La Fundación Étnor lanza la Primera Convocatoria de Ayudas para realizar el Máster Interuniversitario en Ética y Democracia

La Fundación ÉTNOR de Castellón anuncia la Primera Convocatoria de Ayudas para la realización del Máster Oficial Interuniversitario en Ética y Democracia impartido por la Universitat Jaume I de Castelló y la Universitat de València, con el objetivo es apoyar e incentivar la formación en materia de ética y éticas aplicadas de titulados universitarios, que revertirá directa o indirectamente en la potenciación de una cultura ética de las organizaciones.

La Fundación ÉTNOR (ética de los negocios y de las organizaciones) es una organización sin ánimo de lucro que nace en 1991 con el fin de promover el reconocimiento, difusión y respeto de los valores éticos implícitos en la actividad económica y en la calidad de las organizaciones e instituciones públicas y privadas. Por este motivo, la Fundación ÉTNOR desde sus inicios ha estado potenciando los estudios de este Máster así como la aplicación de los avances en investigación en materia de Filosofía Moral y Política y de Ética Empresarial y de las Organizaciones.

El Máster Oficial Interuniversitario en Ética y Democracia está dirigido por Adela Cortina y Domingo García-Marzá, y proviene del programa de doctorado en «Ética y Democracia» que tiene reconocida la mención de calidad del Ministerio de Educación y Ciencia desde el año 2004. Su objetivo es la formación y capacitación interdisciplinar en los ámbitos de la ética y la filosofía política, y en especial ofrece conocimientos avanzados en Ética Empresarial y Teoría de la Democracia. La formación en estas áreas de conocimiento permite al alumnado adquirir las capacidades necesarias para acceder tras la finalización del Máster al programa doctorado en Ética y Democracia y realizar carrera investigadora mediante el desarrollo de su tesis doctoral.

Además, su investigación puntera en el ámbito de las éticas aplicadas y de la filosofía política ha permitido que sea reconocido desde el año 2003 como grupo de I+D+I de excelencia de la Generalitat Valenciana hasta el año 2014 con un programa de grupos de investigación de excelencia PROMETEO.

Enlaces de interés:
Convocatoria de ayudas [ver]
Folleto informativo del Máster [ver]
Plazos de inscripción al Máster [ver]

Ante la fuerte demanda, la UJI amplía el número de plazas para asistir al curso sobre Neurociencias

A falta de una semana y media para la realización del curso de verano Neurociencias: ¿Una nueva filosofía?, que tendrá lugar en el hotel El Palasiet de Benicàsim los días 20, 21 y 22 de julio de 2011, la Universitat Jaume I ha informado que están agotadas las plazas disponibles para asistir al curso y que actualmente existe una lista de espera para todas las nuevas solicitudes de matrícula que están llegando.

Sin embargo, los directores del curso, Domingo García-Marzá y Elsa González, han gestionado y acordado hoy con el hotel El Palasiet aumentar el aforo disponible de la sala donde tendrá lugar el curso para poder matricular a las personas que actualmente están en la lista de espera y para poder recoger las nuevas peticiones que vayan llegando durante últimos días. Así que las personas que deseen asistir al curso van a tener una segunda oportunidad para poder matricularse.

La matrícula puede hacerse efectiva o bien vía on-line a través de la web de la Universitat Jaume I [matricularse] o bien vía telefónica a través del número 964 729460 (preguntar por Fernando). Para las personas que no formen parte de la comunidad universitaria UJI se recomienda matricularse por teléfono, puesto que para hacerlo vía on-line hay que darse de alta como usuario y el proceso lleva más tiempo. Y para aquellas personas que actualmente están en lista de espera para acceder al curso, también se aconseja llamar al teléfono indicado y solicitar que sea atendida su petición de matrícula.

Para más información alrededor del curso, puede consultarse el díptico [ver].

“¿Cambiar el mundo desde el consumo?”: Nuevo dossier de economistas sin fronteras

José Ángel Moreno Izquierdo, 04/07/11

Economistas sin Fronteras acaba de publicar el número 2 de los Dossieres ESF: una publicación monográfica de carácter trimestral y formato electrónico que dedica su atención en este número al consumo responsable.

