La participación, asignatura pendiente de la empresa del siglo XXI

26/10/09 Patrici Calvo
Durante los últimas días, dos noticias aparecidas en la prensa han causado cierta perturbación en la opinión pública. Por una parte, el compromiso alcanzado por los países del G-20 para ejercer un mayor control estatal sobre los “bonus” que perciben los altos ejecutivos de sus empresas, incentivos que se adentran en la irresponsabilidad y que dañan más si cabe la imagen actual de la organización profesional. Y por otra parte, el anuncio de los “módicos” tres millones de euros que va a percibir anualmente el vicepresidente de la segunda entidad financiera española en concepto de prejubilación, hecho que irradia cierto sarcasmo teniendo en cuenta la responsabilidad de las entidades financieras en la caótica situación actual que ha dejado en la miseria a varios millones de personas en todo el mundo.
Ambas cuestiones han producido una tercera noticia no menos interesante: la negativa de los comités de dirección de las empresas españolas a introducir en el Código Unificado de Buen Gobierno una cláusula donde se indique la necesidad de tener en cuenta la opinión del accionariado en todas aquellas cuestiones que tengan que ver con las remuneraciones de sus directivos. Con todo ello se comprueba que, en primer lugar, la RSI no termina en la satisfacción de los intereses legítimos de los/as trabajadores/as –cuestión defendida en el Libro Verde de la Comisión Europea 2001-, sino que abarca el conjunto de expectativas generalizables de todos los grupos internos de la organización profesional, y, en segundo lugar, que la participación interna es una de las tareas pendientes para la nueva empresa del siglo XXI, una empresa que armonice la consecución del beneficio económico con el respeto medioambiental y el desarrollo social.
Si bien a lo largo de los últimos tiempos el mundo empresarial se ha ido dando cuenta paulatinamente de la importancia de llevar a cabo una correcta gestión de los recursos humanos para el buen funcionamiento de la organización profesional, en la mayoría de los casos la aplicación de tales ideas en el seno de las empresas se ha centrado tradicionalmente en desarrollar su potencial estratégico, funcional y motivacional, dejando de lado el valor normativo que atesora y que permite la superación de los diferentes conflictos internos que minimizan la consecución del beneficio económico, social y medioambiental de la empresa.
No es de extrañar, por tanto, que la participación sea hoy uno de los conceptos más desgastados dentro del ámbito interno de la empresa. Mientras los directivos se empecinan en implementar políticas participativas internas que posibiliten un aumento de la productividad, una mejora de la calidad de los productos o un reforzamiento de la imagen corporativa con el fin de lograr maximizar el beneficio económico a corto plazo, los trabajadores y los accionistas reivindican su desarrollo en la empresa para mejorar los salarios y las condiciones laborales por una parte y para controlar su inversión por otra.
No se trata de aparcar u obviar tales cuestiones, pero la participación es mucho más que una herramienta de satisfacción de necesidades concretas. Es un hecho cuyo acontecer dignifica al ser humano, aumenta los límites de la ciudadanía, desarrolla las sociedades y permite a la organización profesional -a través del entendimiento con sus Stakeholders internos- gestionar y potenciar debidamente los recursos intangibles necesarios para su correcto funcionamiento, recursos que permiten tanto su existir como la concreción de su potencialidad: lograr la excelencia empresarial. Si la empresa no respeta las capacidades participativas del ser humano para tomar parte en todo aquello que le afecta, difícilmente logrará involucrarlos en un proyecto común, pero mucho menos solucionar los diferentes conflictos de interés que afloran en su seno y que minimizan la consecución del beneficio.
La empresa del siglo XXI, más si cabe en estos momentos de crisis donde los recursos humanos escasean, debe abordar con interés una reconstrucción de su sentido interno, potenciando al máximo la inclusión de sus diferentes Stakeholders internos a través de la implementación de políticas participativas que permitan el diálogo y el posible entendimiento dentro de la organización profesional. No sólo porque con ello está respetando al ser humano en tanto que ser humano, en tanto que fin en sí mismo, sino porque mediante su concreción y desarrollo aborda una necesidad ineludible para la organización profesional, ya que a través de la participación puede –entre otras cosas– legitimar sus acciones y decisiones, potenciar el engagement con sus trabajadores, proveedores, directivos y accionistas, conocerse mejor a sí misma para corregir errores de carácter funcional, estratégico, motivacional o normativo, conocer me las necesidades de sus Stakeholders internos para poder definir mejor sus políticas, aprovechar en mayor grado el factor creativo de todos sus trabajadores para generar innovación, y tener acceso a los recursos morales necesarios para operar.
Por todo ello, es necesario que la empresa actual realice un esfuerzo importante para encontrar el camino o los caminos más adecuados que satisfagan tales propósitos. En primer lugar, potenciando la trasparencia a través de mantener debidamente informados a sus Stakeholders internos de todo cuanto acontece en la empresa. En segundo lugar, preocuparse de establecer los precisos espacios de diálogo internos que permitan su participación activa. Y finalmente, en tercer lugar lograr la sensibilización de la dirección hacia sus exigencias legítimas, teniéndolas en cuenta en toda toma de decisiones. La organización que consiga cumplir con estos requisitos, estará cada vez más cerca de ser una empresa del siglo XXI, una empresa a la altura de los tiempos.

