Categoría: Ética Económica
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“¿Cambiar el mundo desde el consumo?”: Nuevo dossier de economistas sin fronteras
José Ángel Moreno Izquierdo, 04/07/11
50 empresas y organizaciones valencianas se adhieren al Pacto Mundial gracias al impulso de Fundación ÉTNOR y AVE
En concreto han sido 50 las empresas y organizaciones que hoy y durante la jornada se han sumado a esta iniciativa y se han comprometido con el Pacto Mundial en la defensa de los Derechos Humanos, Laborales, Medio Ambiente y la Lucha Contra la Corrupción. Empresas como Mercadona, Consum, Cleop, Libertas 7, Baleària, Herbolario Navarro, Llanera; pymes como Inmerco Mk, AINFOR o Montaña Selección; empresas públicas como EMT; o asociaciones como Fevecta y AVE, son sólo algunas de las que hoy con este paso han avanzado en su compromiso con la ética en sus organizaciones.
Según Adela Cortina, “toda empresa tendría que sumarse, y a mayor poder mayor responsabilidad de hacerlo”. Pero esto no es sólo una cuestión de empresas privadas, sino que todos: “instituciones públicas, universidades, organizaciones empresariales y cívicas, deben dar este paso y comprometerse con los diez principios impulsados por Naciones Unidas”.
Para Cortina, Directora de ÉTNOR y Catedrática de Ética Empresarial, el Pacto Mundial significa más allá del compromiso, “ponernos de acuerdo en unas buenas prácticas que todo el mundo empresarial debería acordar, y ponerse de acuerdo también en difundir esas buenas prácticas para generar buenas empresas, que son para las sociedades un bien público, contagiando del buen hacer al resto de la sociedad”.
En su intervención Cortina ha destacado que este compromiso debe insertarse en la estrategia de la empresa, formar parte de su forma de ser y de hacer, y “además de hacerlo bien hay que comunicarlo para que sirva de ejemplo”. “Las empresas que asumen la ética como algo desde dentro están mejor gestionadas, y son más fiables para las gentes que quieran acercarse a ellas. La actividad empresarial se convierte así en una actividad capaz de generar riqueza, sumándose rentabilidad y virtud”.
Precisamente esta idea ha sido destacada por Francisco Pons, Presidente de Importaco, que ha resaltado la importancia de extender estos principios “como una mancha de aceite”. Muestra de ello es el compromiso que Importaco acaba de obtener de todos sus proveedores de hacerse firmantes del Pacto Mundial antes de 2014. Una cuestión fundamental teniendo en cuenta que el 90% de las compras de Importaco se hacen a nivel internacional.
En la jornada se han presentando también los casos de Bancaja y Secopsa como empresas ya adheridas al Pacto Mundial, quienes han destacado por encima de todo que “es una herramienta de mejora continua, que permite la gestión del control del riesgo, mejora la reputación, y facilita el diálogo con los grupos de interés”.
En conclusión y en palabras de Adela Cortina, hemos dado un paso importante en la Comunidad Valenciana, pero “hay que seguir luchando por que se sumen más empresas a esta iniciativa. Hay que poner las ventajas de la globalización al servicio de nuestros valores y respetar la dignidad de las personas. Es tiempo de construir sobre roca y no sobre arena, poniendo las empresas, universidades, instituciones políticas, al servicio de las personas porque no tienen precio sino dignidad, y hacer un mundo que este a la altura de lo que se merecen”.
Stefano Zamagni habla sobre potenciar la ética empresarial a través del caritas in veritate
El profesor Zamagni, autor de numerosos libros y artículos de economía, es catedrático de Economía Política en la Universidad de Bolonia; profesor adjunto de Economía Internacional en la John Hopkins University, Bologna Center; profesor contratado de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Luigi Bocconi, de Milán, y miembro de Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Economía. Ha sido asesor del exprimer ministro Romano Prodi y consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz.
Zamagni comenzó su intervención con algunas consideraciones sobre la encíclica, la primera de la postmodernidad dedicada a la doctrina social de la Iglesia. A su juicio, el paso a la posmodernidad está marcado por dos fenómenos interdependientes: la globalización y la tercera revolución industrial, cuyo nacimiento simultáneo y paralelo ha acarreado no pocos problemas. En este contexto, el Papa Benedicto XVI quiso leer esta nueva era desde la óptica de la doctrina social de la Iglesia.