Con el título genérico de “¿Cambiar el mundo desde el consumo?”, tres expertos en esta problemática (Carmen Valor -editora del número-, Estela Díaz y Carlos Ballesteros) analizan distintas vertientes del consumo responsable en cuanto que elemento básico para una vida personal mejor, pero también como instrumento decisivo para impulsar prácticas empresariales y estructuras económicas más compatibles con la responsabilidad, la sostenibilidad y la justicia. El Dossier, en este sentido, pasa revista a las posibilidades de los individuos y de la sociedad civil para propiciar un consumo integralmente mejor, pero sopesa críticamente también la eficacia de las actuaciones en el ámbito del consumo para conseguir cambios significativos en las actuaciones empresariales. Algo que, como señala Carmen Valor en la presentación, conduce a una reflexión final en torno a los límites de la soberanía consumidora y a las condiciones necesarias para que esta soberanía pueda materializarse en la realidad. Condiciones, sin duda, sólo posibles plenamente en el contexto de un replanteamiento general del modelo actual de economía, de sociedad y de vida, pero en cuya incubación puede ser muy efectivo el cuestionamiento del estilo de consumo dominante.

Contenido del número:

– Presentación (Carmen Valor).
– Abanico de opciones para el ciudadano responsable (Estela Díaz).

– Limitaciones del consumo responsable para conseguir cambios en el mercado (Carmen
Valor).

– Soberanía consumidora. Más allá del consumo responsable (Carlos Ballesteros).

– El libro recomendado: Carlos Ballesteros, Tu compra es tu voto. Consumo responsable,
ecología y solidaridad (Carmen Valor).

-Para saber más: bibliografía, webs, revistas especializadas, guías y manuales de compra
responsable, sellos y certificaciones.

Puede verse y descargarse libremente el documento en la web de Economistas Sin Fronteras.

50 empresas y organizaciones valencianas se adhieren al Pacto Mundial gracias al impulso de Fundación ÉTNOR y AVE

“Es la primera vez en la historia del Pacto Mundial en España que se consigue en un solo esfuerzo una adhesión tan numerosa a esta iniciativa, y gracias a la Fundación ÉTNOR ha sido posible”. Con estas palabras Isabel Garro, Directora General de la Red Española del Pacto Mundial, inauguraba esta mañana la jornada “El compromiso ético de las empresas valencianas con el Pacto Mundial”, organizada por ÉTNOR con el apoyo de la Asociación Valenciana de Empresarios y Fundación Bancaja. Y no eran en vano las palabras de la Directora, pues en tan sólo unas semanas esta iniciativa ha pasado de 101 adhesiones a 151 en la Comunidad Valenciana.

En concreto han sido 50 las empresas y organizaciones que hoy y durante la jornada se han sumado a esta iniciativa y se han comprometido con el Pacto Mundial en la defensa de los Derechos Humanos, Laborales, Medio Ambiente y la Lucha Contra la Corrupción. Empresas como Mercadona, Consum, Cleop, Libertas 7, Baleària, Herbolario Navarro, Llanera; pymes como Inmerco Mk, AINFOR o Montaña Selección; empresas públicas como EMT; o asociaciones como Fevecta y AVE, son sólo algunas de las que hoy con este paso han avanzado en su compromiso con la ética en sus organizaciones.

Según Adela Cortina, “toda empresa tendría que sumarse, y a mayor poder mayor responsabilidad de hacerlo”. Pero esto no es sólo una cuestión de empresas privadas, sino que todos: “instituciones públicas, universidades, organizaciones empresariales y cívicas, deben dar este paso y comprometerse con los diez principios impulsados por Naciones Unidas”.

Para Cortina, Directora de ÉTNOR y Catedrática de Ética Empresarial, el Pacto Mundial significa más allá del compromiso, “ponernos de acuerdo en unas buenas prácticas que todo el mundo empresarial debería acordar, y ponerse de acuerdo también en difundir esas buenas prácticas para generar buenas empresas, que son para las sociedades un bien público, contagiando del buen hacer al resto de la sociedad”.

En su intervención Cortina ha destacado que este compromiso debe insertarse en la estrategia de la empresa, formar parte de su forma de ser y de hacer, y “además de hacerlo bien hay que comunicarlo para que sirva de ejemplo”. “Las empresas que asumen la ética como algo desde dentro están mejor gestionadas, y son más fiables para las gentes que quieran acercarse a ellas. La actividad empresarial se convierte así en una actividad capaz de generar riqueza, sumándose rentabilidad y virtud”.

