también estaba y está en peligro en nuestras sociedades.

Ayer nos levantamos con la noticia de que Castellón, Valencia y otras ciudades españolas [50] se habían adherido al movimiento «indignados» que desde el 15 de mayo ha tomado las calles de Madrid y que tiene su centro neurálgico en la misma Puerta del Sol de la capital española. Tras el lema «¡Democracia real ya! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros» muchas personas de diferentes edades mostraban en las calles y plazas de sus ciudades su frustración e indignación con el sistema actual, y reclamaban al mismo tiempo el respeto y el reconocimiento que les ha sido negado por sus políticos durante toda la gestión de la crisis económica actual. Por ello, la sociedad española está hoy en la calle y exige cambios en el sistema democrático. Entre los cuales destaca la reforma necesaria del Senado, la realización de un referéndum para decidir si el pueblo quiere o no que se ayude con dinero público, su dinero, a los bancos y cajas –al igual que sucedió en Islandia- y la imposibilidad de que políticos imputados por corrupción puedan presentarse a unas elecciones. En definitiva, lo que está pidiendo la sociedad española es una democracia participativa donde sus argumentos válidos y no un mero voto cada cuatro años sean tenidos en cuenta por sus dirigentes.

Efectivamente son situaciones muy distintas las que produjeron las revoluciones en los países musulmanes y las que están produciendo los primeros movimientos en la Unión Europea, pero sin embargo lo que subyace en la base de todo ello es muy similar y ataca en un mismo sentido: la falta total de libertades en el caso de unos, la pérdida continuada de libertades en el casos de los otros.

Como dice Sen, las libertades instrumentales [servicios económicos, libertades políticas, oportunidades sociales, garantías de transparencia y seguridad protectora] están interconectadas y se complementan para lograr la concreción de la libertad positiva, la capacidad real de una persona de poder ser o de hacer algo que tiene buenas razones para valorar. Esta interrelación propicia que cuando una de ellas se ve insatisfecha, difícilmente las demás pueden alcanzar su objetivo y la libertad positiva no se concreta. Y esto es precisamente lo que está sucediendo actualmente. Hoy tal vez tengamos libertad para ir a votar, pero la falta de transparencia de nuestras democracias e sus instituciones, organizaciones y agentes principales, los recortes significativos en oportunidades sociales, la minimización de las posibilidades de acceso a un salario justo, y la reducción considerable del estado de bienestar hace que los ciudadanos se sientan defraudados con el sistema y con sus representantes y busquen el reconocimiento y el respeto que se merecen y que se les sigue negado desde las instituciones democráticas, actitud que no han tenido éstas con buena parte de los grupos privilegiados.

Castellón, al igual que otras muchas ciudades españolas, también se ha echado a las calles para luchar por el reconocimiento y el respeto que merecen sus ciudadanos y ciudadanas. Hay quienes predicen que todas estas protestas persiguen un fin político, el de la izquierda, y acabará tras las elecciones del 22 de mayo. Tal vez tengan razón y tengamos que aceptar que la sociedad española no es más que una marioneta en manos de políticos y de medios de comunicación. Una sociedad heterónoma, sin carácter ni personalidad, e incapaz de razonar o valorar las cosas por sí misma. Pero tal vez se equivoquen y estemos frente una posible revolución pacífica que contagie al resto de Europa y se convierta —como ha señalado el Washington post— en «una primavera de frustración» que haga realmente cambiar las cosas.

Hoy más que nunca desde el final de la Segunda Gran Guerra, el sentido y la legitimidad de nuestras democracias europeas y de sus instituciones, organizaciones y agentes principales está en juego. Sin duda es necesario que nuestros políticos recuperen la confianza del pueblo, y eso sólo lo conseguirán si dejan que los ciudadanos se expresarse libremente, si escuchan lo que tienen que decir, y si permiten que los argumentos válidos dejen su impronta e influyan en sus acciones y decisiones.

Ciudadanía Económica y Política Democrática

Jesús Conill, 16/05/11
Probablemente una de las primeras preguntas que surgen al leer el titular de este artículo es ¿Se puede hablar de ciudadanía económica para construir una innovación en el ámbito de la política democrática? Puesto que, en general se entiende que la ciudadanía está relacionada al ámbito político pero no al ámbito económico y que se caracteriza como el espacio de lo bueno mientras que la economía por el ámbito de lo malo, ambos por naturaleza.

