Categoría: RSE
La igualdad de género, asignatura pendiente en el Consejo Administrativo del IBEX 35
http://addtalentia.com/images/prensa/informes/informe%20add%20talentia-2010.pdf
RSC y Universidad
José Félix Lozano, 03/12/10
Uno de los temas centrales y más discutidos durante esos dos días fue el papel de las escuelas de negocios y de la educación superior en el desarrollo de la responsabilidad social y la sostenibilidad. La impresión general no es buena. El director general de sostenibilidad de ACCENTURE para Europa, África y Latinoamérica – Peter Lucy – presentó los resultados de un informe en el que se afirmaba que el 93% de los 800 directores ejecutivos consultados reconocían que el tema de la sostenibilidad está en su agenda de forma prioritaria y que será clave para el éxito empresarial. Tras este primer dato, claramente positivo, viene el negativo. Peter Lucy también afirmaba que las Escuelas de Negocios y las universidades todavía no habían entrado de lleno en el tema de la sostenibilidad. Y esto tiene dos consecuencias muy negativas: una es que es difícil encontrar personas especializadas, y otra es que hay un considerable retraso en el desarrollo de herramientas de gestión de la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa.
El ciclo de evolución de cualquier tema social – la ecología, el multiculturalismo, el acoso moral, etc. – es básicamente el mismo: primero unas pocas personas empiezan a hablar de él y a generar debate y opinión; después llega a las universidades y centros de formación, se hace teoría sobre él, se sistematiza y se empiezan a desarrollar mecanismos para su gestión; y en tercer lugar se expande socialmente en palabras y hechos. En este camino también ha entrado la responsabilidad social corporativa. El problema es que el segundo paso avanza muy despacio y otras instituciones están tomando el relevo de las universidades en esa tarea de reflexionar, sistematizar e innovar. No es malo que otras organizaciones (cámaras de comercio, fundaciones, empresas, etc.) tomen la iniciativa; lo que es malo es que el mundo académico siga mirando para otro lado. Por eso el curso de verano organizado por la UJI y dirigido por el profesor D. García-Marzá y la profesora Elsa González ha sido tan valioso.
Reflexionar sobre la aportación de la responsabilidad social corporativa en la tarea del diseño institucional es clave para la construcción de una sociedad justa. Confiar sólo en la buena voluntad de las personas es una ingenuidad irresponsable. Tenemos que ser conscientes que a todos nos influye mucho la dinámica de las instituciones con las que convivimos (empresa, familia, escuela, administración de justicia, partidos políticos, etc.); y que estas instituciones tienen que funcionar de acuerdo a una serie de principios coherentes con las exigencias éticas de las personas. Es decir, es un vano esfuerzo pedir a la gente que cumpla las normas, que sea imparcial, que respete a otras personas, que responda de sus decisiones, que diga la verdad, etc. si las instituciones en las que trabaja y vive no actúan en la misma dirección. Incluso en ocasiones incentivan y premian comportamientos que van en otro sentido.
La responsabilidad de las instituciones está en lo que hacen y en cómo lo hacen; la legitimidad de las instituciones públicas reside en los fines que persiguen y en los medios que utilizan para alcanzarlo. Como muy bien recordó el premio Nobel de economía, A. Sen, en cuestiones del bien público no basta con el resultado final sino que hay que optar por el resultado global. Y esto también es válido para las universidades. Las instituciones de formación superior debemos reflexionar muy seriamente sobre nuestra misión, sobre lo qué hacemos, y también sobre cómo lo hacemos. Diseñar universidades responsables tendría un doble impacto en el fomento de la RSC, por un lado porque transmitiríamos la responsabilidad en la formación de los futuros directivos y líderes empresariales; y por otro, porque el propio funcionamiento responsable de la universidad haría una gran aportación a la construcción de una sociedad más democrática y justa.