Precisamente esta idea ha sido destacada por Francisco Pons, Presidente de Importaco, que ha resaltado la importancia de extender estos principios “como una mancha de aceite”. Muestra de ello es el compromiso que Importaco acaba de obtener de todos sus proveedores de hacerse firmantes del Pacto Mundial antes de 2014. Una cuestión fundamental teniendo en cuenta que el 90% de las compras de Importaco se hacen a nivel internacional.

En la jornada se han presentando también los casos de Bancaja y Secopsa como empresas ya adheridas al Pacto Mundial, quienes han destacado por encima de todo que “es una herramienta de mejora continua, que permite la gestión del control del riesgo, mejora la reputación, y facilita el diálogo con los grupos de interés”.

En conclusión y en palabras de Adela Cortina, hemos dado un paso importante en la Comunidad Valenciana, pero “hay que seguir luchando por que se sumen más empresas a esta iniciativa. Hay que poner las ventajas de la globalización al servicio de nuestros valores y respetar la dignidad de las personas. Es tiempo de construir sobre roca y no sobre arena, poniendo las empresas, universidades, instituciones políticas, al servicio de las personas porque no tienen precio sino dignidad, y hacer un mundo que este a la altura de lo que se merecen”.

Stefano Zamagni habla sobre potenciar la ética empresarial a través del caritas in veritate

El profesor Stefano Zamagni regresó de nuevo a España para impartir la conferencia Caritas in veritate, a timely message to revitalize business ethics en la UPCO, donde expresó su convencimiento de que el mensaje implicito en la encíclica baticana puede ayudar a potenciar y desarrollar la ética empresarial.

El profesor Zamagni, autor de numerosos libros y artículos de economía, es catedrático de Economía Política en la Universidad de Bolonia; profesor adjunto de Economía Internacional en la John Hopkins University, Bologna Center; profesor contratado de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Luigi Bocconi, de Milán, y miembro de Comité Ejecutivo de la Asociación Internacional de Economía. Ha sido asesor del exprimer ministro Romano Prodi y consultor del Pontificio Consejo Justicia y Paz.

Zamagni comenzó su intervención con algunas consideraciones sobre la encíclica, la primera de la postmodernidad dedicada a la doctrina social de la Iglesia. A su juicio, el paso a la posmodernidad está marcado por dos fenómenos interdependientes: la globalización y la tercera revolución industrial, cuyo nacimiento simultáneo y paralelo ha acarreado no pocos problemas. En este contexto, el Papa Benedicto XVI quiso leer esta nueva era desde la óptica de la doctrina social de la Iglesia.

La encíclica recoge dos nuevos hechos característicos del período en que nos encontramos: la separación entre economía y ética y un individualismo axiológico. La separación del mundo de la economía del de la ética es un fenómeno a todas luces reciente, los economistas clásicos eran también pensadores, filósofos y politólogos. Hoy en día, dijo, los economistas no necesitan estudiar ética porque la economía es una ética en sí misma y esa segregación de los saberes, se observa en la misma configuración de las titulaciones y los planes de estudios en las universidades. Para Zamagni una implicación más de esta concepción es la amoralidad del mercado. El individualismo axiológico supone, explicó Zamagni, que cada cual es responsable de sí mismo y que los valores son los que uno mismo decide. De este principio se desprende, por ejemplo, la crisis de los colegios, escuelas y universidades contemporáneas, de las que se espera que instruyan, pero no que eduquen. «La educación está prohibida -aseguró-. Padres y profesores no deben educar, porque la educación se considera contraria a la libertad».

Extrae cinco consecuencias de estos dos hechos. La primera es la «financialización» de la economía: las finanzas se han convertido en auto-referentes, un fin en sí mismas. «La crisis de los últimos años es el ejemplo más importante de la «financialización» de la economía y las burbujas especulativas demuestran su peligrosidad», dijo el conferenciante. La segunda, la reducción de la tasa de innovación. «En las últimas décadas, el emprendimiento ha descendido», afirmó, y ésta no es una cuestión menor para el Papa, puesto que una de las palabras clave de Caritas in veritate es «emprendedor», que aparece 25 veces. Zamagni distinguió entre renta y beneficio, y comentó que el pontífice propone luchar contra la renta no productiva: «necesitamos más emprendedores», dice en la encíclica.