Sin embargo si se echa una mirada a la formación histórica de las sociedades desde el mundo griego hasta las modernas actuales se podrá observar que la economía siempre tuvo espacio privilegiado en la organización de las estructuras que componían cada una de las sociedades. En la Grecia Antigua el jefe de la economía era el ciudadano, el padre de familia, es decir el sentido económico fundamental se origina en Grecia en donde el hombre de la casa era el responsable de la economía. En la época moderna la economía surge como un espacio de libertad – autonomía – para construir esferas de bien estar para los individuos, en donde sus intereses se coordinan por una institución, que son los contratos. En pocas palabras, la economía moderna es economía política. En el caso de las sociedades actuales se habla de consensos social demócratas. Lo económico contemporáneo es un campo de juego de libertad y libertades, un espacio más de la libertad plural en los diversos ámbitos, donde podemos ejercer nuestra ciudadanía, sea a través de liberalismos sociales o de socialismos democráticos. De tal manera que se ha aludido el significado de un liberalismo salvaje o un marxismo/leninismo revolucionario.

Considerando este breve recorrido por el marco histórico en que se mueve la construcción de las sociedades occidentales se puede afirmar que: se ha establecido en las sociedades modernas de facto un marco de ciudadanía económica, a través de los modelos social-demócratas que operativamente las han configurado. Todo esto, a partir de la institucionalización de: el mercado, la empresa, el Estado, los conjuntos de organismos internacionales que se fundan principalmente después de la Segunda Guerra Mundial y, los medios de comunicación. Todos ellos, conforman una estructura que está organizada en forma de instituciones que se mueven tanto en un trasfondo económico como en marcos de actuación de carácter social.

Siendo así, faltaría razonar a cerca de cuales son los lugares en que los ciudadanos pueden actuar dentro de esta estructura institucionalizada de las sociedades modernas contemporáneas: primero, en la capacidad productiva – pues es donde se produce la riqueza y, también, la pobreza; segundo, en el consumo – una de las caras de la autonomía está en los ámbitos de consumo-; tercero, en el ahorro – es un lugar que da herramientas para poder ejercer la autonomía ciudadana -; cuarto, en las inversiones – pudiendo elegir entre los fondos sostenibles y responsables o los fondos de auto riesgo; quinto, a través de la participación político-económica tanto nacional como internacional – responsabilizándose por el desarrollo socio-económico global.

Asumiendo los argumentos que se han propuesto hasta el momento parece que se podría contestar de forma afirmativa a la pregunta que encabeza este artículo. Claramente se puede hablar de ciudadanía económica entendiéndola como un espacio de innovación en el ámbito de la política democrática, puesto que los espacios de formación de la ciudadanía están desde siempre firmemente relacionados al ámbito económico y son, principalmente desde la época moderna, condición de posibilidad el uno del otro.

En verdad, lo que parece todavía echarse en falta es la construcción de una ciudadanía activa que se haga corresponsable en la praxis del desarrollo de un modelo socio-económico sostenible. Y definitivamente abandone la pasividad ciudadana de esperar que después de la crisis económica las cosas vuelvan a sus roles “normales”, pues esto tampoco está garantizado. En suma, las herramientas propias del ciudadano económico se sostienen en el propósito de construir una autonomía responsable que a través de influencias de cooperación recíproca podría ayudar en el cambio de modelo socio-económico vigente.

Artículo publicado en el Periódico Mediterráneo el 25/04/10

A Cooperative Species: Human Reciprocity and Its Evolution

Why do humans, uniquely among animals, cooperate in large numbers to advance projects for the common good? Contrary to the conventional wisdom in biology and economics, this generous and civic-minded behavior is widespread and cannot be explained simply by far-sighted self-interest or a desire to help close genealogical kin.

In A Cooperative Species, Samuel Bowles and Herbert Gintis–pioneers in the new experimental and evolutionary science of human behavior–show that the central issue is not why selfish people act generously, but instead how genetic and cultural evolution has produced a species in which substantial numbers make sacrifices to uphold ethical norms and to help even total strangers.