La encíclica recoge dos nuevos hechos característicos del período en que nos encontramos: la separación entre economía y ética y un individualismo axiológico. La separación del mundo de la economía del de la ética es un fenómeno a todas luces reciente, los economistas clásicos eran también pensadores, filósofos y politólogos. Hoy en día, dijo, los economistas no necesitan estudiar ética porque la economía es una ética en sí misma y esa segregación de los saberes, se observa en la misma configuración de las titulaciones y los planes de estudios en las universidades. Para Zamagni una implicación más de esta concepción es la amoralidad del mercado. El individualismo axiológico supone, explicó Zamagni, que cada cual es responsable de sí mismo y que los valores son los que uno mismo decide. De este principio se desprende, por ejemplo, la crisis de los colegios, escuelas y universidades contemporáneas, de las que se espera que instruyan, pero no que eduquen. «La educación está prohibida -aseguró-. Padres y profesores no deben educar, porque la educación se considera contraria a la libertad».
Extrae cinco consecuencias de estos dos hechos. La primera es la «financialización» de la economía: las finanzas se han convertido en auto-referentes, un fin en sí mismas. «La crisis de los últimos años es el ejemplo más importante de la «financialización» de la economía y las burbujas especulativas demuestran su peligrosidad», dijo el conferenciante. La segunda, la reducción de la tasa de innovación. «En las últimas décadas, el emprendimiento ha descendido», afirmó, y ésta no es una cuestión menor para el Papa, puesto que una de las palabras clave de Caritas in veritate es «emprendedor», que aparece 25 veces. Zamagni distinguió entre renta y beneficio, y comentó que el pontífice propone luchar contra la renta no productiva: «necesitamos más emprendedores», dice en la encíclica.
La deslegitimación del trabajo es la tercera de las consecuencias. «En los últimos años, solo los estúpidos trabajaban», lo verdaderamente atractivo, afirmó, era dedicarse a la especulación o las corruptelas. Esta pérdida de valor del trabajo es mala para la economía, pero es aún peor para la vida cristiana. «Dios creó el mundo, pero no lo completó y pide a los hombres que lo hagan con su trabajo»; por eso, «una cultura que deslegitima el trabajo va en contra del pensamiento cristiano».
En cuarto lugar, se observa que las empresas se han convertido en mercancías, y con ellas sus trabajadores. El planteamiento es que si la compañía es sólo un producto más, puedo deslocalizarlo sin tener en cuenta siquiera a los trabajadores, que no son mi problema. Afortunadamente, concedió, esta concepción no ha tenido éxito en Europa, en países con Francia, Italia o Alemania, pero sí en Reino Unido y, sobre todo, en Estados Unidos, donde es un desastre.
La última consecuencia de la separación entre ética y economía y del individualismo radical es la consagración del consumismo como estilo de vida. La Iglesia no está en contra del consumo, pero es peligroso cuando se convierte en un único fin. «Si identificamos nuestra personalidad con la compra de bienes, crecen nuestras posesiones, pero no nuestra felicidad», concluyó Zamagni. Para el profesor italiano, el homo oeconomicus es un maximizador de bienes pero siempre está triste.
Para lidiar con esta situación, en el texto de la encíclica se hacen varias propuestas, la más significativa de todas es la reintroducción en nuestra sociedad del principio de fraternidad, «un valor más fuerte que la solidaridad, puesto que esta puede ser anónima o impersonal». Para Zamagni, la fraternidad implica reconocimiento de la entrega, como una expresión de la caridad. «Ése es el mayor reto del emprendedor, reintroducir la fraternidad, aplicarla al trabajo». En otra de sus propuestas centrales, el Papa pide que se tome en serio el desarrollo integral de la persona, un desarrollo de sus ámbitos material, social y espiritual. «Las tres dimensiones deben actuar como factores de multiplicación, actuando en paralelo», considera el ponente. Benedicto XVI hace también un llamamiento a la responsabilidad social de la empresa, una expresión que se usa por vez primera en una encíclica. «Hoy el emprendedor, particularmente el cristiano, tiene el reto de aplicar la responsabilidad social en su actividad», agregó Zamagni, para quien el desarrollo material no debe venir de una disminución del social o el espiritual. Puso como ejemplo la política de conciliación entre la vida laboral y personal: «La filantropía no es suficiente, un empresario cristiano debe actuar consecuentemente y dar tiempo a sus trabajadores para educar a sus hijos» Al final, concluyó que lo importante es la productividad, que va ligada a la creatividad y mejora en un entorno humanizado.