Globalización y Ética Empresarial

27/05/09  Patrici Calvo
El hecho de que el conocimiento sea hoy el factor más determinante de la actividad profesional y que algunos escándalos institucionales alrededor del mundo por malas prácticas hayan abierto una brecha de suspicacia y desconfianza continuada en la empresa difícil de cerrar, son elemento que, sin duda, han favorecido la readmisión de la ética dentro de la empresa.

Tanto lo determinante que es una buena preparación y formación del trabajador y directivo en la creación y aumento del valor en la empresa, como los grandes escándalos económicos -Parmalat o Enron- medioambientales – Bolidendel o Prestige- y de salud pública –la farmacéutica Pfizer o la leche en polvo china enriquecida con melanina- que surgieron en el pasado y que se empeñan en seguir apareciendo en el presente, son elementos de peso que deben ser tenidos en cuenta pero que –como opina el catedrático de ética de la Universitat Jaume I García Marzá– por sí solos no explican la magnitud del hecho.

El elemento más relevante y que ha posibilitado un cambio de actitud de la empresa respecto a la ética ha sido precisamente el nuevo contexto globalizador sobre el cual se asientan y se mueven las sociedades del siglo XXI. El fenómeno de la globalización ha proporcionado la apertura de mayores espacios de libertar, ofreciendo un abanico de nuevas posibilidades para la empresa e incrementando inusitadamente su poder y su presencia en todas las esferas, tanto en la económica como en la social.
Sin embargo, este incremento del poder también ha repercutido proporcionalmente en el aumento de sus responsabilidades, pues ello le permite disponer de una mayor capacidad de respuesta ante las expectativas que la sociedad deposita en ella: creación de empleo, incremento del bienestar social y económico, cuidado del medioambiente, compromiso con el desarrollo de los pueblos, expansión de los derechos humanos a través del ejemplo de sus empresas, ampliación de los espacios de libertad, entre otros supuestos.
Es precisamente aquí donde encontramos el punto culminante que da sentido y legitimación a la empresa. Conocer con el mayor grado de precisión qué se espera de ella desde este nuevo escenario global significa disponer en cada momento de las herramientas precisas que puedan dar respuesta a todas y cada una de las expectativas creadas por la sociedad. Una acción que otorga sentido, un sentido que concede legitimidad, y una legitimidad que ofrece a la empresa -utilizando palabras de Ortega y Gasset– la posibilidad de «vivir a la altura de los tiempos» y generar relaciones con los grupos de interés forjadas en la confianza mutua.
La globalización es un fenómeno que ha interrelacionado todos los ámbitos del quehacer humano y que ha hecho de las instituciones empresariales un referente, un modelo, una posibilidad fáctica de mejora continuada de la sociedad gracias al incremento de su poder e importancia tanto en lo político como en todo lo relacionado con el mundo de la vida.
Por ello, en opinión de García Marzá, ante este debilitamiento de los Estados y este crecimiento de la importancia y poder de las empresas sobre las diferentes esferas, se hace necesario apelar a la defensa de «una posición ético crítica y universalista como única forma de dar razón de la dimensión moral de la confianza en la empresa en contextos globales». Y todavía más si atendemos a la preocupante situación que se está viviendo en todo el mundo con la crisis económica que nos envuelve y que está aumentando la pobreza del planeta de manera dramática.
En este sentido, las reflexiones de García Marzá recogidas en su libro «Ética Empresarial: Del diálogo a la confianza» (Trotta, 2004) son hoy más que nunca un claro referente de la actualidad económica y empresarial de nuestro tiempo cuya lectura activa puede ayudar a crear nuevas estructuras empresariales coherentes con los tiempos que corren y que minimicen el riesgo de volver a vivir crisis como la actual; una crisis que, más allá de lo económico, se aferra a la desconfianza de las relaciones.

La teoría de los cuatro principios básicos: el mantra de la Bioética.