The authors describe how, for thousands of generations, cooperation with fellow group members has been essential to survival. Groups that created institutions to protect the civic-minded from exploitation by the selfish flourished and prevailed in conflicts with less cooperative groups. Key to this process was the evolution of social emotions such as shame and guilt, and our capacity to internalize social norms so that acting ethically became a personal goal rather than simply a prudent way to avoid punishment.

Using experimental, archaeological, genetic, and ethnographic data to calibrate models of the coevolution of genes and culture as well as prehistoric warfare and other forms of group competition, A Cooperative Species provides a compelling and novel account of how humans came to be moral and cooperative.

More information: Princeton University Press

Juan Díez-Nicolás: “El capitalismo ha dado de sí todo lo que tenía que dar”

Carmen Martí, 13/05/11

De la lucha por la igualdad a la búsqueda de la seguridad ha sido el cambio más importante en el sistema de valores del siglo XX al siglo XXI, convirtiéndose la seguridad en el valor central sobre el que giran los demás en el momento actual. La seguridad laboral, la seguridad emocional, y por supuesto la seguridad física copan el sistema de valores de la mayoría de las sociedades actuales, entre ellas las europeas y la española en concreto. “La cuestión es ¿hasta dónde vamos a ceder de nuestra libertad para conseguir esa seguridad?”

Analizar estos cambios en el sistema actual para revitalizar la empresa fue el objetivo de la conferencia pronunciada ayer por el Catedrático de Sociología Juan Diez Nicolás, en el Seminario ÉTNOR de Ética Económica y Empresarial, que este año celebra su XX aniversario analizando el tema “Revitalizar las empresas para una buena sociedad”. ¿Qué valores priman en la sociedad actual? ¿Hacia qué horizonte de valores vamos? ¿Qué valores llenan la agenda de los directivos y líderes mundiales?
“Durante siglos de historia de la humanidad la mayor preocupación del ser humano ha sido sobrevivir”. Una situación que según Diez Nicolás, autor de la Encuesta Mundial de Valores, cambia radicalmente a partir de la II Guerra Mundial, donde cobran fuerza el mérito, la autoridad y el esfuerzo, valores que facilitaron la industrialización. “En los años 60 del siglo pasado se produce otro cambio importante gracias al desarrollo económico alcanzado, obteniéndose cotas desconocidas en la humanidad de seguridad económica y personal que no habíamos tenido nunca en la historia”, destacó el ponente.

Sin embargo, la post-modernización ha llevado consigo “la pérdida del principio de autoridad y una maximización del bienestar donde lo material lo damos por descontado y nos creemos con derecho a consumir lo que queramos, con la frustración consecuente de no estar a la última y no tener lo último”.

La cuestión es que en el momento presente los niveles de inseguridad se han disparado de nuevo, y parece inevitable una vuelta a los valores materialistas y de autoridad. De hecho así lo reclaman líderes políticos, empresariales y de la opinión pública.

A nivel económico, “el capitalismo, lejos de ser la panacea, está desapareciendo. Ha dado de sí lo que tenía que dar y su último reducto es el capitalismo financiero”, y “la democracia parlamentaria -y lo digo como temor-, no tiene nada que ver con la del XIX, se ven reflejados intereses económicos y financieros, no políticos. Lo que era la economía libre de mercado ya no existe, solo hay libertad de circulación de capital, pero no de productos y servicios. Y tampoco hay libre circulación de personas, como muestran las reacciones de algunos países ante los últimos movimientos migratorios como consecuencia de las revueltas del mundo árabe”.

Ante este panorama en el coloquio la catedrática de Ética Adela Cortina planteó la cuestión fundamental de si “¿no hemos aprendido nada de valores por el camino?” “Por ejemplo, que es mejor el desarrollo de los pueblos que la autoridad militar para conseguir la seguridad; o que la cooperación es mucho mejor para todos que el conflicto, o que la justicia es necesaria para estar a la altura de la humanidad, y la distribución de la riqueza es básica para ello ¿Se han asumido que si esos valores se incorporaran las cosas irían mejor para todos?”.