La deslegitimación del trabajo es la tercera de las consecuencias. «En los últimos años, solo los estúpidos trabajaban», lo verdaderamente atractivo, afirmó, era dedicarse a la especulación o las corruptelas. Esta pérdida de valor del trabajo es mala para la economía, pero es aún peor para la vida cristiana. «Dios creó el mundo, pero no lo completó y pide a los hombres que lo hagan con su trabajo»; por eso, «una cultura que deslegitima el trabajo va en contra del pensamiento cristiano».

En cuarto lugar, se observa que las empresas se han convertido en mercancías, y con ellas sus trabajadores. El planteamiento es que si la compañía es sólo un producto más, puedo deslocalizarlo sin tener en cuenta siquiera a los trabajadores, que no son mi problema. Afortunadamente, concedió, esta concepción no ha tenido éxito en Europa, en países con Francia, Italia o Alemania, pero sí en Reino Unido y, sobre todo, en Estados Unidos, donde es un desastre.

La última consecuencia de la separación entre ética y economía y del individualismo radical es la consagración del consumismo como estilo de vida. La Iglesia no está en contra del consumo, pero es peligroso cuando se convierte en un único fin. «Si identificamos nuestra personalidad con la compra de bienes, crecen nuestras posesiones, pero no nuestra felicidad», concluyó Zamagni. Para el profesor italiano, el homo oeconomicus es un maximizador de bienes pero siempre está triste.

Para lidiar con esta situación, en el texto de la encíclica se hacen varias propuestas, la más significativa de todas es la reintroducción en nuestra sociedad del principio de fraternidad, «un valor más fuerte que la solidaridad, puesto que esta puede ser anónima o impersonal». Para Zamagni, la fraternidad implica reconocimiento de la entrega, como una expresión de la caridad. «Ése es el mayor reto del emprendedor, reintroducir la fraternidad, aplicarla al trabajo». En otra de sus propuestas centrales, el Papa pide que se tome en serio el desarrollo integral de la persona, un desarrollo de sus ámbitos material, social y espiritual. «Las tres dimensiones deben actuar como factores de multiplicación, actuando en paralelo», considera el ponente. Benedicto XVI hace también un llamamiento a la responsabilidad social de la empresa, una expresión que se usa por vez primera en una encíclica. «Hoy el emprendedor, particularmente el cristiano, tiene el reto de aplicar la responsabilidad social en su actividad», agregó Zamagni, para quien el desarrollo material no debe venir de una disminución del social o el espiritual. Puso como ejemplo la política de conciliación entre la vida laboral y personal: «La filantropía no es suficiente, un empresario cristiano debe actuar consecuentemente y dar tiempo a sus trabajadores para educar a sus hijos» Al final, concluyó que lo importante es la productividad, que va ligada a la creatividad y mejora en un entorno humanizado.

Manuel Pimentel: “La empresa tiene que dar empleo, riqueza, transparencia, y ética”

Carmen Martí, 15/06/10
Hace más de 150 años Darwin afirmaba sobre el sistema evolutivo “sólo los mejor adaptados sobreviven”. Para Manuel Pimentel, ex Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, esta teoría encaja perfectamente con la realidad de las empresas en la actualidad. “Nos ha cambiado el ecosistema y sólo hay dos alternativas: adaptarse o morir”.

Según Pimentel, que clausuraba ayer el XX Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación ÉTNOR, las empresas están empezando a adaptarse a la fuerza, la sociedad va más lenta. “Pero el sistema político está en un bloqueo anti evolutivo, incapaces de ponerse de acuerdo en nada. Y cuando esto sucede, o se avanza o se llega al colapso”.

Ante esta situación el ahora empresario afirmó que es un momento de responsabilidad colectiva y de crear marcos que permitan la actividad de las empresas. “En este entorno ahora más que nunca la empresa es necesaria. Sin empleo no hay sociedad justa, y sin empresas, no hay empleo. En España hay muchas menos empresas por habitante que en el resto de Europa, y necesitamos más empresas, más iniciativas”.