Patrici Calvo, 26/10/09
El Catedrático de Historia de la Medicina de la UCM Diego Gracia reflexionó durante el curso de verano de la Jaume I “Bioética: de la práctica clínica a la estructura organizacional” sobre cómo los cuatro principios de la bioética -autonomía, beneficiencia, no maleficiencia y justicia- ya no se sostienen, pues son en realidad una simplificación que busca resolverlo todo.
Según explicó Diego Gracia, los famosos cuatro principios de la bioética nacieron en los años setenta del siglo XX a raíz de la aparición de ciertos escándalos relacionados con farmacéuticas estadounidenses. A partir de ese momento y durante dos décadas, éstos gozaron de una gran aceptación entre la comunidad científica, convirtiéndose de este modo en lo que actualmente ha venido a denominarse despectivamente el mantra de la bioética, una simplificación de la realidad que aparentemente permite encontrar solución a todos los problemas prácticos que puedan surgir o plantearse.
La teoría se fue desarrollando con los años a la luz de numerosos estudios al respecto. En este sentido tuvo especial relevancia para los bioeticistas conocer cuál era realmente el estatuto de estos cuatro principios básicos de la bioética. Tras numerosos trabajos publicados al respecto, finalmente la respuesta giró en torno a su inclusión dentro de un segundo nivel. Existiría por tanto un primer nivel, el de la fundamentación (utilitarista, deontologista, etc.), y un segundo nivel, el nivel donde se encuentran aquellos principios que pueden ser aceptados por cualquier tipo de fundamentación a pesar de su incompatibilidad manifiesta. Los cuatro principios de la bioética estarían dentro de este segundo nivel, puesto que utilitaristas, deontologístas o cualquier otro tipo de fundamentación aparentemente incompatible los aceptaba.
Con el tiempo esta primera etapa de la bioética comenzó a ser cuestionada. El problema que suscitaban los cuatro principios no era tanto conocer cuál era su estatuto sino, más allá de lo que puede ser su sentido intuitivo o popular, qué se entiende concretamente por autonomía, por justicia, por beneficencia y por no maleficencia, puesto que tales palabras pueden albergar muchos y diferentes significados. Todo ello llevó a que en 1994 el británico de origen hindú Raanan Gillon se interesase por retomar toda esta tradición teórica y comprobar su viabilidad. Para tales cuestiones pidió la participación de un buen número de bioeticistas, recogiendo todos los estudios en el ya clásico “Principles of Health Care Ethics”, un libro que según los expertos certificó la defunción de la teoría de los cuatro principios de la bioética.
En «Principles of Health Care Ethics» surgieron varias críticas al respecto de la primera etapa. Entre otras cuestiones, que en realidad no se sabe demasiado bien de qué se está hablado con eso del segundo nivel. ¿Vale cualquier fundamentación en ese nivel o lo que pasa es que se ha perdido precisión? También se criticó el uso que se le daba a los cuatro principios, como una especie de ábaco donde los cuatro elementos podían ser articulados de diferente manera para encontrar respuesta a todos los problemas prácticos de la medicina. Y así otras muchas cuestiones que fueron surgiendo con la elaboración del libro y que pusieron en jaque la primera etapa.
Para demostrar la incongruencia de la teoría, Diego Gracia ejemplificó su reflexión sobre el principio de autonomía. En este sentido, qué significa autonomía o qué se entiende por autonomía es algo que el “Informe Belmont» lo tenía muy claro: consentimiento informado. Así, una persona es autónoma cuando cumple tres requisitos: tener información adecuada, ser capaz de decidir y no estar coaccionado. Ahora bien, como explicó el profesor Gracia, esto es una interpretación de autonomía en sentido jurídico: autonomía es aquello que dice la ley del paciente.
Sin embargo, existen otras interpretaciones al respecto. En la Atenas clásica, por ejemplo, su sentido no era moral o jurídico, sino político. Autonomía significaba para los ciudadanos de la polis griega poder darse sus propias leyes. Otra interpretación que podemos encontrar tiene que ver con un sentido trascendental. Todo ser humano es autónomo por el hecho de ser racional, con lo cual no puede no serlo. Así, la autonomía no es una cuestión de los actos del ser humano, sino de ontológica. Los actos pueden ser autónomos y heterónomos, pero lo seres humanos, en tanto que racionales, no. Finalmente, también existe una interpretación del sentido de autonomía en tanto que responsabilidad. Un ser es autónomo cuando se hace responsable de sus actos, cuando decide por sí mismo y no por otros y se responsabiliza de ello. Esta interpretación está ligada a una idea de ser humano que, como diría Heidegger, no está hecho, sino que consiste en proyecto y posibilidad. La vida es un cúmulo de posibilidades, y de pendiendo de las decisiones que tome el ser humano conforma su esencia, su vida. Así, podría decirse que el ser humano será autónomo cuando sea capaz de evaluar todos los elementos que intervengan en una decisión y de asumirla de manera responsable.
Pero dejando un poco de lado su sentido, para Diego Gracia el problema principal que suscita el principio de autonomía es el importante esfuerzo que requiere para materializarse, algo que no todo el mundo está dispuesto a ofrecer. Es más sencillo dejarse llevar por lo convencional, por el grupo, por la comunidad, que atreverse a pensar por uno mismo, a adentrarse en las fronteras del post-convencionalismo y decidir. Por ello, es muy difícil salir de los convencionalismos y alcanzar un nivel de desarrollo moral superior. El ser humano, con tal de no tomar decisiones, es capaz de hacer el primo o incluso matar.
Precisamente, la Bioética se encuentra en la actualidad manchada de ciertos reduccionismos que la alejan del post-convencionalismo, parcelándola dentro de los límites de lo heterónomo. Uno de estos reduccionismos es la religión. Desde este punto de vista la ética se comprende como la resolución de conflictos según la religión que uno procese. Se cumple con lo ético por obediencia a una religión determinada, porque así lo determina ésta. Por tanto, no se requiere un esfuerzo reflexivo, de autonomía. Simplemente se obedecen sus mandamientos. En segundo lugar está el derecho. Lo ético es cumplir con lo que dicen las leyes, con lo cual tampoco es necesario pensar: acato la ley vigente y punto. Y finalmente está la tecnocracia, donde un problema ético no es más que un problema técnico mal planteado.
En este sentido, el reduccionismo es el acto de lanzar las culpas fuera de uno mismo. Hago lo que hago porque así lo dice la religión, el derecho o la técnica. No se actúa por deber, se actúa porque se dice, porque se hace, por el uso, por la costumbre, porque me lo manda la iglesia o porque me lo manda la ley. Sin embargo, la ética debe partir de algo que muy bien explicó Kant: el deber. Lo hago porque pienso que debo. Y para ello hay que empezar desde uno mismo, identificando en cada uno de esos actos ese deber que nos mueve.
Hoy, en opinión de Diego Gracia la «función de la ética no es más que una: formar personas autónomas, y personas autónomas son aquellas que actúan con deber teniendo en cuenta los hechos, los valores y, a partir de ellos, mediante deliberación madura y prudente, llegar a las decisiones que se tengan de tomar, y dudo mucho que con los cuatro principios y el modo en que ha venido funcionando la bioética, estemos haciendo esto».

