Categoría: Domingo García-Marzá
La gestión ética de los territorios
Actualmente la situación de crisis económica por la que pasan las sociedades – y se refleja principalmente en los ámbitos locales – parece ser el punto de partida de los problemas políticos y sociales que se están viviendo. Sin embargo, el proyecto de repensar nuestras sociedades exige asumir una crisis de sentido de la democracia, de su legitimidad, la cual se fortalece en función de una percepción social de que la política está en manos de la economía lo que genera una crisis de confianza de las personas en sus representantes. A su vez, también una crisis social que se presenta a través de la atomización social que se vive en nuestras sociedades, en donde el individualismo y el egoísmo son los protagonistas de nuestras actuaciones. No se debe olvidar que la economía está relacionada intrínsecamente con la política y la política con la sociedad.
García-Marzá: «Es necesario gestionar la ética para frenar la erosión continuada de la confianza en las farmacéuticas»
La integración de colectivos vulnerables, responsabilidad de la empresa
Domingo García-Marzá, Catedrático de Ética empresarial, ha destacado la importancia de aclarar conceptualmente de qué estamos hablando cuando hablamos de ética, responsabilidad social y acción social para evitar, ha dicho, “la demagogia política y usos fraudulentos de los conceptos”, ya que no son lo mismo.
Muy resumidamente ha destacado que “la ética es el carácter de la empresa, como es y se comporta”; la responsabilidad social tiene que ver con “cómo obtiene el dinero, y es parte pero no todo de la ética”; y la acción social es lo que la empresa hace con parte del beneficio ganado, “y es una parte de la RSE, pero no la más importante”.
Esta distinción es fundamental, ha afirmado el Catedrático, “porque si hablamos de integración de colectivos vulnerables en la empresa como acción social, por ejemplo, a través de donaciones, es una cuestión voluntaria, pero si lo entendemos como parte de la responsabilidad de una empresa, entonces pasa a ser una cuestión exigible, una obligación moral”.
El profesor, quien además es Director del Observatorio de Ética y Responsabilidad Social de la Comunidad Valenciana –ERSE-, ha adelantado algunos datos de la segunda edición del estudio que se presentará en los próximos meses. Según los datos del ERSE´09, los empresarios perciben que en la Comunidad Valenciana la integración de colectivos desfavorecidos no es una práctica muy extendida, y está muy por detrás del resto de prácticas analizadas en el Índice de Responsabilidad Social, opinando los empresarios entrevistados que las empresas no toman las medidas oportunas para integrar a estos colectivos. “Hay que convencer a nuestras empresas de que la gestión de la diversidad no es un pasivo para la empresa”, ha sentenciado García-Marzá, “y seguir trabajando en forma de alianzas entre empresas, administraciones y tercer sector”.
Responsabilidad social, algo más que acción social
20/09/10, Domingo García-Marzá.
Cuando hablamos de responsabilidad social no hablamos sólo de filantropía, a la que también incluye. Cuando hablamos de responsabilidad hablamos de cómo la empresa responde de las exigencias legítimas que los diferentes grupos de intereses implicados en o afectados por su actividad han depositado en ella. Existen grupos internos, como trabajadores, directivos, accionistas, etc. Y, por lo tanto, una responsabilidad interna que afecta a beneficios, salarios, seguridad laboral, formación, etc. Y existen grupos externos como la comunidad en la que se inserta la empresa, la administración, etc. Hace muy poco tiempo se pensaba que las empresas alcanzaban credibilidad social, justificaban su actividad, sólo con maximizar el beneficio económico y cumplir con la legislación vigente. Sin embargo, actualmente la sociedad, los diferentes actores de la actividad empresarial, exige algo más, y ese algo más es lo que hoy ha quedado englobado dentro del concepto de responsabilidad social. En este sentido, la responsabilidad social consiste en la integración voluntaria de los temas sociales y medioambientales junto con los económicos. Es decir, una empresa responsable es aquella que se gestiona de manera sostenible, buscando el acuerdo de sus grupos de intereses e integrando en su gestión estos tres campos de actuación.
