IV Jornadas Autonómicas de Bioética de la Comunidad Valenciana y VIII Jornadas de Comités de Bioética Asistencial de la Comunidad Valenciana
El evento contará con la participación de diversos especialistas en la materia, que tratarán de presentar sus diferentes perspectivas sobre el tema de la ética cívica y la bioética. Todo ello, entendiendo la necesidad creciente de construir una propuesta de bioética asistencial que sea capaz de construirse bajo las exigencias del mundo plural en que vivimos.
La organización del evento está a cargo del Comité de Bioética Asistencial del Hospital General de Castellón, la Universitat Jaume I y la Fundación ÉTNOR (para la ética de los negocios y las organizaciones).
La Era de los Intangibles
Actualmente el debate sobre el ‘valor real’ de las empresas ha perdido su carácter puramente tangible dando espacio prioritariamente a sus características intangibles. Esto surge con el redimensionamiento de la función social que cumplen las empresas en función de las problemáticas ecológicas, sociales y económicas que vemos aumentar con el descarrilar del tren del “desarrollo económico insostenible”. Todo ello, abre espacio a demandas sociales que exigen ir más allá de ofrecer una buena relación calidad-precio.
Con este horizonte, esta nueva era empieza con una preocupación objetiva, a saber: desarrollar la gestión ética o responsable de las empresas. Es decir, establecer instrumentos de gestión que sean capaces de, primero, definir aquello que la empresa se compromete en hacer y, segundo, rendir cuentas periódicamente de cómo está respondiendo a los objetivos y compromisos asumidos frente a sus grupos de interés. Con la finalidad de gestionar su bien más preciado, sus valores o recursos morales.
En este sentido, los recursos morales, adoptando la definición de García-Marzá, deben ser entendidos aquí como intangibles y, además, como capital social y bien público. Es decir, son recursos que no pueden visualizarse, pero están dentro de las empresas y deben fomentarse a partir de una determinada cultura empresarial. Por ello, no deben ser entendidos como bienes privados o de uso administrativo. Siguiendo esta idea cada institución tendrá unos valores más importantes que otros en función del tipo de actividad que desarrolla: las instituciones sanitarias tienen como valores prioritarios aquellos relacionados al bien interno de la actividad, que es la salud; las instituciones educativas, valores relacionados con la consecución del sentido de formación que tienen estas instituciones; las empresas informativas, buscarán valores que se acerquen a la función misma de informar que se les ha otorgado, entre otras.
Por esto, parece incoherente hablar de la gestión de intangibles y tratarlos como valores añadidos. Es decir, se debería entender ésta como la tarea de hacer más eficaz y eficiente la gestión de la comunicación interna de las empresas a través de la simetría y la transparencia y no como un “encaje” de valores que sirven solamente para reflejar una imagen errónea de la organización.
Esto nos lleva una vez más al viejo debate sobre la ética y la cosmética. Es decir, ¿cómo podemos saber si realmente aquello que las empresas están haciendo es responsabilidad social o simplemente marketing de imagen? Estamos entrando en este nuevo terreno de la responsabilidad social y todavía a los ciudadanos nos quedan muchas dudas sobre si estamos ante compromisos éticos o simplemente de intereses cosméticos.
Teniendo en cuenta ésta problemática, el actual reto en la gestión de intangibles en las organizaciones ésta en aplicar métodos de gestión de la comunicación corporativa que adopten estrategias responsables y que, más allá de añadir valores como adornos a las empresa, se deben definir formas de gestión que sean capaces de generar competitividad e innovación con aquello que ellas ya poseen de por si mismas, sus valores o recursos morales, pero que muchas veces no son capaces de gestionarlos para ganar un mejor posicionamiento en el mercado. En pocas palabras, tratar de encontrar sistemas de gestión de las empresas que se construyan sobre bases éticas y que permitan a la empresa responder a las expectativas e intereses sociales, generando y desarrollando con ello intangibles como la confianza o la reputación.
En suma, estamos frente a un nuevo reto en la gestión de las organizaciones: el de redimensionar la noción de estrategia empresarial. Es decir, redefinir aquello que hemos entendido hasta ahora como estrategia rentable para, con esto, ser capaces de diseñar nuevos modelos de gestión tanto interna como externa. Todo ello con el objetivo de embarcarse en esta nueva era de la gestión de la estrategia responsable para las organizaciones, la cual nos viene demostrando que “hacer las cosas bien” puede ser mucho más rentable, competitivo e innovador.
The participation of Stakeholders: a key factor in responsable management of the organisation
Patrici Calvo, 15/03/10.