El XVII Congreso EBEN España mostró la importancia de la ética y la responsabilidad en la construcción de la nueva empresa

28/06/09 Patrici Calvo
EBEN España cerró su congreso de este año tras dos días de intensas reflexiones sobre la actual crisis económica, abordando tanto sus causas y efectos como los posibles cambios a efectuar para salir de ella y evitar futuras recaídas.

En el marco incomparable de una ciudad histórica y bella como pocas en el mundo -Granada- tuvo lugar el pasado 25 y 26 de junio el XVII Congreso EBEN España con la clara intención de dar orientaciones que permitan a las diversas empresas, organizaciones e instituciones económicas encontrar un rumbo nuevo, un horizonte más cordial y humano que posibilite implementar políticas de gestión que generen valor económico al mismo tiempo que desarrollo social y humano.
La Catedrática y Académica Adela Cortina abrió el frasco de las esencias con su reflexión acerca de las causas de la actual crisis y la necesidad de crear empresas responsables que estén a la altura del nivel moral de las sociedades plurales actuales. Advertía al respecto que hay que ir dejando de lado la eterna búsqueda de culpables externos y empezar a asumir responsabilidades: “En el colegio de mojas donde estudiaba de pequeña se le echaba la culpa de todo lo malo al «diablo». Luego se decía que era el “sistema” y ahora se dice que es la “globalización”. ¿Cuándo vamos a aceptar que somos responsables de lo que pasa?”.
Tras Cortina, diferentes mesas redondas simultáneas fueron apareciendo y tratando aspectos relacionados con la crisis. Cuestiones que si bien describieron un preocupante panorama ante la más que difícil situación actual, se dejaron acompañar sin reservas por diferentes propuestas de mejora que dejaron un cierto sabor dulce y fresco, el de esperanza, el del cambio, el de las posibilidades. Crisis no sólo como concepto abordado desde sus aspectos más puramente negativos, como dificultad, preocupación, desmoronamiento, decadencia, sino como oportunidad, como posibilidad de cambiar la realidad y crear un mundo nuevo, un espacio que, apoyado sobre sólidas bases éticas –ethos, razón prudencial y justicia-, permita un mayor desarrollo humano y social y, por tanto, el incremento del “bien vivir” y del “bien estar” de todos los ciudadanos.
Fueron tan sólo dos días, pero la intensidad de las jornadas pusieron sobre la mesa grandes cuestiones y posibles soluciones -abordables en diferente medida- que atiendan a las necesidades actuales de la sociedad. Sin duda, Granada, su Universidad y su maravillosa gente fueron anfitriones de primera que supieron estar a la altura de las circunstancias y ganarse el respeto de todo el público asistente y participante del acto. Enhorabuena a la organización.