El estado de la responsabilidad social en la Comunitat Valenciana
Entre las características específicas de este estudio se encuentran que centra su análisis en las pequeñas y medianas empresas, que parte de un concepto plural de empresa que tiene en cuenta la opinión de todos los grupos de interés, y por último, la importancia que da a la comunicación de la RSE como elemento intrínseco a la misma. Para analizar cómo las empresas están comunicando sus avances en RSE se han analizado las páginas web de las 108 empresas más grandes de la Comunidad conforme a diez indicadores: códigos éticos, informes de sostenibilidad, valores éticos, políticas con proveedores, etc.
Los datos de esta investigación, recogidos a finales de 2009 ofrecen además, de manera indirecta, un análisis de la repercusión que la crisis ha tenido en el avance de la responsabilidad social.
La presentación tendrá lugar el 21 de diciembre de 2010 a las 12:30 h. en Fundación Bancaja, Valencia.
Más información en www.etnor.org [ver]
La gestión ética de los territorios
Actualmente la situación de crisis económica por la que pasan las sociedades – y se refleja principalmente en los ámbitos locales – parece ser el punto de partida de los problemas políticos y sociales que se están viviendo. Sin embargo, el proyecto de repensar nuestras sociedades exige asumir una crisis de sentido de la democracia, de su legitimidad, la cual se fortalece en función de una percepción social de que la política está en manos de la economía lo que genera una crisis de confianza de las personas en sus representantes. A su vez, también una crisis social que se presenta a través de la atomización social que se vive en nuestras sociedades, en donde el individualismo y el egoísmo son los protagonistas de nuestras actuaciones. No se debe olvidar que la economía está relacionada intrínsecamente con la política y la política con la sociedad.
Lanzamiento del Informe sobre Desarrollo Humano 2010 Naciones Unidas
Esta edición especial conmemorativa del vigésimo aniversario contiene algunos comentarios introductorios de Amartya Sen, economista ganador del Premio Nobel, quien trabajó con el fundador de la serie, Mahbub ul Haq, en la concepción del primer Informe sobre Desarrollo Humano e inspiró y participó en varias de sus ediciones posteriores.
El Informe 2010 mantiene la tradición de ir más allá del paradigma del desarrollo. Por primera vez desde 1990, hace un recuento exhaustivo de las últimas décadas y reconoce tendencias y patrones muchas veces inesperados que aportan lecciones importantes para el futuro. Esta diversidad de caminos hacia el desarrollo humano demuestra que no existe una fórmula única para el progreso sostenible, y que es posible y se han logrado avances extraordinarios a largo plazo aún sin un alto nivel de crecimiento económico.
Mirando más allá de 2010, este Informe analiza aspectos cruciales del desarrollo humano, desde las libertades políticas y el empoderamiento hasta la sostenibilidad y la seguridad humana –y esboza un programa más amplio de investigaciones y políticas para responder a estos desafíos.
Según escribe Amartya Sen: “Veinte años después de la publicación del primer Informe sobre Desarrollo Humano, los logros conseguidos ameritan grandes celebraciones. Pero también debemos mantenernos alerta para encontrar formas de mejorar la evaluación de las adversidades de antaño y de responder a las nuevas amenazas que ponen en riesgo el bienestar y la libertad humana”.
FEAPS CV da a conocer su memoria de responsabilidad
Responsabilidad social, algo más que acción social
20/09/10, Domingo García-Marzá.