Sin embargo, la otra cara de la moneda ha de ser inevitablemente la ética. “Necesitamos un marco favorable a las empresas, pero no un liberalismo salvaje, y para eso son fundamentales las instituciones dedicadas al fomento de la ética, como ÉTNOR, porqué son las que tienen que crear el discurso“. “Hay que favorecer el recurso escaso, que es la creación de empleo. A cambio la empresa tiene que dar empleo, riqueza, transparencia, y ética. Tenemos que rearmarnos moralmente, re-moralizar las empresas, y combinar nuestra acción con el discurso”. “Apostar por ética en estos momentos en los que las empresas van a estar observadas con lupa es una decisión inteligente”.

Respecto a las medidas de ajuste adoptadas en Europa el ponente afirmó que “la austeridad es importante, pero lo más importante es la actividad”. Y calificó las políticas europeas de reducción del déficit como “medicina de caballo”, muy dolora, que o te cura o te mata, frente a la adoptada por EE.UU., que mantiene los estímulos fiscales y sigue endeudándose. ¿Qué es mejor? “Prefiero lo nuestro”, sentenció el ponente. “La lección que hemos de aprender es dolorosa y tiene un riesgo, porque los dos no podemos tener razón, pero a pesar del dolor prefiero el modelo europeo”.

En conclusión, para Pimentel “no hemos aprendido la lección, porque nos está costando entender que las cosas no van a volver a ser como antes nunca”. Pero tenemos un reto claro para el futuro que tiene que marcar los cambios: “volver a ser competitivos, inspirar confianza y hacer reformas que nos liberen del sobre castigamiento al que estamos sometidos”.

Dueño y esclavo de sus palabras

Laura Alegre, 18/03/11

De la misma forma que, con el paso del tiempo, los fundamentos normativos existentes para determinar qué es moral y que no (lo que nos proporciona felicidad, lo que nos dicte la razón, lo que “diga” Dios,…) han ido transformándose, lo mismo ha ocurrido con determinadas tendencias de pensamiento, es decir: las consecuencias de expresar opiniones racistas hoy en día no son comparables si nos trasladamos, por ejemplo, a EE.UU. durante la época de la esclavitud.
Este cambio es fácilmente comprobable al ver el revuelo mediático que se ha formado dentro y fuera del mundo de la moda, tras hacerse público un vídeo en el que John Galliano lanza insultos antisemitas a una pareja y proclama su admiración por Hitler en un café de París. Por supuesto, la firma Dior para la que trabaja el diseñador ha tomado medidas, despidiéndolo de inmediato hasta que se aclare lo sucedido.
Sin embargo, en mi opinión es bastante improbable que nadie dentro de Dior tuviera constancia de las deleznables opiniones de Galliano, y más aún cuando éste las “comparte” con dos desconocidas sin ningún tipo de reparo. Lo que me lleva a plantearme una cuestión: ¿Cuás es el verdadero problema? ¿Qué Galliano piense de esa forma o que la opinión pública se haya enterado? La moralidad no está enmarcada únicamente en el ámbito público, sino que debe regir también nuestro comportamiento privado; por tanto, aunque nadie se hubiera enterado nunca, las opiniones de J.G. seguirían estando fuera de lo que consideramos moral. Es evidente que la casa Dior ha intentado desmarcarse de la actitud del modisto y que ambos se han defendido mediante el uso de un discurso pragmático, es decir, con fines estratégicos. Dior sabe que las ventas pueden peligrar después del batacazo de su diseñador estrella, así que han declarado que existe dentro de la empresa una política de tolerancia cero hacia comportamientos antisemitas.

Por otra parte tenemos al propio Galliano que, al parecer, sólo ha pedido disculpas porque “hoy en día el racismo y el antisemitismo están mal vistos”, por lo tanto, no se retracta. Otro aspecto interesante es la recurrente excusa utilizada en infinidad de ocasiones que hace referencia a las copas de más que llevaba encima l’ enfant terrible de las pasarelas. No creo que nadie pueda hacer semejantes declaraciones si en el fondo no las piensa. Ahora, por supuesto, toca el ingreso en una clínica de desintoxicación: estrategia muy útil entre los famosos para propiciar un lavado de imagen, “expiar” sus pecados y salir como nuevo. Quizá lo que necesitaría el modisto es una cura de desintoxicación, pero mental.