La crisis económica se debate a los pies de la Alhambra

21/06/09 Patrici Calvo
Bajo la atenta e imponente mirada de la Alhambra, de uno de los monumentos artísticos más hermosos que la creatividad del ser humano ha logrado realizar, el próximo jueves 25 de junio dará comienzo el XVII Congreso EBEN España con un tema de rabiosa actualidad: «Ética y Responsabilidad ante la crisis».
El evento contará con la ponencia inaugural de la Dra. Adela Cortina Orts, Catedrática de Ética y Filosofía Política de la Universidad de Valencia y Académica de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, quien reflexionará precisamente sobre el tema central del congreso, Ética y Responsabilidad ante la crisis.
Diferentes mesas redondas con temas concretos completarán las jornadas. Entre ellas cabe destacar:
JUEVES, 25 de Junio: 16h-18h

1. Ética y responsabilidad ante la crisis
Moderador: Germán Granda Revilla
– J. L. Fernández Fernández (Universidad Pontificia de Comillas), “Síntomas, etiología, pronóstico y terapia para una situación de crisis”
– J. Conill (Universitat de Valencia), “Ética de la responsabilidad para transformar la cultura económica”
– D. Melé (Universidad de Navarra), “Raíces ético-ideológicas de las sub-prime“
– J. Moreira (Universidad de Aveiro) y A. Azevedo (Universidad Católica Portuguesa), “Crise económica e financiera ou cultural e institucional?”

2. Ética y responsabilidad ante la crisis
Moderador: Francisco D. Lara
– A. Holgado (Universidad de Granada), “Reflexiones de una crisis”
– A. Argandoña (IESE Business School), “¿Puede la ética ayudar a entender la crisis financiera?”
– D. García-Marzá (Universitat Jaume I), “La dimensión ética del diseño institucional”
– R. Cejudo, (Universidad de Córdoba) “Sobre la posibilidad de incorporar la ética deontológica en la racionalidad económica”
– E. González Esteban (Universitat Jaume I), “Hacia una gobernanza económica en clave ética”

3. Ética y finanzas
Moderador: Ángel Borrego
– Y. García Caliente (Universidad de Málaga), “La cuestión fiscal en la responsabilidad social de las empresas transnacionales”
– J.L. Retolaza y L. San-Jose (Universidad del País Vasco), “¿Es posible gestionar de forma conjunta la tesorería? Una propuesta teórica basada en la confianza mutua”
– M. Ruiz Garijo (Universidad Rey Juan Carlos), “La RSE desde una perspectiva fiscal: una propuesta para el futuro”
– M. A. Sánchez Huete (Universidad Autónoma de Barcelona), “La Responsabilidad Social a través de las normas tributarias”
– M. Ruiz, P. Tirado y A. de los Ríos (Universidad de Córdoba), “Las relaciones con los grupos de interés de las entidades financieras en tiempos de crisis”

4. Aspectos de la RSE
Moderador: Miguel Ángel Almendros
– D. Arenas (ESADE-Universitat Ramón Llull) y P. Rodrigo (Universidad Adolfo Ibáñez, Chile), “Dificultades de encaje de lo medioambiental con la ética empresarial”
– M.A. Arráez y O. Campos (Universidad de Granada), “La oportunidad medioambiental”
– J.J. Lucena-Muñoz y D.Y.L Chang Chan (FARESCO), “La promoción de la salud en el lugar de trabajo como buena práctica de ética organizacional y RSC”
– J.J. Lucena-Muñoz y D.Y.L Chang Chan (FARESCO), “Análisis multi-stakeholders como estrategia de responsabilidad social corporativa en el contexto sanitario”
– P. Calvo (Universidad Jaume I), “La participación dialógica como herramienta de gestión empresarial responsable”

VIERNES, 26 de Junio: 9h-11h

5. Ética y crisis: virtudes y vicios
Moderador: Javier Rodríguez Alcázar
– L. Gómez Rivas (Universidad Europea de Madrid), “Una reflexión sobre la crisis desde la perspectiva ética”
– G. S. Marco (Universidad Católica de Valencia), “La confianza como premisa fundamental para abordar una crisis global, a partir de la obra de R. Spaemann”
– C. Palazzi y F. Torralba (Universitat Ramon Llull), “Las virtudes fundamentales del profesional según la filosofía moral de L.A. Séneca”
– E. Patiño (Universidad Complutense de Madrid), “Un horizonte agresivo de expectativas”

6. Ética y finanzas
Moderador: Germán Granda Revilla
– I. García-Sánchez, L. Rodríguez-Domínguez e I. Gallego (Universidad de Salamanca), “Efectividad de los códigos éticos en el ámbito público: ¿Son útiles en el control de la corrupción?”
– I. García-Sánchez, L. Rodríguez-Domínguez e I. Gallego (Universidad de Salamanca), “Interrelación entre los comportamientos ético y económico en el ámbito empresarial”
– J.J Arroyal y M.A. Rodríguez (Universidad de Málaga), “Responsabilidad de los sistemas de supervisión bancaria en la crisis económica”
– J.L. García Martínez (Universidad de Valencia), “¿Acabará la ley con la RSC? Reflexiones acerca de las posibles consecuencias de la juridificación de la responsabilidad social”
– I. Sastriques (Director de Financiación Estructural de Bancaja), “El deber ético de difundir información por parte de las entidades financieras”