A lo que Juan Diez contestó que “la historia nunca se repite exactamente y han habido conquistas que van a ser difícilmente reversibles, como el divorcio o el matrimonio del mismo sexo, etc. pero es inevitable pensar que el mundo ya no es tal y como lo conocimos y el futuro será muy diferente”.

De hecho el Catedrático destacó que se están cumpliendo pronósticos de los años 70 del siglo XX: “un crecimiento acelerado de la población; la presión creciente sobre los recursos; el empeoramiento de la calidad de vida; el aumento de las desigualdades que no han parado de crecer desde los 70, por lo que habrá más conflictos sociales, y el creciente recurso a la autoridad para solucionar los conflictos”.

“El mundo se ha globalizado de verdad, pero cuanto más complejo y desarrollado es un sistema, más vulnerable es. Si mañana nos quedamos sin electricidad o sin petróleo todo lo que hacemos ahora no lo podremos hacer. Con este panorama no podemos pensar que vamos a continuar con el mismo tipo de familia que la que tenemos, de universidades, de modelos políticos, de mercados, no tiene ningún sentido” sentenció Diez.

«Inside job»: la degradació moral de la democràcia

Vicent Llidó, 06/05/11

Aquesta pel•lícula realitza un reportatge sobre els orígens i desenvolupament de l’actual crisi financera global en què estem immersos, així com, també, evidencia les persones i les polítiques que la feren possible. Sobre tot, centra la seua investigació en els Estats Units perquè fou en aquest país on es gestà i esclatà la crisi, tot i que també esmenta, si més no, somerament, les seues conseqüències a Europa, sobre tot amb l’exemple islandés, així com, també, en la zona asiàtica representada per Singapur i Xina.

En primer lloc, la pel•lícula relata els orígens de la crisi als Estats Units, en els quals a partir de l’anomenada «gran recessió» de 1929 s’havien desenvolupat unes institucions bancàries i financeres petites i d’àmbit local que operaven en un mercat financer estable i sota la supervisió reguladora governamental.

Tanmateix, aquesta situació canvià a partir de la dècada dels vuitanta, quan el govern republicà de Ronald Reagan, comença a desregular el mercat financer dels Estats Units, fet que, en virtut de la transcendència econòmica i política d’aquest país a nivell internacional, aquest model s’anà estenent sobre els mercats financers mundials. Aquest procés de desregulació estigué fomentat pels directius de les principals companyies financeres i pels economistes acadèmics de les principals universitats americanes. D’aquesta manera, aquest model va anar calant en les mentalitats de la població i dels dirigents polítics i econòmics, de tal forma que els governs posteriors continuaren aplicant-lo i ampliant-lo, tot i que, de tant en tant, provocava alguna situació de crisi en el sistema financer.

Així, a partir de la dècada dels noranta, l’economia financera, de caire especulatiu, substituí a la productiva com a motor econòmic dels Estats Units i el seu auge propicià el creixement desmesurat de les grans companyies financeres, en les quals els seus directius començaren a acumular poder i a obtenir uns ingressos salarials astronòmics. Per assegurar-se la continuïtat de la situació, aquest directius havien fagotitzat amb suborns tant els sistemes de control privats, com les agències de qualificació, com governamentals i, fins i tot, s’integraren en les seues institucions. Així, amb la complicitat del món de la política, l’universitari i l’econòmic, les grans companyies financeres començaren a desenvolupar nous productes financers d’alt risc, anomenats «d’enginyeria financera», com els «derivats» i, posteriorment, les hipoteques «subprime» amb què especulaven en els mercats financers i obtenien uns beneficis desmesurats. Aquesta especulació fregava el frau i, sobre tot, en el cas de les hipoteques «subprime» generà una bombolla immobiliària que esclatà al 2008 i provocà l’actual crisi financera d’abast mundial.

