Vera Ahamer
El discurso político y mediático sobre la política austriaca de inmigración está dominado por la primacía del «alemán como clave de la integración». En este contexto, surge un campo de tensión entre dos polos: Por un lado, la exigencia de que los inmigrantes adquieran cuanto antes conocimientos de la lengua alemana y de los «valores austriacos» en el marco de cursos de idiomas estandarizados y lo demuestren en los exámenes estatales para poder «integrarse con éxito». Sin embargo, este conocimiento lingüístico y «orientado a los valores» es criticado por investigadores de la adquisición y la didáctica de lenguas ya que se trata más de un conocimiento orientado a los exámenes y subordinado a la «transmisión de valores» que de un apoyo a la consecución de objetivos comunicativos. Estos últimos ganan en importancia sobre todo en aquellos contextos que a su vez pueden subsumirse en los ámbitos de la interpretación comunitaria: las escuelas, los hospitales, en la burocracia cotidiana, etc.
El derecho a la interpretación se niega ahora en muchos de los ámbitos pertinentes con el argumento de que los inmigrantes deben aprender el idioma lo antes posible para no causar costes adicionales al Estado. Se les achaca los problemas derivados de la falta de conocimientos lingüísticos. En mi contribución, me gustaría examinar más de cerca la evolución actual de la política de traducción en el contexto austriaco con el trasfondo de las contradicciones señaladas: La adquisición del alemán, los exámenes de integración, la falta de profesionalización de la interpretación comunitaria, las escuelas con un habitus monolingüe: estas son las palabras clave en torno a las cuales se cerrará el círculo de mis observaciones.
Palabras clave: Austria, políticas lingüísticas, política de inmigración, derechos lingüísticos, interpretación comunitaria, adquisición de lenguas segundas.