Las reacciones posteriores las podemos englobar en lo declarado por Karl Lagerfeld, que está “furioso” por la mala imagen que J.G. ha ofrecido del mundo de la moda. En esto discrepo con Lagerfeld, en absoluto me parece que las desafortunadas declaraciones de un solo diseñador signifiquen que todo el mundo de la moda piensa lo mismo. Cada cual debe responder por sí mismo y se representa a sí mismo cuando habla.
Por último, y enlazando con lo expuesto al principio, resulta reconfortante saber que hoy en día este tipo de comportamientos son recibidos con rechazo por gran parte de la sociedad. Espero que poco a poco, hagamos extensible este rechazo no sólo a conductas racistas, sino también homófobas, machistas,…. Para así demostrar que la evolución de lo moral va por el buen camino.

Potenciar el tejido asociativo es clave para el desarrollo de la responsabilidad social

Carmen Martí, 10/03/11
“Sólo desde la corresponsabilidad y desde el interés de la sociedad de dotarse de empresas y organizaciones mejores la RSE avanzará como esperamos”. Así lo manifestó ayer José Ángel Moreno, Secretario de Economistas sin Fronteras, quien analizó la necesaria “interacción fecunda” entre empresas y organizaciones cívicas para la RSE en el Seminario de la Fundación ÉTNOR.

Para Moreno, empresas, organizaciones cívicas y ciudadanos se preocupan cada vez más por la RSE, aunque por razones diferentes. Los ciudadanos demandan instituciones más responsables porque empresas mejores generan sociedades mejores. Las Ong´s ven la RSE como fortalecedora de la economía y la sociedad, pero sobre todo como una exigencia de justicia. Por último, las empresas asumen la RSE fundamentalmente por cuatro razones: por convicciones éticas, por puro interés, por presión de organismos públicos internacionales como la ONU o la OCDE, y por presión social.

Moreno centro todo su discurso en esta última, y en la necesidad de vertebrar un tejido civil fuerte y desarrollar un movimiento asociativo potente, “porque es la clave para el desarrollo de la RSE en nuestro país”. “Si las organizaciones cívicas y los ciudadanos no exigimos empresas mejores, no las tendremos”.

Según una encuesta de Pricewaterhousecoopers, los altos directivos no sienten esa exigencia de la sociedad civil, y adoptan la RSE por toda una serie de presiones que van desde la reputación, las tendencias del sector o la demanda de accionistas y empleados, pero no de la sociedad.

“La situación en España del tejido asociativo es comparativamente débil frente a países del entorno”, “tenemos menos asociaciones y también menos voluntarios y socios; acudimos a ayudas puntuales ante emergencias, pero están descendiendo los apoyos estables y, sobre todo, la participación y el asociacionismo”. Para José Ángel Moreno “potenciar el tejido asociativo es una de las vías más potentes para potenciar la RSE”.

Para el experto “la relación entre empresas y organizaciones cívicas es compleja, pero positiva para ambos, y favorece claramente la responsabilidad social”. Una relación que se está intensificando en los últimos años desde las donaciones y colaboraciones hasta proyectos más ambiciosos y estables en el tiempo de asesoramiento a las empresas en cuestiones de RSE o relación con los grupos de interés, voluntariado corporativo, auditoria social y medioambiental externa, o el desarrollo de negocios inclusivos. “Incluso las relaciones más conflictivas son positivas, y las empresas emergen de esos conflictos siendo mejores empresas en todos los sentidos”. “Y una buena empresa, como afirmaba el Nobel de Economía, Amartya Sen, es sin duda un bien público”.