Estamos, pues, ante dos cuestiones relacionadas pero diferentes. Con la responsabilidad social, nos preguntamos por el cómo se han producido los beneficios y para quién son. Con la acción social, nos estamos preguntando qué hace la empresa con una parte de los beneficios alcanzados en el desarrollo de su actividad económica. Se trata de acciones filantrópicas dirigidas a la mejora del entorno natural y al desarrollo humano y social, actividades importantes y muy loables que son concretadas directamente por la propia empresa o indirectamente a través de organizaciones cívicas y solidarias. La acción social es parte de la responsabilidad social, de la ciudadanía corporativa, si así queremos llamar a la responsabilidad, pero no debemos confundir el todo con una de sus partes. Muchas veces tal confusión esconde la intención de ocultar acciones claramente irresponsables en el interior de la empresa al cubrirlas con el manto de la acción social. En este sentido, decimos que la ética se utiliza para “lavar más blanco”. Sin embargo, tales estrategias suelen acabar produciendo lo contrario de lo que pretendían, esto es, sólo reportan descrédito y desconfianza.
De hecho, uno de los resultados más significativos del Observatorio de Ética y Responsabilidad Social de la Comunidad Valenciana (ERSE-O6) realizado por la Fundación ETNOR, trata precisamente de esta diferenciación. Ante la pregunta “Qué cree que es la Responsabilidad Social Empresarial”, los directivos y empresarios respondieron en un 69,4% que “las empresas se preocupen por el impacto que su actividad tiene en la sociedad” y sólo en un 4’8% que “las empresas realicen acciones sociales”, alcanzando esta respuesta un escaso 11,4% cuando preguntamos a trabajadores, clientes y opinión pública en general. En definitiva, ni la empresa ni la sociedad confunden de hecho responsabilidad social con acción social.
En resumen, si queremos estar de acuerdo con aquello que se espera de la empresa, si queremos generar reputación y confianza, es necesario diferenciar y no confundir ambos conceptos, más aún ante la actual coyuntura de crisis económica. Es mejor dar los pasos convenientes hacia la responsabilidad social y comunicarlos a todos los grupos de intereses, buscando el diálogo y la aceptación. Entre estos pasos se encuentra la acción social. Pero ésta sólo será efectiva si forma parte de un conjunto más amplio de acciones que denominamos responsabilidad social. El gran reto pendiente para nuestras empresas es la comunicación de la Responsabilidad Social, de las acciones que están realizando y en la mayoría de las ocasiones no llegan a la opinión pública. Sólo desde esta comunicación, puede la acción social ser vista y apreciada como parte de la responsabilidad de la empresa.
Domingo García-Marzá cree necesarias las alianzas entre admistración pública, empresas y sociedad civil
Conferencia ofrecida en la Universitat Jaume I el 20 de enero de 2010, durante el trascurso del «I Congreso Abierto y Virtual Castellón 2020».
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«La idea que quiero mostrar es que si queremos pensar en el futuro de nuestros territorios, de nuestras ciudades y municipios, hace falta establecer una nueva alianza entre los ayuntamientos -la administración pública-, el sector económico empresarial, y la sociedad civil. Sólo desde esta nueva alianza es posible pensar en un futuro donde se detenga esta peligrosa pendiente que es hoy la desmoralización de la vida pública»
La Responsabilidad Social de las empresas sanitarias: algo más que Acción Social.
Por todo ello, lo que se persigue desde la Responsabilidad Social es la gestión de la confianza; no sólo de los clientes, sino de la opinión pública, de los ciudadanos y de los demás grupos de interés que rodean a la empresa, organización o institución. Mi opinión es que la clave para lograr este objetivo está en la comunicación. Sin embargo, es ésta precisamente una de las asignaturas pendientes de nuestras empresas sanitarias y de nuestra administración pública.