Manuel Pimentel: “La empresa tiene que dar empleo, riqueza, transparencia, y ética”
Según Pimentel, que clausuraba ayer el XX Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación ÉTNOR, las empresas están empezando a adaptarse a la fuerza, la sociedad va más lenta. “Pero el sistema político está en un bloqueo anti evolutivo, incapaces de ponerse de acuerdo en nada. Y cuando esto sucede, o se avanza o se llega al colapso”.
Ante esta situación el ahora empresario afirmó que es un momento de responsabilidad colectiva y de crear marcos que permitan la actividad de las empresas. “En este entorno ahora más que nunca la empresa es necesaria. Sin empleo no hay sociedad justa, y sin empresas, no hay empleo. En España hay muchas menos empresas por habitante que en el resto de Europa, y necesitamos más empresas, más iniciativas”.
Sin embargo, la otra cara de la moneda ha de ser inevitablemente la ética. “Necesitamos un marco favorable a las empresas, pero no un liberalismo salvaje, y para eso son fundamentales las instituciones dedicadas al fomento de la ética, como ÉTNOR, porqué son las que tienen que crear el discurso“. “Hay que favorecer el recurso escaso, que es la creación de empleo. A cambio la empresa tiene que dar empleo, riqueza, transparencia, y ética. Tenemos que rearmarnos moralmente, re-moralizar las empresas, y combinar nuestra acción con el discurso”. “Apostar por ética en estos momentos en los que las empresas van a estar observadas con lupa es una decisión inteligente”.
Respecto a las medidas de ajuste adoptadas en Europa el ponente afirmó que “la austeridad es importante, pero lo más importante es la actividad”. Y calificó las políticas europeas de reducción del déficit como “medicina de caballo”, muy dolora, que o te cura o te mata, frente a la adoptada por EE.UU., que mantiene los estímulos fiscales y sigue endeudándose. ¿Qué es mejor? “Prefiero lo nuestro”, sentenció el ponente. “La lección que hemos de aprender es dolorosa y tiene un riesgo, porque los dos no podemos tener razón, pero a pesar del dolor prefiero el modelo europeo”.
En conclusión, para Pimentel “no hemos aprendido la lección, porque nos está costando entender que las cosas no van a volver a ser como antes nunca”. Pero tenemos un reto claro para el futuro que tiene que marcar los cambios: “volver a ser competitivos, inspirar confianza y hacer reformas que nos liberen del sobre castigamiento al que estamos sometidos”.
Dueño y esclavo de sus palabras
Laura Alegre, 18/03/11
Potenciar el tejido asociativo es clave para el desarrollo de la responsabilidad social
Para Moreno, empresas, organizaciones cívicas y ciudadanos se preocupan cada vez más por la RSE, aunque por razones diferentes. Los ciudadanos demandan instituciones más responsables porque empresas mejores generan sociedades mejores. Las Ong´s ven la RSE como fortalecedora de la economía y la sociedad, pero sobre todo como una exigencia de justicia. Por último, las empresas asumen la RSE fundamentalmente por cuatro razones: por convicciones éticas, por puro interés, por presión de organismos públicos internacionales como la ONU o la OCDE, y por presión social.
Moreno centro todo su discurso en esta última, y en la necesidad de vertebrar un tejido civil fuerte y desarrollar un movimiento asociativo potente, “porque es la clave para el desarrollo de la RSE en nuestro país”. “Si las organizaciones cívicas y los ciudadanos no exigimos empresas mejores, no las tendremos”.
Según una encuesta de Pricewaterhousecoopers, los altos directivos no sienten esa exigencia de la sociedad civil, y adoptan la RSE por toda una serie de presiones que van desde la reputación, las tendencias del sector o la demanda de accionistas y empleados, pero no de la sociedad.
“La situación en España del tejido asociativo es comparativamente débil frente a países del entorno”, “tenemos menos asociaciones y también menos voluntarios y socios; acudimos a ayudas puntuales ante emergencias, pero están descendiendo los apoyos estables y, sobre todo, la participación y el asociacionismo”. Para José Ángel Moreno “potenciar el tejido asociativo es una de las vías más potentes para potenciar la RSE”.