Domingo García-Marzá cree necesarias las alianzas entre admistración pública, empresas y sociedad civil
Conferencia ofrecida en la Universitat Jaume I el 20 de enero de 2010, durante el trascurso del «I Congreso Abierto y Virtual Castellón 2020».
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«La idea que quiero mostrar es que si queremos pensar en el futuro de nuestros territorios, de nuestras ciudades y municipios, hace falta establecer una nueva alianza entre los ayuntamientos -la administración pública-, el sector económico empresarial, y la sociedad civil. Sólo desde esta nueva alianza es posible pensar en un futuro donde se detenga esta peligrosa pendiente que es hoy la desmoralización de la vida pública»
Stefano Zamagni: «Los empresarios tienen la llave del cambio de modelo económico»
El valor comunicativo de la Responsabilidad Social Empresarial
Patrici Calvo, 25/02/10
Sin embargo, y a pesar de reconocer su relevancia, la literatura de la Ética Empresarial aporta una visión que va más allá del Libro Verde, demostrando que el beneficio de una correcta implementación de la RSC en la organización no es sólo estratégico, sino también moral. Es decir, la RSC no es simplemente un instrumento para conseguir satisfacer un interés particular de un determinado grupo. También se trata de un recurso que permite a la organización generar las condiciones propicias para potenciar y desarrollar los recursos morales necesarios para llevar a cabo su actividad, tales como la confianza o la reputación.
En este sentido, la clave está en la posible legitimación de una determina empresa, organización o institución. La satisfacción de las expectativas legítimas de sus grupos de interés, de todos aquellos afectados por su actividad, permite pensar en un posible acuerdo intersubjetivo cuya continua renovación es condición de posibilidad de la gestión de los recursos morales. Precisamente, la RSC guía una actividad determinada hacia el logro del posible acuerdo con los todos los afectados por ésta. En tanto se consiga ser responsable económica, legal y moralmente se estará justificando frente a éstos una acción o decisión y, por tanto, se tendrá acceso a un capital tan importante como, por ejemplo, la confianza.
Este hecho nos lleva a pensar en el ‘principio de publicidad’: “Son injustas todas las acciones que se refieren al derecho de otros hombres cuyos principios no soportan ser publicados” (Kant, 1987:61). Este principio, que fue formulado por Kant en ‘La paz perpetua’ como un mecanismo para relacionar la ética y la política y que es utilizado por Garcia-Marzá para “analizar la validez moral de una acción, norma o institución” (2004:207), nos muestra un primer paso para la legitimación de la empresa: la necesidad de trasparencia. Cuanto más y mejor comunique cómo está llevando a cabo su actividad y lo justifique discursivamente, cuanto más pública sea, mayor confianza generará.
El periodismo especializado y el reto de la RSE
26/01/10, Dilnéia Couto
La RSE es reconocida como uno de los aspectos más relevantes de la actualidad cuando se trata de diseñar los campos de actuación empresarial. Prueba de ello. son las diversas propuestas que surgen tanto a nivel internacional, como a nacional y local para estimular la actuación socialmente responsable de las empresas. El periodismo, a su vez, es la actividad que tiene por labor primera responder a través de una información de calidad a las demandas generadas por la ciudadanía. Por esto, parece importante que se tenga en cuenta la necesidad que tienen los sujetos de estar mejor informados a cerca de las acciones y proyectos que realizan las empresas.
Se trata de, por un lado, buscar nuevos ámbitos de actuación en una profesión que, cada vez más, se especializa y gana características concretas en función del contínuo desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Y, por otro lado, recordar que el profesional de periodismo es por excelencia un mediador especializado, y que debe estar atento a las necesidades que demandan los distintos grupos de presión que se forman en la opinión pública.
Después de la publicación del Libro Verde de la Comisión Europea en el año 2001, es indiscutible la enorme cantidad de asociaciones, grupos de control, ONGs y consultorías que han surgido en los distintos continentes con el fin de investigar y comunicar las novedades que surgen sobre la RSE. Una buena prueba de esto es la nueva forma de ‘hacer’ opinión pública a través de internet, eso que ha venido a llamarse «periodismo ciudadano». Esta actitud generó y sigue generando en las empresas a nivel mundial la necesidad de actualizarse y de crear mecanismos de gestión de la confianza empresarial.
Sin embargo, una búsqueda rápida en Internet puede confirmar que las organizaciones que están más bien documentadas sobre este tema, son las mismas que surgen com asociaciones de investigación y control sobre la responsabilidad social de las empresas. por una parte, este sería el punto positivo de la RSE, es decir, que esta aún jóven propuesta está motivando la movilización e interés cuidadano. Por otra parte, se descubre también un elemento negativo el cual apunta hacia la carencia de canales periodísticos especializados para mejor manejar y transmitir estas informaciones.