7. RSE Interna: comunicación e información
Moderador: Daniel Arenas
– L.M. Pérez Granero (Universidad de Valencia), “La gestión de calidad ética en el seno de las organizaciones informativas a través del Balanced Scorecard”
– J.M. Granados (Universidad de Granada), “Una gestión cooperativa y responsable”
– M. O’Mara (Universidad Católica de Valencia), “Crisis y calidad ética metafórica en los medios de comunicación: propuesta metodológica”
– D. Rochana Tavares (Universitat Jaume I), “Sistema integrado de comunicación ética: una propuesta para afrontar la crisis”
– A. Lleó e I. Gil Pechuán (Universidad Politécnica de Valencia), “La gestión desde la confianza como requisito para el trabajo en equipo intra-organizativo a través de la web social”

8. RSE Interna: casos
María Ángeles Arráez
– G. García-Marzá, R. Ballester y C. Martí (ETNOR), “La Responsabilidad Social en la PYMES comerciales: una propuesta desde la ética”
– E. Manzano (Universidad de Extremadura), “Un ejemplo de RSE: la experiencia de las Cajas de Ahorro”
– P. Otero (ETNOR), “Cómo medir la igualdad en la empresa: indicadores de igualdad en el IBEX 35”
– A. Benito, I. Beti, Y. Castro, A. Echániz y R. Fernández (Universidad de Deusto), “Responsabilidad Social Corporativa Interna y Competitividad”

Más información:

Curso de Verano sobre Bioética en Benicásim

 21/06/09  Patrici Calvo
Como viene siendo habitual en los últimos años, en julio arrancan los Cursos de Verano 2009 de la Jaume I. Este año, el Área de Filosofía Moral de la UJI ha querido abordar los diferentes problemas de la práctica sanitaria, tanto desde el plano asistencial de los profesionales implicados como de la estructura organizacional de los centros sanitarios.
La bioética se ha convertido en objeto de atención por parte de todas aquellas personas implicadas en la prestación de protección de la salud, ya sea a nivel individual u organizativo, de prevención o curativo. El usuario es cada vez más consciente de sus derechos y reclama el respeto de los mismos a la luz de una relación bilateral más justa y humanitaria que no esté amparada por conceptos periciales ni por un paternalismo en desuso.
La deficiente formación en bioética que proporciona en estos momentos el curriculum formativo de los implicados, la confusión entre bioética y deontología, o entre norma legal y norma ética, hace necesario plantearse la posibilidad de que los interesados puedan acceder a este cuerpo de conocimiento. La aplicación de estos principios bioéticos generadores de un valor de calidad, es hoy una cuestión fundamental para todos aquellos responsables de organizar y gestionar esta relación con el usuario-cliente de las respectivas organizaciones sanitarias.
El Curso de Verano, por tanto, busca reflexionar sobre los mejores caminos para abordar tanto la toma de decisiones en la práctica profesional como la construcción de un nuevo diseño de las instituciones sanitarias que sea coherente con las exigencias actuales
El curso, que lleva por título «Bioética: de la práctica clínica a la estructura organizativa», se celebrará los días 7, 8, 9 y 10 de julio en el hotel «El Palasiet» de Benicásim.
Más información en:
http://www.uji.es/CA/serveis/sasc/cest2009/

Conferencia Isabel Hilton: “La emergencia de la sociedad civil en China”

08/06/09 Ramón Feenstra
Isabel Hilton cerró ayer con su conferencia “La emergencia de la sociedad civil en China” el Ciclo de Conferencias “La democracia hoy: el papel crítico de la sociedad civil” organizado por el área de Filosofía moral dentro del programa de doctorado “Ética y Democracia” de la Universitat Jaume I de Castellón, en la Llotja de Canèm de Castellón.
Destacada periodista internacional desarrolla una intensa labor siendo en la actualidad articulista del periódico “The Guardian”, presentadora del programa “Night Waves” de la BBC Radio 3, editora de la página “chinadialogue” y colaboradora de publicaciones como: New Yorker, New Statesman, Time, New York Times Magazine, Financial Times, The Independent, entre otros.
Hilton subrayó al abordar la emergencia de la sociedad civil en China, país del que posee un gran conocimiento y vivencia, el recorrido que ha vivido su sociedad tras los veinte años de la histórica represión violenta dal movimiento estudiantil chino en favor de la democracia, así como, su situación actual frente a los problemas medioambientales y climáticos.
Según expuso la periodista, las consecuencias del violento ataque represivo al movimiento estudiantil en aquel 4 de junio de 1989 en el “Tiananmen Square” siguen en la memoria de la sociedad china de forma que “nunca se olvidaran y difícilmente lo perdonaran. Una situación que recuerdan en parte con miedo, en parte con depresión y en parte con odio”. Un movimiento que ella calificó de “rudimentario, contradictorio y políticamente confuso pero que recuerda el más grande y pacifico movimiento pro-democracia de la historia humana”. Destacó, igualmente, diferentes temas afectan en la actualidad al gigante chino como, por ejemplo, la no obediencia a los derechos humanos, la situación de las mujeres chinas, los graves efectos de la polución, la desertificación y el cambio climático. Y, también, identificó de temas conflictivos para los chinos como el masacre de especies animales en peligro de extinción, aclarando que tal acto es parte de sus tradiciones culturales y religiosas.
La periodista concluyó ratificando la necesidad de que se desarrollen políticas internacionales que favorezcan el diálogo entre China y el mundo. Afirmó que éste es un reto para todos pero un paso importante que es necesario dar por parte de la sociedad mundial si quiere optar y seguir defendiendo un proyecto pacífico de relaciones internacionales.