El cas de les «subprime» és especialment significatiu, ja que constituïa un producte financer piramidal que, a mesura que progressava en la cadena de compra, anava augmentant el seu valor i generant grans beneficis especulatius. Les entitats creditícies aprofitaren la desregulació del sistema financer per atorgar una gran quantitat d’hipoteques immobiliàries d’alt risc, és a dir, sense cap garantia d’acompliment, que, en connivència amb les agències de qualificació i d’assegurances, eren declarades com segures i rendibles –o AAA–, de tal forma que anaven augmentant progressivament el seu valor en el mercat de forma artificial. Tot plegat fomentà l’augment del valor de les vivendes i l’endeutament de la població i de les empreses, fins que, al final, la quantitat de diners «virtuals» que produïa aquesta especulació superava la de l’economia real dels diferents països. A més, en aquest joc especulatiu es produïa una estafa monumental: les companyies financeres oferien un producte «subprime o tòxic» qualificat falsament com AAA i assegurat sabent que no valia res, és a dir, enganyaven als seus clients que, finalment perdien diners perquè, a continuació, les mateixes companyies financeres que els havien venut el producte «tòxic» especulaven en contra d’aquest per cobrar l’assegurança. Tot molt il•legal, però amb la connivència de les institucions financeres privades i governamentals que estaven ocupades pels mateixos instigadors de tot aquest procés.

Com ja s’ha esmentat, tot plegat ha desfermat una crisi global que ha arruïnat a molts estalviadors particulars i l’economia de països sencers, com Grècia, Islàndia o Irlanda, i ha generat unes taxes de pobresa i d’atur entre la població que han batut rècords històrics arreu del món. I això és així perquè l’especulació ha deixat el sistema financer mundial sense liquiditat i, per tant, les empreses i els particulars tenen moltes dificultats per accedir al crèdit, fet que paralitza l’economia «real» dels diferents països que entra en recessió . Però, la seua conseqüència més cridanera és que els governs han hagut de rescatar aquestes companyies financeres amb diners públics sense demanar responsabilitats als seus directius que continuen ocupant càrrecs de poder i cobrant grans quantitats de diners per la seua gestió.

Finalment, el resultat de tot plegat és què, en aquest món en crisi, la gran majoria de la població s’està empobrint mentre que una petitíssima minoria s’enriqueix.

En conclusió, els fets que relata aquesta pel•lícula palesen que aquesta crisi econòmica i financera a la qual ens enfrontem no és altra cosa que el resultat d’una enorme trama corrupta que, a més, ha sabut imposar els seus postulats a la societat i ha manipulat les institucions democràtiques per assolir els seus objectius. I crec que això és així perquè si els implicats han corromput els responsables econòmics i polítics, aquests s’han deixat corrompre i la resta de la població, més o menys conscientment, no han fet res per impedir-ho mentre gaudia d’una situació d’auge econòmic. Per tant, des del meu punt de vista, tot plegat també evidencia que estem davant d’una crisi ètica que afecta a tots els sectors de la nostra societat i, el que és més greu, que també s’ha instal•lat en el nostre sistema democràtic.

La democràcia fou concebuda durant la il•lustració com «el govern del poble i per al poble», és a dir, que la missió dels governs emanats de la sobirania popular no pot ser altra que la de procurar el benestar de les persones i el progrés de la societat. Per tant, la democràcia ha de basar les seues actuacions en principis i valors ètics perquè tenen una validesa universal, i, a més han de fomentar-los socialment com una eina de convivència i progrés. Així, per tot plegat, crec que la superació d’aquesta crisi també passa per regenerar el sistema democràtic, o, dit d’una altra manera, que cal més democràcia i que, a més, siga plenament efectiva.

Tanmateix, en la meua opinió, aquesta regeneració ètica de la democràcia ha de ser liderada des de la societat civil, ja que amb una ciutadania èticament conscienciada, compromesa i activa, seria molt més difícil que cap empresa o particular poguera fer servir el sistema de forma interessada. D’aquesta manera, l’exigència ètica també passaria a formar part del tarannà de les empreses i dels empresaris, ja que, al cap i a la fi, cap empresa pot tenir èxit si bandeja a una societat de la qual també en forma part.

En definitiva, crec que aquesta és la idea que vol transmetre la pel•lícula quan, en la seua conclusió final, el narrador afirma, amb una imatge de fons de l’estàtua de la llibertat, que «encara hi ha coses per les que paga la pena lluitar».

Neurociencias: ¿Una nueva filosofía?