Finalmente, el estudio reflejó que la Comunidad Valenciana no está ni mucho menos en un nivel inferior al europeo en cuanto a Responsabilidad Social, pues la percepción de los ciudadanos respecto a sus empresas mereció un aprobado alto. La diferencia más bien estriba entre lo que son grandes y medianas empresas. Por ello, es ahí precisamente donde las administraciones deberían dedicar tiempo en intentar corregir tal desajuste.
García-Marzá aconseja a la Administración Pública que se aplique a sí misma la Responsabilidad Social
28/11/09, Patrici Calvo.
Además, señaló García-Marzá que en el mundo empresarial –no así entre la ciudadanía– se está confundiendo Responsabilidad Social con la Acción Social, dos conceptos complementarios pero diferentes cuya confusión está igualmente limitando la posible gestión de la confianza por parte de la organización. La RSE trata de cómo se consigue el beneficio, mientras que la Acción Social tiene que ver con qué hacemos con parte de ese beneficio. En este sentido, si sólo miramos al qué y nos olvidamos del cómo, podemos llegar a legitimar actitudes indeseables. La idea, por consiguiente, es entender de una vez por todas que la “Responsabilidad Social es mucho más que Acción Social”. Hay que pensar en ella “como parte del carácter de la empresa o institución, de su personalidad, de su manera de hacer las cosas”.
Finalmente, García-Marzá ofreció algunas orientaciones para avanzar en la implantación y consolidación de la Responsabilidad Social en nuestra Comunidad. En cuanto a la Administración Pública, dijo que ésta tiene “la obligación de aplicarse a sí misma las cuestiones de Responsabilidad Social”, una aplicación que sirva como ejemplo al resto de organizaciones profesionales, y que “tal obligación debe extenderla a todos sus proveedores”. Y en lo concerniente a la Sociedad Civil, García-Marzá propuso las “alianzas como clave para avanzar en materia responsable”. Alianzas entre las empresas, las universidades y la Administración Pública que permitan su implantación y desarrollo: “Creo que con estas alianzas podemos hacer que la Responsabilidad Social salga –por así decirlo– de ese barranco en el que está encallada, pues, aunque Europa sigue tirando del tema, nos falta un empuje fuerte desde dentro, desde nuestra propia Comunidad».
Más allá de la Acción Social
Su interés por resaltar este hecho se debe a la persistente confusión dentro de la red empresarial valenciana entre Responsabilidad Social y Acción Social. De manera generalizada, tiende a verse la RSE como el acontecer de acciones única y exclusivamente filantrópicas por parte de las empresas. Unas acciones destinadas a la mejora y el desarrollo de su entorno social y medioambiental cuya implementación es posible gracias a la aportación de una parte del beneficio económico que ésta logra generar mediante el desarrollo de su actividad. Sin embargo, la RSE es mucho más que filantropía. La RSE trata de cómo se consigue el beneficio, no de qué se hace con éste. Persigue orientar para que la creación de valor en la empresa esté justificada, sea sostenible y no quede reducida a la maximización de beneficio económico, expandiendo sus fronteras hacia el terreno de lo social y lo medioambiental. Por tanto, puede decirso que la RSE navega en el nivel de lo exigible, mientras que la Acción Social lo hace en el nivel de lo aconsejable.
Hora: 11:30
Lugar: Feria de Valencia
Entrada: libre
Domingo García-Marzá participará en la mesa redonda sobre «RSE en el sector sanitario valenciano»
El acto, que tendrá lugar a las 11:30 horas en el Centro de Eventos de la Feria de Valencia y que se incluye dentro de los actos programados en la ‘Feria de la Salud y el Bienestar ‘, es de acceso libre, aunque requiere de previa inscripción en la web www.healthvisors.com/inscripcion.html para poder asistir.
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