Conferencia prof. Adela Cortina: “Ética cívica transnacional”

29/05/09. Ramón Feenstra.
Adela Cortina, Doctora Honoris Causa de la Universitat Jaume I y Miembro de la Real Académica de Ciencias Morales y Políticas impartió ayer la conferencia “Ética cívica transnacional” en el Edificio Hucha de Castellón. Dentro del Ciclo de Conferencias “La Democracia hoy: el papel crítico de la Sociedad Civil” organizado desde el Departamento de Filosofía y Sociología de la Universitat Jaume I.
En el marco de este ciclo de conferencias sobre la democracia insistió en la imperiosa necesidad de desarrollar en las instituciones y de encarnar desde la ciudadanía una ética cívica transnacional en los diferentes ámbitos de la vida pública y política. Entendiendo que una ética de este estilo, en el contexto de sociedades moralmente pluralistas como la nuestra, “es aquella en la que se articulan las distintas éticas de máximos que en esa sociedad se ofertan, algunas de las cuales son religiosas y otras seculares, desde una ética de mínimos de justicia por debajo de los cuales es imposible caer sin incurrir en humanidad”.
Pero además abundó en la importancia que tiene hoy en día que el desarrollo de esa ética cívica se produzca desde el “corazón”. Siguiendo la línea de uno de sus últimos libros publicados sobre esta temática “Ética de la razón cordial” [Ediciones Nobel], subrayó que la ética de hoy no puede basarse solo en la razón sino que debe atender también a otras dimensiones humanas, como el sentimiento, los valores, los intereses y la compasión. Apoyándose en Pascal afirmó que “hay razones del corazón que la razón no entiende”. Por lo que, hay que conocer la verdad, pero también la justicia, y solo una razón cordial, que atiende al corazón, puede descubrir lo justo. Llegando a afirmar con rotundidad que “el que no se indigna y siente dolor ante el dolor ajeno no puede tener sentido de la justicia”, de ahí la importancia de una educación en la ciudadanía partiendo de estos presupuestos.
La vitalidad ética de la democracia por tanto pasa para esta Catedrática de Filosofía Moral de la Universitat de València y Directora de la Fundación ÉTNOR por conseguir no sólo que los ciudadanos y sus instituciones (políticas, educativas, sanitarias, económicas, entre otras) se sepan protagonistas de su tiempo sino sobre todo que quieran serlo con criterios de justicia y de compasión. Donde las personas “se saben y se sienten interlocutores válidos, como seres dignos de respeto y compasión” y respetan a los otros en la misma medida.

Sol, paella y Curso de Verano

20/05/09  Patrici Calvo
Como cada verano, las playas se llenan de turistas que disfrutan del sol, de las paellas y de los preciosos paisajes de la costa castellonense. Sin embargo, la cultura no tiene por qué estar reñida con la fiesta, el descanso, la gastronomía, el sol y la playa.
La Jaume I, también como cada año, ha presentado su oferta de cursos veraniegos. Y algunos, como de costumbre, se van a realizar en pleno litoral, a escasos metros de algunas de la mejores playas españolas. La oferta se presenta variada y de calidad, y en alguno de los casos relacionada de forma directa con las éticas aplicadas:

-La importancia del trabajo en el rendimiento deportivo.
Hotel Orange, Benicàssim,30 de juny;
1, 2 y 3 de juliol del 2009.

-Discriminación y ocupación: múltiples causas, nuevos efectos. ¿Y las soluciones?
Hotel Bonaire, Benicàssim,
1, 2 y 3 de juliol del 2009.

-Los archivos: la memoria…perdida.
Hotel Orange, Benicàssim,
1, 2 y 3 de juliol del 2009.

-De Sur a Sur.
Casa de la Cultura, Benicàssim,
1, 2 y 3 de juliol del 2009.

-Arquitectura rural, tradición y modernidad
Hotel Orange, Benicàssim,
7, 8 y 9 de juliol del 2009.

-Crisis, what crisis? Un canvio político para el siglo XXI.
Hotel Orange, Benicàssim,
8, 9 y 10 de juliol del 2009.