La Inversión Socialmente Responsable: luces y sombras

No parece que se pueda dudar ya de la importancia de lo que se ha dado en llamar “inversión ética” o, más generalizadamente, “inversión socialmente responsable” (ISR): la incorporación de criterios éticos en las decisiones de inversión, de forma tal que, aparte de la siempre necesaria rentabilidad, se invierta en aquellas actividades o entidades que resulten coherentes con los principios morales del inversor y que generen una cierta utilidad general para la sociedad (o, al menos, que no provoquen impacto negativo).
Un fenómeno que, con su expansión, ha ido ganando en sutileza, transcendiendo la inicial focalización en “criterios excluyentes” para utilizar crecientemente criterios positivos. En la actualidad, ya no se trata sólo de excluir empresas con malas prácticas, sino de orientar la inversión hacia empresas que, además de ser rentables, evidencien buenas prácticas en términos de responsabilidad social (RSE).
Algo de indudable importancia para la propia RSE: porque las empresas no seleccionadas según estos criterios se quedan fuera del universo inversor de quienes así quieren invertir. Y quienes así quieren hacerlo son cada vez más: tanto particulares como, sobre todo, instituciones de inversión colectiva (fondos de inversión y de pensiones), que mueven ya cifras realmente impresionantes.
Y es una importancia que no ha hecho sino despuntar, porque la ISR puede extenderse incomparablemente más. En la medida en que se observa que la rentabilidad de la ISR no es inferior a la de la inversión convencional y que, en cambio, presenta ventajas diferenciales a medio plazo, se empieza a constatar que se trata de una metodología de análisis de gran utilidad aún para quien no tiene especiales preocupaciones éticas: precisamente porque la buena calificación en RSE puede ser un indicador relevante de una mejor gestión general. Con lo que se podría estar iniciando un proceso por el que la ISR pase de ser un simple estilo de inversión “de nicho” (de inversores concienciados) a convertirse en una metodología extremadamente útil para la inversión convencional. Lo que supondría un crucial salto cualitativo en la importancia de la RSE.
Todo, sin duda, extraordinariamente positivo. Sin embargo, no deja de haber sombras en el proceso. Al margen de muchos otros problemas, querría referirme a algo que afecta a muchos fondos de inversión y de pensiones oficialmente “responsables”: que en no pocos casos tienen una muy insuficiente transparencia y que sus criterios de selección son muy cuestionables, incluyendo frecuentemente empresas con prácticas altamente discutibles.
Por eso empieza a ser urgente la evaluación de los fondos “responsables”: para conocer no sólo su calidad técnica, sino sobre todo la calidad de su responsabilidad social; y para poder diferenciar entre fondos fiables, que orientan la inversión hacia actividades y empresas realmente responsables, y fondos que se limitan (sin conseguir muchas veces) a tratar de evitar en su selección a empresas clamorosamente irresponsables (para que la reputación del fondo no sufra), pero sin selecciones suficientemente rigurosas; e incluso fondos (no pocos) que se mantienen por las entidades financieras como puros elementos de supuesta imagen, sin ninguna voluntad de comercialización.
Sólo así se evitaría que las empresas seleccionadas por muchos fondos “responsables” no parezcan sustancialmente semejantes a las restantes de los mercados bursátiles. Un viaje para el que no hacían falta alforjas tan sofisticadas. Y que pone en cuestión a todo el fenómeno de la ISR.
Es verdad que a quienes eso preocupa son un segmento minoritario en un mercado que está creciendo tan intensamente. Y que es muy importante ese crecimiento y la superación de los mercados de nicho. Pero no debería olvidarse que sin esos nichos, sin inversores concienciados y críticos, la ISR no existiría ni tendría el atractivo moral que está en la base de su crecimiento. Y que si esa tensión se pierde, la ISR se convertirá en una simple metodología para reducir los riesgos de la inversión.
Por cierto: una evaluación como la comentada está siendo realizada por Economistas sin Fronteras para los fondos comercializados en España. A ver qué resulta.
Artículo Originalmente publicado en el Periódico Mediterráneo el 30/01/11

Stefano Zamagni: ¿Es posible compaginar la competitividad de la empresa con la felicidad?

[Seminario ofrecido en la Fundación Étnor]
Tuve la oportunidad de conocer a la profesora Adela Cortina en Buenos Aires hace unos meses y fue un descubrimiento para mí importante el comprobar que teníamos intereses académicos, científicos e intelectuales en común. Quisiera, por tanto, en primer lugar agradecer a Adela Cortina y a D. Emilio Tortosa la invitación recibida por parte de la Fundación ÉTNOR para estar hoy con ustedes, y así también conocer mejor esta comunidad autónoma y su cultura.

El tema que voy a tratar, como muy bien ha anunciado la profesora Adela Cortina, es la relación entre la felicidad y la empresa, y el gobierno de las empresas. Actualmente es un tema bastante nuevo y estoy seguro de que en los próximos años se va a desarrollar más.