Cuando hablamos de responsabilidad social no hablamos sólo de filantropía, a la que también incluye. Cuando hablamos de responsabilidad hablamos de cómo la empresa responde de las exigencias legítimas que los diferentes grupos de intereses implicados en o afectados por su actividad han depositado en ella. Existen grupos internos, como trabajadores, directivos, accionistas, etc. Y, por lo tanto, una responsabilidad interna que afecta a beneficios, salarios, seguridad laboral, formación, etc. Y existen grupos externos como la comunidad en la que se inserta la empresa, la administración, etc. Hace muy poco tiempo se pensaba que las empresas alcanzaban credibilidad social, justificaban su actividad, sólo con maximizar el beneficio económico y cumplir con la legislación vigente. Sin embargo, actualmente la sociedad, los diferentes actores de la actividad empresarial, exige algo más, y ese algo más es lo que hoy ha quedado englobado dentro del concepto de responsabilidad social. En este sentido, la responsabilidad social consiste en la integración voluntaria de los temas sociales y medioambientales junto con los económicos. Es decir, una empresa responsable es aquella que se gestiona de manera sostenible, buscando el acuerdo de sus grupos de intereses e integrando en su gestión estos tres campos de actuación.
Estamos, pues, ante dos cuestiones relacionadas pero diferentes. Con la responsabilidad social, nos preguntamos por el cómo se han producido los beneficios y para quién son. Con la acción social, nos estamos preguntando qué hace la empresa con una parte de los beneficios alcanzados en el desarrollo de su actividad económica. Se trata de acciones filantrópicas dirigidas a la mejora del entorno natural y al desarrollo humano y social, actividades importantes y muy loables que son concretadas directamente por la propia empresa o indirectamente a través de organizaciones cívicas y solidarias. La acción social es parte de la responsabilidad social, de la ciudadanía corporativa, si así queremos llamar a la responsabilidad, pero no debemos confundir el todo con una de sus partes. Muchas veces tal confusión esconde la intención de ocultar acciones claramente irresponsables en el interior de la empresa al cubrirlas con el manto de la acción social. En este sentido, decimos que la ética se utiliza para “lavar más blanco”. Sin embargo, tales estrategias suelen acabar produciendo lo contrario de lo que pretendían, esto es, sólo reportan descrédito y desconfianza.
De hecho, uno de los resultados más significativos del Observatorio de Ética y Responsabilidad Social de la Comunidad Valenciana (ERSE-O6) realizado por la Fundación ETNOR, trata precisamente de esta diferenciación. Ante la pregunta “Qué cree que es la Responsabilidad Social Empresarial”, los directivos y empresarios respondieron en un 69,4% que “las empresas se preocupen por el impacto que su actividad tiene en la sociedad” y sólo en un 4’8% que “las empresas realicen acciones sociales”, alcanzando esta respuesta un escaso 11,4% cuando preguntamos a trabajadores, clientes y opinión pública en general. En definitiva, ni la empresa ni la sociedad confunden de hecho responsabilidad social con acción social.
En resumen, si queremos estar de acuerdo con aquello que se espera de la empresa, si queremos generar reputación y confianza, es necesario diferenciar y no confundir ambos conceptos, más aún ante la actual coyuntura de crisis económica. Es mejor dar los pasos convenientes hacia la responsabilidad social y comunicarlos a todos los grupos de intereses, buscando el diálogo y la aceptación. Entre estos pasos se encuentra la acción social. Pero ésta sólo será efectiva si forma parte de un conjunto más amplio de acciones que denominamos responsabilidad social. El gran reto pendiente para nuestras empresas es la comunicación de la Responsabilidad Social, de las acciones que están realizando y en la mayoría de las ocasiones no llegan a la opinión pública. Sólo desde esta comunicación, puede la acción social ser vista y apreciada como parte de la responsabilidad de la empresa.
CSR In the internal management of organisations: a strategy for competiveness
Patrici Calvo, 25/07/10
La Comunicación 2.0 de la RSE
La consolidación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación como soportes que posibilitan la creación de un espacio de interacción virtual es ya un hecho innegable. Se trata de una nueva era de la comunicación, que se caracteriza por la disminución de la intermediación y la ascensión de la interacción y la participación directa de los sujetos. Siendo así, se entiende que los nuevos soportes – principalmente Internet – son hoy una de las herramientas de comunicación más importantes para afrontar el reto de la comunicación de la RSE.