Patrici Calvo, 04/05/11

Las ‘neurociencias’ se han convertido actualmente en todo un fenómeno científico a la sombra de los espectaculares avances tecnológicos que han permitido detectar, entre otras cosas, qué zonas se activan en el cerebro cuando odiamos, amamos, reímos, valoramos, deliberamos, nos indignamos, etc. Este hecho es apreciable a través de la gran cantidad de libros, revistas científicas, jornadas, congresos y seminarios que sobre esta disciplina de la ‘neurofisiología’ han visto la luz en la última década y que aumentan en número cada nuevo año.

La ‘neurociencia’ estudia empíricamente, a través de imágenes de la actividad cerebral extraídas mediante Magnetoencefalografía, Topografía de Emisión de Positores y, sobre todo, Resonancia Magnética Funcional (fMRI), cómo funciona el cerebro, sobre todo humano. El uso y aplicación de estas modernas técnicas ha permitido mostrar dos cuestiones importantes. En primer lugar, que evolutivamente diferentes partes del cerebro se han ido especializando en una función concreta. Y, en segundo lugar, que además existe un nexo de unión entre ellas. La localización en el cerebro de cada una de estas zonas específicas ha dado lugar a un buen número de nuevas especialidades dentro de la ‘neurociencia’, tales como la ‘neuroética’, el ‘neuromarketing’, la ‘neurosociología’, ‘neuropolítica’o la ‘neuroeconomía’ por citar algunas de las más relevantes; especificidades que buscan discernir cómo funcional el cerebro humano para, entre otras cosas, intentar predecir las conductas de los agentes.

La ‘neuroeuforia’ desatada alrededor de los primeros estudios realizados, sobre todo por las posibilidades que parece ofrecer su aplicación en diferentes contextos de interacción humana, choca actualmente con el ‘neuroescepticismo’ de quienes entienden que los fundamentos sobre los cuales se apoyan sus conclusiones no son todavía suficientemente sólidos para obtener el consenso de la comunidad científica, y con la ‘visión crítica’ de quienes intentan discernir qué implicaciones morales pueden tener estos estudios y qué mínimos deberían estar detrás de todo intento de aplicación.

Pero lo que parece claro es que los avances de las neurociencias, y con ellas nuestro conocimiento del cerebro, están modificando nuestra concepción de la ética, la economía y la política. Por ese motivo, se ha puesto en marcha desde la Universitat Jaume I el curso «Neurociencias: ¿Una nueva filosofía?» con el objetivo principal de analizar de manera interdisciplinar la relación entre la ética y las neurociencias, tanto en el terreno de la ética aplicada como en la economía y en la política, a través de conferencias, talleres y mesas redondas que, por una parte, muestren el estado del arte y, por otra parte, permitan generar un debate enriquecedor y una reflexión conjunta que ofrezca, más que respuestas, orientaciones.

La implicación que la ‘neurociencia’ puede tener en el desarrollo de diferentes ámbitos profesionales y de investigación, como la psicología, la comunicación, la política, la economía, la medicina o la filosofía moral, hacen de este curso un momento interesante tanto para los profesionales implicados en cada uno de ellos como también para los estudiantes universitarios cuyas disciplinas o materias de estudio se encuentran directamente relacionadas con esta: Filosofía, Humanidades, Ciencias políticas, Economía, Medicina y Ciencias de la Comunicación. Un curso que conecta con los problemas actuales y que pretende aportar ideas para su posible resolución.

El curso tendrá lugar los días 20, 21 y 22 de julio de 2011 en el hotel El Palasiet de Benicásim (Castellón) y contará con la presencia de destacados teóricos como Adela Cortina, Ignacio Morgado, Jesús Conill, Fernando Martínez, Cesar Ávila, Pedro E. Bermejo y Domingo García-Marzá entre otros.

Díptico del curso [ver]

Para más información: Cursos UJI

Miércoles, 20 de julio
Neuroética
Mañana
9:30. Recepción y entrega de material.
10:00. Inauguración del Curso
10:30. «Presente y futuro de la Neuroética» Adela Cortina. Universidad de Valencia y Fundación Étnor.
11:30. Pausa-café.
12:00. «Claves para una alianza entre los sentimientos y la razón» Ignacio Morgado. Universidad Autónoma de Barcelona.
13:00. «El cerebro social y la evolución» Fernando Martínez García. Universidad de Valencia.

