Existe una gran y evidente diferencia entre una muerte inesperada (accidente, enfermedad súbita,…) y una muerte esperable y esperada (enfermedad terminal, deterioro progresivo del estado de salud). El comportamiento y las expectativas del individuo cambian radicalmente y con ello la forma de percibir los momentos y procesos finales de la vida.
Lo que ha constituido el patrón de comportamiento tradicional ha ido modificándose a medida que los avances científicos, las nuevas tecnologías, los cambios sociales y otros mucho factores han ido determinando formas distintas de ver las cosas.
Una sociedad plural, multicultural y respetuosa, basada en la consideración igualitaria de todos sus componentes no puede aspirar a imponer vivencias morales y pautas éticas que no sean libre y voluntariamente aceptadas por cada uno de los miembros del colectivo.
Sin más deber absoluto que la protección de los vulnerables y el respeto a la dignidad y voluntad de todos, la sociedad debe abrir un proceso de reflexión, libre y no coaccionado, que pueda ofertar soluciones que sean aceptables sin imposición.
Este es el trasfondo de la IX Jornada de Comités de Bioética de la Comunidad Valenciana que, con el título de La problemática de las decisiones individuales respecto al proceso de muerte, busca intentar incorporar a nuestros planteamientos colectivos la posibilidad de atender las opciones personales, justificadas, libres y que no representen un daño a terceros.
Para alcanzar el objetivo, la Jornada contará con la presencia de D. García Marzá (Universitat Jaume I), M. Correoso (CBA, Médico Atención Primaria), P. Talavera (U. Literaria Valencia), M.A. Broggi (Comité Bioètica de Catalunya), P. Barreto (Universidad de Valencia) y R. Abizanda (Presidente del CBA).
Lugar de realización: Hospital General de Castellón de la Plana
Fecha: 6 de mayo de 2011
Hola, Me parece una jornada y una temática muy interesante y sujeta a un debate interesante. Me ha gustado mucho el empezar del post, cito: “[…] incorporar la muerte como una experiencia que debe dejar de ser necesariamente traumática, para el que va a morir y para su entorno.” Estoy totalmente de acuerdo y veo muy necesario que se traten este tipo de temas. Hace poco enfermó (y murió) la abuela de mi mejor amiga, y una de las cosas que le repetía era: “es ley de vida, simplemente nacemos para morir”. Y creo que le sorprendieron la dureza de mis palabras pero como dice la canción “la vita è così, non l'ho inventato io.”. Aunque como también indica el post, no es lo mismo una muerte esperada debido a la enfermedad o deterioro del cuerpo, que la muerte súbita, por llamarlo de alguna manera. Pero aún así, toda muerte es esperable, en el sentido que ya he indicado antes, desde que nacemos sabemos que vamos a morir, nada puede evitarlo. Una vez, en un programa de televisión dijeron una frase que ya había oído en anteriores ocasiones a mi madre: “los hijos están preparados para enterrar a sus padres, pero los padres no lo están para enterrar a los hijos”. No digo que desde pequeños nos preparen a la idea de la muerte, ni mucho menos, pero cuando comenzamos a tener uso de razón, la idea de la muerte no se tendría que disfrazar, simplemente, se tendría que normalizar, como algo cotidiano, para que llegado el momento no se vea como un monstruo, sino como el fin de un ciclo. Ya por último me gustaría destacar otro párrafo del texto con el que estoy totalmente de acuerdo: “Sin más deber absoluto que la protección de los vulnerables y el respeto a la dignidad y voluntad de todos, la sociedad debe abrir un proceso de reflexión, libre y no coaccionado, que pueda ofertar soluciones que sean aceptables sin imposición.”Muchas gracias por su atención. Un saludo.
Me parece una jornada realmente interesante, una pena que llegue tarde.Es un tema que con mi experiencia creo que es realmente necesario para que la gente aprenda a superar las muertes. Como bien dice Paula, desde pequeños la muerte no debería ser un tabú ya que con ello cuando maduremos sabremos mejor cómo es la vida, y para qué estamos aquí.
La muerte nos produce escalofríos, no tanto la nuestra, sino más bien la de nuestros seres queridos. Nos inquieta pensar que nunca más volvamos a ver a alguien cercano a causa de la muerte. Estoy de acuerdo con mi compañera Paula cuando ella recalca una frase del post, que no el mismo una muerte esperada que una muerte súbita. Es inevitable que nos duela la muerte de un ser querido, pero lo que si se puede cambiar es la manera de enfrentarnos a ella, y una manera de conseguir esto es mediante jornadas como esta o terapias enfocadas a "normalizar" la muerte. Incluso se podría plantear dentro de la asignatura de filosofía o en la de ética en los centros educativos y que así fuese una experiencia lo menos traumática posible.Felicito a los creadores de la jornada, y espero poder acudir en el futuro a alguna otra que se realice.