-El pinzell de Mnemòsine. Diez pinturas esenciales que transformaron el arte.
Hotel Bonaire, Benicàssim,
8, 9 y 10 de juliol del 2009.

-Viajar con la lenguas, conocerlos hablantes.
Hotel Bonaire, Benicàssim,
8, 9 y 10 de juliol del 2009.

-Verduras del mar, verduras de la huerta.
Hotel El Palasiet, Benicàssim,
14, 15, 16 y 17 de juliol del 2009.

-Arte, disidencia y espacio público.
Hotel Bonaire, Benicàssim,
15, 16 y 17 de juliol del 2009

-La incorporación de las tecnologías sanitarias en el estado español, situación presente y perspectivas de futuro.
Hotel Orange, Benicàssim
15 y 16 de juliol del 2009.

-Avancess en investigación de resultados de la salud.
Hotel Orange, Benicàsim
22 y 23 de juliol del 2009.

-Bioética: de la práctica clínica a la estructura organizativa.
Hotel El Palasiet, Benicàssim,
7, 8, 9 y 10 de juliol del 2009.

-El márqueting de las ciudades.
Casa de la Cultura, Benicàssim,
8, 9 y 10 de juliol del 2009.

Alea jacta est: Crisis y Responsabilidad Social

03/04/09  Patrici Calvo
Entre otras, la crisis actual ha evidenciado dos cuestiones importantes. Por una parte que la mayoría de empresas que decía desarrollar políticas de Responsabilidad Social lo hacía sin convicción ni voluntad, atraídas más bien por una cuestión de marketing, por un «estar a la moda» o por la necesidad de enmascarar acciones o decisiones poco deseables, que por lo que realmente es y significa: una nueva forma de hacer las cosas y estar, de esta manera, a la altura de las expectativas de una sociedad de la cual obtiene su sentido y legitimación y todos aquellos recursos necesario para su supervivencia. Y, por otra parte, que la ética sigue percibiéndose como un pasivo para la empresa, como algo que puede abordarse siempre y cuando se genere el suficiente beneficio económico.
Ello es apreciable por la cantidad de empresas que están dejando aparcada la Responsabilidad Social esperando tiempos mejores. Un hecho relevante no sólo porque demuestra tácitamente lo anterior, sino porque impedirá a estas organizaciones profesionales beneficiarse de las diferentes alternativas que la Responsabilidad Social ofrece para minimizar los efectos de la crisis y encontrar posibles vías de salida eficaces y con un menor grado de incertidumbre.
Una Responsabilidad Social anclada en sólidas bases éticas -ethos, razón prudencial y justicia- y abordada desde la participación del los Stakeholders en la gestión de la organización empresarial puede ser sin duda una de las claves para minimizar al máximo los efectos perniciosos de la crisis y fomentar la prevención ante futuros casos. En primer lugar, porque proporciona a la empresa un mayor conocimiento de sí misma, tanto interna como externamente, sobre el cual cimentar sus decisiones y actuaciones y corregir errores de diferente carácter –funcional, estratégico o normativo- que limitan la creación de valor tangible e intangible.
En segundo lugar, porque facilita el continúo aprovechamiento del factor creativo de todos sus Stakeholders para encontrar soluciones plausibles que permitan abordar la difícil situación de mercado.
En tercer lugar porque da respuesta a una cuestión de justicia, a un derecho cuyo desarrollo necesario no sólo contribuye el incremento del «engagement» interno y externo de sus grupos de interés sino que se convierte en el mecanismo que posibilita el conjunto de acuerdos que justifican sus acciones y decisiones a través de un continúo flujo de razones.
En cuarto lugar porque permite a la organización, mediante el acuerdo, mantener vigente y válido el contrato moral que legitima socialmente su existencia y actividad.
Finalmente, en quinto y último lugar porque ayuda a conocer con mayor precisión qué valores y principios regulan su praxis profesional concreta y los posibles cambios que en ellos se dan, permitiendo a la empresa de esta manera adaptarse más rápidamente y posibilitando el establecimiento de una cultura empresarial sólida y coherente con la altura moral de las sociedades plurales actuales.
Dejar de lado la Responsabilidad Social en estos momentos es un error que las empresas no pueden permitirse. La crisis actual, más allá de lo económico, es una crisis de confianza. Una crisis que requiere de un esfuerzo considerable para gestionar lo intangible, aquellos recursos al alcance de la organización que permiten el establecimiento de relaciones basadas en la confianza.
Precisamente, una Responsabilidad Social que esté cimentada desde la ética -como herramienta de gestión, como medida de prudencia y como garante de justicia- puede gestionar la confianza de la empresa con sus diferentes Stakeholders. Por ello, si ya se estaban implementando políticas de Responsabilidad, hay que continuar trabajándolas y no apartarlas, pues es un factor determinante y diferenciador en estos momentos tan críticos, y si no se estaba realizando nada, es momento de pensar en el largo plazo y mirar al futuro de manera responsable.