Jueves, 21 de julio
Neuroeconomía

Mañana
10:00. «La toma de decisiones en las técnicas de neuroimagen» Cesar Ávila. Universitat Jaume I.
11:00. Pausa-café.
11:30. «Aspectos éticos de la neuroeconomía» Jesús Conill. Universidad de Valencia y Fundación Étnor.
12:30. «Neuroanatomía de las decisiones financieras. Del concepto teórico al análisis de mercados» Pedro E. Bermejo. Presidente de la Asociación Española de Neuroeconomía (ASOCENE).

Tarde
16:00. «La comunicación de las emociones» Elsa González, Universitat Jaume I, y Francisco Fernández, Universitat Jaume I.

Viernes, 22 de julio
Neuropolítica

Mañana
10.00. «Neuropolítica: el (nuevo) arte de la manipulación». Domingo García-Marzá. Universitat Jaume I y Fundación Étnor
11:00. Pausa-café.
11:30. «Las neurociencias y la naturalización de la
biopolítica» Castor Bartolomé. Unisinos.
12:30. «La gestión de las emociones en el discurso político» Andreu Casero. Universitat Jaume I. 13:30. Clausura.

¿Por qué cuesta tanto integrar la RSE?

Roberto Ballester, 04/04/11

En pocos años, escasamente una década, hemos pasado de no tener prácticamente referentes en materia de Responsabilidad Social a contar con una larga lista de guías, estándares e iniciativas en esta materia. Si bien es cierto que no todos con el mismo peso y reconocimiento público.

En principio, podríamos pensar que esto es un gran avance, y sin duda lo es, pero presenta también algunas dificultades y problemas a los que habrá que ir respondiendo, sin prisa, pero sin pausa.

Conviene, en primer lugar, decir que, por supuesto, es necesario que existan estándares que fijen qué elementos y cuestiones se deben tener en cuenta cuando una empresa quiere integrar una gestión socialmente responsable o informar de dicha integración. Pero que estos estándares se centren exclusivamente en la Responsabilidad Social desvirtúa en cierto modo la propia propuesta de este asunto. ¿Tiene algún sentido que la práctica actual sea que las empresas hagan, por un lado, su Memoria Económica Anual y, por otro lado, la Memoria o Informe de RSE? ¿Es que no existe Responsabilidad Social en la gestión económica y financiera de las empresas?

Encontramos aquí una primera dificultad a la que necesitamos dar respuesta: ¿cómo integrar la Responsabilidad Social en las Memorias Económicas Anuales o viceversa? Pedir a las empresas que hagan este esfuerzo doble elaborando estas dos memorias supone, en primer lugar, desvirtuar el propio concepto de Responsabilidad Social de la Empresa y, en segundo lugar, un sobrecoste evidente de horas de trabajo, duplicidades, etc. Estoy convencido que acabar con esta dualidad ayudará a dar un gran paso en el asunto que nos ocupa, ya que hará que quizá en los Consejos de Administración se preste a estos temas la atención que se merece, acabando con esa sensación de “añadido” que siempre tienen los asuntos relacionados con la RSE.

Pero, además de lo dicho anteriormente, conviene profundizar algo más en la diversidad de estándares o similar que hoy en día existen en materia de Responsabilidad Social y a los que la empresa tiene que responder. En este sentido, es necesario también distinguir entre aquello que afecta a las empresas grandes de la realidad de las pequeñas y medianas empresas.

Las primeras de éstas, las grandes, entre las que se encuentra más formalizada la integración de la RSE han pasado de, si se me permite la expresión, un “panfleto” en el que se contaban las bondades de la empresa, sin más rigor ni calidad que la de contar con alguien que tuviera buena mano para escribir y un buen diseñador que diera forma a todo aquello a una complejidad tal que a veces resulta ingobernable.

De hecho, cuando hablas con las personas que hoy en día están al frente de los departamentos de RSE de las grandes empresas acerca de los estándares y demás sistemas de gestión que tienen en cuenta la idea se confirma: esto no hay quien lo gestione y, además, no hay cliente capaz de entenderlo.

Me cuentan estas personas que en relación a los principios que tienen en cuenta para informar básicamente son el GRI (Global Reporting Initiative), el general y el específico para las empresas de su sector, y el AA1000APS.