El mundo del periodismo es complejo y está en constante transformación. Además, con el desarrollo de las nuevas herramientas de la tecnología, los periodistas se encuentran con un nuevo reto, el de redescubrir el hacer periodismo en el mundo virtual. Por esto, se reafirma que una de las actividades periodísticas que más puede triunfar en el mundo del hipertexto es la del periodismo especializado.
La RSE es un reto para todos nosotros: ciudadanos, empresarios, representantes políticos, investigadores y, entre otros, también los periodistas. En un mundo global el que todos podemos pinchar y averiguar las informaciones más recientes sobre un determinado tema parece hacer falta más que un pa de palabras para estar bien informados sobre un asunto. Y es ahí que entra el aporte definitivo del periodista especializado.
Por esto, se entiende importante que también en este espacio de debate que es nuestro blog puedan surgir propuestas y sugerencias. Un debate que debe fomentar la necesidad de una información más especializada y continuada sobre el tema de la RSE en todos sus ámbitos de relación, proporcionando con ello un conocimiento real de la situación de la responsabilidad social en las diferentes empresas y, además, reconociendo así el deber social de periodista de fomentar una actuación responsable de las organizaciones en un mundo que se muestra tan diverso y plural.
Por lo tanto, esta puede ser una nueva puerta profesional que se abre para todos aquellos que practican la actividad profesional periodística, pero que, sin embargo, parece estar todavía a la espera de ser abierta.
La Responsabilidad Social de las empresas sanitarias: algo más que Acción Social.
Por todo ello, lo que se persigue desde la Responsabilidad Social es la gestión de la confianza; no sólo de los clientes, sino de la opinión pública, de los ciudadanos y de los demás grupos de interés que rodean a la empresa, organización o institución. Mi opinión es que la clave para lograr este objetivo está en la comunicación. Sin embargo, es ésta precisamente una de las asignaturas pendientes de nuestras empresas sanitarias y de nuestra administración pública.
Finalmente, el estudio reflejó que la Comunidad Valenciana no está ni mucho menos en un nivel inferior al europeo en cuanto a Responsabilidad Social, pues la percepción de los ciudadanos respecto a sus empresas mereció un aprobado alto. La diferencia más bien estriba entre lo que son grandes y medianas empresas. Por ello, es ahí precisamente donde las administraciones deberían dedicar tiempo en intentar corregir tal desajuste.
Clausurado el VIII congreso de Ética del Desarrollo
Eran más de las 8 de la noche, viernes, tres días de intenso debate, y los ánimos eran los mismos que al inicio. “Los profesionales de la ética somos incombustibles”, afirmaba Adela Cortina, directora del Congreso, que se ha celebrado por primera vez en tierras europeas. Las conclusiones del mismo eran muchas, pero sobre todo Cortina destacó dos: Por una parte, que “es imposible una teoría única del desarrollo. El diálogo y la interdisciplinariedad son fundamentales en éste y en otros asuntos vitales para la humanidad, ya que el trabajo por el desarrollo humano es una actividad social cooperativa”. Y por otra parte, que “es fundamental desentrañar los bienes internos del desarrollo humano que le dan sentido y legitimidad”. En este sentido, Cortina destaco entre ellos -recordando al fallecido Denis Goulet, pionero del desarrollo humano-: “humanizar las acciones de desarrollo, asegurar el sustento, fomentar la estima de los pueblos y la libertad de los mismos pero, sobre todo, respetar las comunidades vivas de cultura”. Además -recordó- “mantener la esperanza es también un asunto importante para seguir adelante, deliberar para tratar de ver qué valores queremos llevar a cabo y desarrollar las virtudes, la excelencia del carácter, que es necesaria para alcanzar las metas del desarrollo”. Finalmente, Cortina destacó que estamos centrados en formar gestores o técnicos del desarrollo, cuando “lo que son necesarios son profesionales del desarrollo, que tengan sentido de justicia, sensibilidad y creatividad, que trabajen por el desarrollo desde la concepción de que todos los seres humanos tienen dignidad y no precio, esta es la clave del desarrollo”.
Asunción St. Claire, española afincada en Noruega y Secretaria de la Asociación IDEA, organizadora del congreso, recordó que la crisis económica, energética y social a la que nos enfrentamos en estos momentos nos ha enseñado, por desgracia, que “los modelos de desarrollo que conocíamos y creíamos adecuados, y que desde el norte hemos impuesto a los demás países, nos han conducido al fracaso”. “Ya no vale la dicotomía países desarrollados-países en vías de desarrollo, y si algo hemos aprendido estos días es que es necesario repensar los principios de la ética del desarrollo”.