1. La paradoja de la felicidad
Voy a empezar con un fenómeno denominado en la literatura científica internacional la “paradoja de la felicidad”. En 1975 en Estados Unidos el economista Richard Easterlin ingenió una curva ya famosa en todo el mundo, después de mucho trabajo empírico, estadístico y econométrico: poniendo el ingreso per cápita en el eje horizontal, y un indicador de felicidad en el eje vertical. ¿Cómo se puede determinar un indicador de felicidad? Entre los parámetros objetivos de calidad de vida se tiene en cuenta el consumo de psicofármacos, la ruptura de matrimonios, suicidios, etc.; los parámetros subjetivos se basan en encuestas, preguntando a las personas acerca de su experiencia. Su equipo elaboró un algoritmo para sintetizar éstos parámetros, relacionando el indicador de felicidad con los ingresos per cápita. Lo que se obtiene es una curva creciente hasta que el nivel de ingresos per capita alcanza los 28.000 $ anuales, después la curva empieza a decrecer ligeramente, lo que significa que a partir de un determinado punto, con mayores ingresos per cápita va a disminuir la felicidad. Esto es hoy conocido como la “paradoja de la felicidad” (Paradoja, es una palabra griega y significa una cosa que maravilla, que uno no puede deshacer)
¿Es posible compaginar la competitividad de la empresa con la felicidad? A los economistas nos han enseñado que la riqueza, los ingresos, son en buena medida factores de aumento de la felicidad. Es verdad, pero hasta el vértice de la curva del Cuadro 1. Los países pobres están en la parte izquierda de la curva, su infelicidad radica en la falta de dinero suficiente para comer, para
estudiar, etc. No sé si somos felices en los países del mundo occidental avanzado, pero en Estados Unidos hoy los ingresos per cápita están alrededor de 38.000 dólares, en Italia de los 29.000 euros.
La paradoja de Easterlin no despertó gran interés en 1975, a pesar de ser una cosa curiosa. Sin embargo, hoy es un problema preocupante de orden filosófico, si nos planteamos cuál es la legitimidad política, social y cultural de un sistema económico que es muy tajante en producir ingresos, servicios y cosas, pero a costa de ir disminuyendo la felicidad media.
El 2005 en la Unión Europea de los quince se suicidaron 62.000 personas. ¿Qué significa esta cifra y quiénes son los que se matan? No son en general los pobres, porque éstos mantienen la esperanza de futuro; los que se suicidan son quienes tienen más poder adquisitivo y todas las cosas que desean, pero carecen del sentido de la vida. Este dato es preocupante porque va en aumento anual y ya es superior al número de personas que mueren en accidentes de trabajo. Los políticos y gobiernos tienen medidas para impedir este tipo de accidentes, y eso es bueno, pero el número de los que se suicidan es todavía superior.
2. Legitimación del sistema e interpretaciones de la paradoja
Entonces hay que ver cómo se legitima socialmente un sistema económico extraordinariamente productivo, pero que no hace que las personas estén contentas y felices. Desde la filosofía es una cuestión importante, pero también lo es desde el punto de vista económico. Daniel Kahneman fue Premio Nobel de Economía por desarrollar esta paradoja y ya advirtió que el dinero es importante para nuestra felicidad, pero hay otras que también lo son. Existen tres interpretaciones en la literatura contemporánea de esta paradoja.
a) Daniel Kahneman
Lo que se llama el efecto “tapis roulant”2 o en inglés “treadmill”, en español sería “lo que ocurre siempre”, en el mismo círculo. Aplicado a la paradoja significa que fácilmente nos acostumbramos a un nivel de vida y cuando el ingreso aumenta no se aumenta la utilidad, como bien saben todos los economistas.
b) El efecto Debble
La segunda explicación está ligada a lo que se conoce como “efecto Debble”, original de un economista y sociólogo americano, muy ligado a la contribución de Hirsh, economista inglés que destacó por tener una visión muy interesante en el desarrollo de la teoría de los bienes posicionales. Para explicar la posicionalidad (la felicidad puede disminuir cuando los ingresos aumentan) Hirsh alude al problema de la “envidia social”: siempre vamos a envidiar a quienes están por arriba; queremos obtener siempre más no para cubrir nuestras necesidades, sino para posicionarnos en la escala social.
c) La “felicidad relacionada”
La tercera explicación, con la cual quiero contribuir junto con otros investigadores de diferentes partes del mundo, es lo que se llama la “felicidad relacionada”.
Puedes seguir leyendo este post en el libro del XVI Seminario de Ética Económica y Empresarial de la Fundación Étnor, pp. 61 – 74 [ver]