Para el experto “la relación entre empresas y organizaciones cívicas es compleja, pero positiva para ambos, y favorece claramente la responsabilidad social”. Una relación que se está intensificando en los últimos años desde las donaciones y colaboraciones hasta proyectos más ambiciosos y estables en el tiempo de asesoramiento a las empresas en cuestiones de RSE o relación con los grupos de interés, voluntariado corporativo, auditoria social y medioambiental externa, o el desarrollo de negocios inclusivos. “Incluso las relaciones más conflictivas son positivas, y las empresas emergen de esos conflictos siendo mejores empresas en todos los sentidos”. “Y una buena empresa, como afirmaba el Nobel de Economía, Amartya Sen, es sin duda un bien público”.
La Inversión Socialmente Responsable: luces y sombras
Stefano Zamagni: ¿Es posible compaginar la competitividad de la empresa con la felicidad?
El tema que voy a tratar, como muy bien ha anunciado la profesora Adela Cortina, es la relación entre la felicidad y la empresa, y el gobierno de las empresas. Actualmente es un tema bastante nuevo y estoy seguro de que en los próximos años se va a desarrollar más.
Voy a empezar con un fenómeno denominado en la literatura científica internacional la “paradoja de la felicidad”. En 1975 en Estados Unidos el economista Richard Easterlin ingenió una curva ya famosa en todo el mundo, después de mucho trabajo empírico, estadístico y econométrico: poniendo el ingreso per cápita en el eje horizontal, y un indicador de felicidad en el eje vertical. ¿Cómo se puede determinar un indicador de felicidad? Entre los parámetros objetivos de calidad de vida se tiene en cuenta el consumo de psicofármacos, la ruptura de matrimonios, suicidios, etc.; los parámetros subjetivos se basan en encuestas, preguntando a las personas acerca de su experiencia. Su equipo elaboró un algoritmo para sintetizar éstos parámetros, relacionando el indicador de felicidad con los ingresos per cápita. Lo que se obtiene es una curva creciente hasta que el nivel de ingresos per capita alcanza los 28.000 $ anuales, después la curva empieza a decrecer ligeramente, lo que significa que a partir de un determinado punto, con mayores ingresos per cápita va a disminuir la felicidad. Esto es hoy conocido como la “paradoja de la felicidad” (Paradoja, es una palabra griega y significa una cosa que maravilla, que uno no puede deshacer)
estudiar, etc. No sé si somos felices en los países del mundo occidental avanzado, pero en Estados Unidos hoy los ingresos per cápita están alrededor de 38.000 dólares, en Italia de los 29.000 euros.
Entonces hay que ver cómo se legitima socialmente un sistema económico extraordinariamente productivo, pero que no hace que las personas estén contentas y felices. Desde la filosofía es una cuestión importante, pero también lo es desde el punto de vista económico. Daniel Kahneman fue Premio Nobel de Economía por desarrollar esta paradoja y ya advirtió que el dinero es importante para nuestra felicidad, pero hay otras que también lo son. Existen tres interpretaciones en la literatura contemporánea de esta paradoja.
Lo que se llama el efecto “tapis roulant”2 o en inglés “treadmill”, en español sería “lo que ocurre siempre”, en el mismo círculo. Aplicado a la paradoja significa que fácilmente nos acostumbramos a un nivel de vida y cuando el ingreso aumenta no se aumenta la utilidad, como bien saben todos los economistas.
La segunda explicación está ligada a lo que se conoce como “efecto Debble”, original de un economista y sociólogo americano, muy ligado a la contribución de Hirsh, economista inglés que destacó por tener una visión muy interesante en el desarrollo de la teoría de los bienes posicionales. Para explicar la posicionalidad (la felicidad puede disminuir cuando los ingresos aumentan) Hirsh alude al problema de la “envidia social”: siempre vamos a envidiar a quienes están por arriba; queremos obtener siempre más no para cubrir nuestras necesidades, sino para posicionarnos en la escala social.
La tercera explicación, con la cual quiero contribuir junto con otros investigadores de diferentes partes del mundo, es lo que se llama la “felicidad relacionada”.