Después entran los sistemas de verificación para la información no financiera: ISAE3000 y AA1000AS.

Y para que todo esto tenga algún sentido, hay que poner primero en marcha e integrar sistemas de gestión que hagan posible tener algo que contar. En este sentido, me hablan de sistemas de gestión de empresa familiarmente responsable, OHSAS 18001:2007 en materia de seguridad y salud laboral, ISO 14001:2004 para los temas medioambientales y un largo etcétera que no cuento para no cansar.

¿Alguien cree de verdad que las empresas, más en la situación actual de búsqueda de la máxima eficiencia, va a poder gestionar todo esto de manera sensata? Desde luego a mi me parece que no.

Esto mismo han debido pensar los responsables del GRI, quienes recientemente han lanzado, junto con Prince’s Accounting for Sustainability Project, la creación de un Comité Internacional que tiene como objetivo crear un modelo globalmente aceptado para informar de manera integrada, clara, concisa y comparable sobre cuestiones relacionadas con los aspectos financieros, medioambientales, sociales y de gobierno corporativo. Estaremos atentos a lo que salga de dicho comité.

Pero si bien esto es un tema de interés para las empresas grandes. Veamos ahora qué pasa con las empresas pequeñas. Recientemente estaba en un encuentro con diferentes entidades que estamos hoy en día trabajando en RSE cuyo objetivo era mostrar a las pequeñas y medianas empresas cómo podían aproximarse a estas cuestiones. Como era de esperar, presentamos un buen número de guías, modelos de gestión, herramientas, etc. para las PYMEs. La respuesta de éstas era de esperar: “por favor, aclárense entre ustedes y muéstrenme algo que recoja lo mejor de cada propuesta. Antes de venir aquí no sabía que era esto de la RSE y ahora, además, no sé con qué herramienta debería trabajar”.

No va a ser sencillo, pero entre todos tenemos que hacer el esfuerzo de hacer de la RSE algo sencillo y fácilmente integrable en las empresas. ¿Tendrá a esto alguna respuesta el Consejo Estatal de Responsabilidad Social de la Empresa? Estaremos atentos.

Artículo publicado en el Periódico Mediterráneo el 27/03/11

El poder de la RSE 2.0 llega a la formación académica

La Fundación Étnor y el área de Filosofía Moral de la Universitat Jaume I de Castellón, dirigida por Domingo García-Marzá, se han unido en una pionera e innovadora iniciativa que une responsabilidad social, formación y comunicación 2.0.

A lo largo del curso los estudiantes de Comunicación Audiovisual y Administración y Dirección de Empresas de esta universidad complementaran sus estudios teóricos de las asignaturas de “Ética Empresarial” y “Ética y Deontología Profesional” respectivamente con prácticas realizadas íntegramente en el entorno 2.0.

Para ello, la Fundación Étnor, fundación pionera en la difusión de la ética y la RSE a través de las redes sociales, ha habilitado una plataforma en su Comunidad Virtual, donde más de un centenar de estudiantes debaten sobre temas propuestos en clase: la adhesión de las empresas y organizaciones al Pacto Mundial, el caso Galliano y las implicaciones éticas para el mundo de la moda, la democracia monitorizada y los medios de comunicación, etc.

Diálogo 2.0
La plataforma ofrece además la posibilidad a los estudiantes de dialogar y debatir en torno a estas cuestiones con importantes representantes del mundo empresarial, de los medios de comunicación, expertos en RSE, y profesionales de diversas áreas que forman parte de esta comunidad, a la que pertenecen ya más de 300 personas de 14 nacionalidades distintas.

Con esta iniciativa se pretende no sólo integrar las redes sociales y la comunicación 2.0. en la formación académica en ética y responsabilidad social sino, en palabras del profesor Patrici Calvo, impulsor de la iniciativa, “fomentar una verdadera implicación y participación de los estudiantes, creando un tejido asociativo potente que no se disuelva una vez terminado el curso”.

Además de artículos de opinión, en la Comunidad Étnor se publican multitud de materiales, vídeos, foros de debate, fotografías, links de interés y eventos en el marco de la ética aplicada a las organizaciones públicas y privadas y la responsabilidad social.

Artículo publicado en CompromisoRSE el 24/03/11